Año CXXXVII Nº 48410
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
La Región
El Mundo
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Escenario
Economía
Señales
Turismo
Mujer


suplementos
ediciones anteriores
Salud 02/06
Autos 02/06
Turismo 30/05
Mujer 30/05
Economía 30/05
Señales 30/05


contacto

servicios

Institucional

 domingo, 06 de junio de 2004

Cocina
Platos y manteles

Quique Andreini / La Capital

Intima y romántica. La luz de las velas transforma una simple comida en una ceremonia casi perfecta. Pero el cómo y el cuándo usarlas tiene su pequeño protocolo. Las velas pueden estar presentes en un almuerzo pero nunca prendidas. En la comida (recuerde que sólo se llama cena a la comida que se sirve después de las doce de la noche) sólo se encenderán minutos antes de que los comensales ingresen al comedor y se apagarán cuando dejen la mesa.

El color es según el gusto personal pero es aconsejable que hagan juego con el tono del mantel. Los candelabros o candeleros (una sola vela) que se coloquen como centro de mesa, no deben molestar con su altura la visión de los invitados. No deberán ser velas perfumadas para que no oculten el aroma de los platos a servirse.

No deberá ser la única fuente de iluminación, tendrán que estar reforzada por alguna luz difusa e indirecta de apoyo. Olvídese de los fluorescentes porque emiten una iluminación muy fría, y usted seguramente desea todo lo contrario.

El formato de las velas deberá ser aquel que permita que a medida que el pabilo se va consumiendo siga brindando la misma intensidad de luz y no que se vaya sumergiendo dentro de la vela, pues comienza a otorgarle a los rostros una onda película de terror que no queremos. Tal el caso de las velas con la parte superior muy ancha (es preferible las de forma tradicional o en forma de cono o pirámide).

Tenga mucho cuidado si presentan algún adorno que, a medida que se consumen, se pueda prender fuego. Su imagen seductora, hasta entonces, se verá perjudicada notablemente cuando comience a correr desesperada buscando un extinguidor o un balde para apagar el fuego.

Pescados. No es ninguna novedad, mi querida amiga, que los argentinos amamos las vacas, pero en un sentido diametralmente opuesto a los hindúes, nos gusta en la parrilla y no rumiando pacíficamente por la calle. Pero por suerte (sobre todo para las vacas) estamos comenzando a incorporar bastantes pescados en nuestras cocinas. Vayan entonces algunas pequeñas sugerencias para facilitarle el calcular la compra de pescados enteros y otros adorables bichitos de mar.

Las cantidades están calculadas para cuatro personas. Pescados como chernía, corvina, mero, dorado debe calcular dos kilos (casi la mitad se va entre cola y cabeza). Si son pejerrey, merluza, lenguado o congrio, un kilo y medio. Pescados cortados en postas o filetes: un kilo. Una langosta: un kilo y medio. Mejillones: medio kilo por invitado. Ostras: seis por personas (y mucho champaña). Langostinos, berberechos o bichitos similares: 200 gramos por personas.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados