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 domingo, 06 de febrero de 2005  
La Municipalidad calculó una concurrencia de 100 mil personas
Los carnavales arrancaron con todo
Brillo y color a ritmo de comparsa en el sambódromo de seis cuadras del parque Independencia

Laura Vilche / La Capital

Desbordó el Carnaval en Rosario. Después de 30 años, volvieron el brillo, el ritmo y las comparsas al parque Independencia, el lugar donde se enclava el sambódromo de seis cuadras que fue rodeado anoche, en su primera edición, por 100 mil personas, según lo aseguró el director de la Guardia Urbana Municipal (GUM), Marcos Escajadillo. Familias enteras se acercaron desde distintos puntos del sur de la provincia a ver la primera de las 41 comparsas (de Entre Ríos, Corrientes y locales) que desfilarán cada sábado de febrero y hasta el 5 de marzo por la fiesta del Rey Momo. La entrerriana Marí Marí dio el puntapié inicial: 100 bailarines en escena se lucieron por su ritmo y sus coloridos trajes.

También desplegó su repertorio el cantante tropical santafesino Ezequiel Romero. La gente fue hasta disfrazada con el firme propósito de celebrar y divertirse hasta la madrugada y lo logró. Eso sí, nadie se salvó de la salir bañado con espuma. Ni el propio intendente Miguel Lifschitz, quien llegó poco antes de la medianoche cuando la fiesta se vivía con alegría y en paz.

Si el bulevar brilla siempre con las Aguas Danzantes, anoche sin dudas el lugar llegó al paroxismo. Las calles lucieron guirnaldas y luces alusivas a la corona del Rey Momo, la música no dejó de sonar, hubo fuegos artificiales, el aroma a choripanes se hizo irresistible y la gente caminó sin cesar, desde Cochabamba a 27 de Febrero. Sólo en un sector donde se ubicaron gradas y sillas (para ocupar esos lugares hay que pagar 2 y 5 pesos respectivamente) se sentaron 1.800 personas, quienes llegaron una hora antes para pescar los mejores lugares.

Es que había mucho para ver: zancudos que lanzan fuego por la boca, la banda municipal, las comparsas locales y la entrerriana, con mujeres de trajes diminutos, que dejaron sin aliento al público masculino, y bailarines que a todo ritmo sedujeron a la platea femenina.

También hubo diversión completa para los más chicos, que no se cansaron de agitar sus aerosoles de espuma, el cotillón vedete de la noche (500 centímetros cúbicos por 3 pesos). Además hay juegos que ponen a prueba la puntería: 4 tiros por 1 peso y los ganadores tienen premios.

Varios puestos de comida al paso se reparten por el lugar. Choripanes, gaseosas y hamburguesas por 2,50 pesos y cerveza de litro por 4,50 pesos.

La Municipalidad de Rosario, a través de la Secretaría de Cultura, organizó un menú de carnaval variado, con entrada libre y gratuita. Los viernes y domingos la fiesta es en los distritos, y los sábados en bulevar Oroño.

El escenario central del corso se levanta sobre Cochabamba, allí está ubicada una de las entradas principales, la otra está por 27 de Febrero. A la altura de Dante Alighieri (Oroño y el hipódromo) se ubicaron tres carpas folclóricas. Allí hay peña y se vende una parrillada muy completa, para dos, por 26 pesos.

La seguridad no se descuidó. Hubo 60 efectivos de la policía patrullando y un número similar de agentes de la GUM, además de inspectores de las reparticiones de Tránsito y Control Urbano. Tampoco se dejó de lado la higiene: hay contenedores y 20 baños químicos.

Anoche, a dos horas de comenzada la fiesta, la gente no dejaba de ingresar al predio. La familia Lastra, de Rosario -matrimonio, abuela y dos niñas vestidas de odaliscas- definió a la noche como de "alegría". Y lo mismo expresaron los integrantes de las familias amigas Almirón y Maggione, unos de Zavalla y otros de la ciudad: "Esto es fantástico, nadie debería perdérselo", dijeron.


Historia del Rey Momo
"¿Quién es el Rey Momo, mamá?". La pregunta la disparó Carla, de 5 años, y su madre levantó los hombros y sólo atinó a contestarle: "No tengo idea".

El "rey de la máscara" tal como lo conocen algunos, es símbolo divino de esta fiesta pagana (carnaval viene del latín, carnem levare, levantar o suspender la carne al menos por cinco días). La imagen del Rey Momo decora el carnaval desde tiempos ancestrales en todo el mundo. Cuenta la leyenda que Momo, hijo del sueño y de la noche, presidía las fiestas de los locos, que se celebraban en aldeas y pueblos. Es la divinidad de la burla, amo de la sátira hiriente, del sarcasmo cruel y de la más despiadada ironía. Se convirtió en el presunto protector de todos aquellos que se entregaban al jolgorio y a los excesos. Fue el dios predilecto de las pequeñas cortes feudales y era presentado con características propias del bufón: gorro con cascabeles, cetro y máscaras. Se dice que el sábado anterior al carnaval, Momo sepulta el mal humor y al día siguiente desaparece de la festividad enmascarado y arrojando venenosas palabras.


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Con espuma de pies a cabeza. Así festejaron chicos y grandes en la primera edición del Carnaval 2005 en el parque.

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