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 domingo, 06 de junio de 2004

Juego de intrigas. Kirchner criticó la decisión judicial de llamarlo a declarar
El gobierno continúa en pie de guerra
Según Alberto Fernández, hay "desestabilizadores" que pretenden regresar "a la Argentina de la corrupción"

El gobierno nacional renovó ayer su embestida contra los políticos y economistas que acusa de pretender retornar a la "Argentina de la corrupción" y arremetió contra la decisión judicial de pedir pruebas al presidente Néstor Kirchner por sus denuncias relacionadas con presuntos intentos de desestabilización.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el ministro del Interior, Aníbal Fernández, y el subsecretario de la Presidencia, Carlos Kunkel, insistieron con la estrategia oficial de lanzar un manto de sospecha contra quienes presumen que intentan "inviabilizar" los cambios motorizados por el Ejecutivo.

En ese sentido, volvieron a apuntar contra algunos de los mencionados ayer por el presidente Néstor Kirchner: los líderes de Recrear, Ricardo López Murphy, y de Compromiso para el Cambio, Mauricio Macri, y economistas neoliberales como Juan Luis Bour, Jorge Avila y José Luis Espert.

El ex vicepresidente Carlos Chacho Alvarez aclaró ayer que no suscribe ninguna supuesta teoría conspirativa, pero admitió que "siempre hay sectores que quieren que los gobiernos fracasen, porque les conviene a sus intereses".

Tal como lo hizo anteayer el primer mandatario, quien calificó de "lamentable" la apertura de la investigación y acusó al fiscal Carlos Stornelli de "judicializar las ideas", el ministro del Interior coincidió con esta visión.

"Esto es judicializar la política", reaccionó Fernández, al apuntar contra la determinación del juez Juan José Galeano de ordenar la declaración testimonial del jefe del Estado a fin de que reporte si tiene indicios sobre la presunta puesta en marcha de un plan para desestabilizar el gobierno.

Los funcionarios volvieron a aclarar que la administración kirchnerista jamás habló de complot ni de conspiración.

"Creemos que un complot supone ya acciones concretas de ruptura institucional, y eso no lo hemos verificado", se encargó de señalar Alberto Fernández.

El jefe de Gabinete remarcó que lo que hizo el gobierno fue advertir a la gente que una serie de hechos ocurridos "en los últimos días" dejaban "al descubierto acciones, actitudes, expresiones" que remiten a la "Argentina de la corrupción" que la sociedad quiere dejar atrás.

Fernández repitió que "el atentado" en la estación de trenes en Constitución y la "ola de asaltos" de esta semana estuvieron encaminados a "dejar mensajes" y "socavar la tranquilidad pública".

Luego, en sintonía con el primer mandatario, el ministro cuestionó directamente a Daniel Artana, economista de la fundación Fiel y ex funcionario de la Alianza, a quien vinculó con "estudios presentados a bancos de inversión en la Argentina" en los que habría aconsejado no invertir en el país al pronosticar una "situación económica endeble".

"Estoy cansado de hablar con periodistas que me cuentan que muchos de estos personajes andan diciendo a cuanto banco de inversión que existe en Argentina que la situación en Argentina es endeble, que se duda que el gobierno pueda terminar su mandato".

Su par de Gabinete, Aníbal Fernández, confirmó que un grupo de consultores argentinos dijeron al banco de inversión Merril Lynch que se estimaba que el presidente Kirchner abandonaría la Casa Rosada antes de concluir su mandato.

El titular de Interior volvió a dirigir sus dardos contra dirigentes opositores, a los que acusó de decirle a la sociedad "verdades a media, que es como mentir", y no "permitir consolidar la política del gobierno, entre los que mencionó a López Murphy.

Kunkel, por su parte, justificó que Kirchner haya apuntado sus cañones contra Macri, al recordar que el empresario y su familia fueron "socios" de los grupos militares de la última dictadura.

También el diputado demócrata progresista Alberto Natale se sumó al debate al acusar al oficialismo de tener una "visión apocalíptica" y de confundir el papel de la oposición en un sistema "pluralista y democrático". Para el legislador, la gestión kirchnerista pretende imponer un "pensamiento único".

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