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 miércoles, 12 de mayo de 2004

Un juglar contemporáneo que apunta a la cabeza y al corazón
Ismael Serrano ofreció un compacto show en El Círculo
El cantautor madrileño presentó su propuesta musical que oscila entre el testimonio y el romance

Marcelo Minichetti / La Capital

Como si el tiempo no hubiera transcurrido, un trovador con reminiscencias de los años 70, hoy consigue llenar teatros. Ismael Serrano lo probó el lunes en El Círculo, donde ofreció "Principio de incertidumbre", un show homónimo de su último álbum.

El artista madrileño subió a escena acompañado de un excelente quinteto dirigido por Alfredo Marugan (guitarra) que se completó con Javier Bergia (voz y percusión), Oscar Herrero (batería), Javier Quilez (bajo) y Jorge Villaescusa (teclados). Junto a ellos el cantautor brindó más de dos horas y media de música con sello propio, aunque con características que remiten a otros creadores peninsulares como Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina, por citar algunos.

El teatro colmado recibió con gritos y aplausos al artista que, en una nueva visita a Rosario, constató que en la ciudad, como en el resto de la Argentina, también creció su fama en los últimos años. Sobriamente vestido con un jean, camisa clara y mocasines marrones, Serrano ingresó al escenario cuando sus músicos ya habían comenzado a tocar y abrió el show con "Ultimamente". Luego del tema y emulando a los animadores de los bailes populares de antaño anunció: "Buenas noches familiares y amigos.... Bienvenidos....". Con su agradecimiento resaltó la importancia que tiene la música que tiende puentes entre distintas ciudades (en este caso, entre Rosario y su Madrid natal). "Trato de mostrar que la música pertenece al principio de incertidumbre", aclaró el cantante antes de ofrecer el tema que le dió el título al concierto.

El artista reivindica su condición de juglar contemporáneo. Quizá por eso los temas que aborda tengan directa relación con los sucesos que conmueven al mundo como la guerra y la soledad, los exilios y la identidad y, por supuesto, el amor.

Las canciones, eminentemente discursivas, fueron desgranándose a lo largo de un concierto que no tuvo pausas. El cantante habló antes de cada tema aludiendo a sus orígenes, lo que sugirió la existencia de un guión que sirvió como camino para transitar una noche signada por la canción.

Las interpretaciones más logrados fueron "Ana", una hermosa canción ofrecida por Serrano y Marugan, solos con sus guitarras, que el público recibió con un cerrado aplauso. También sobresalieron "Pequeña criatura", "Ya ves" y "Tierna y dulce historia", que la platea cantó junto al trovador.

Con "Papá cuéntame otra vez", el músico demostró que ya tiene canciones impuestas en el oído popular y cosechó aplausos hablando de las luchas de los años setenta y citando a poetas como Antonio Machado y Miguel Hernández.

El final del concierto fue demorado por el público que exigió dos bises, de dos temas cada uno.

Luego el cantante se despidió definitivamente, saboreando el dulce regusto que dejan los aplausos.

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El músico presentó "Principio de incertidumbre".

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