Año CXXXVII Nº 48351
La Ciudad
Política
Economía
Opinión
Información Gral
El Mundo
La Región
Policiales


suplementos
Ovación
Salud
Autos
Escenario


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 04/04
Mujer 04/04
Economía 04/04
Señales 04/04
Educación 03/04
Campo 03/04


contacto

servicios

Institucional

 miércoles, 07 de abril de 2004

El líder rebelde desoye llamado a la calma del gran ayatolá

Bagdad. - Los intentos de mediación entre el jefe shiíta radical Moqtada al Sadr y la coalición no lograron poner fin a la explosión de violencia ni calmar los ánimos en Irak, ya que ambas partes se mantienen inamovibles.

El último y más importante de esos intentos se produjo ayer. El gran ayatolá Alí Sistani, el máximo dignatario religioso shiíta del país, envió al jefe de su oficina a ver a Al Sadr "para manifestarle su simpatía e informarle de una fatwa (decreto religioso de cumplimiento obligatorio) en la que llamaba a la calma", según declaró un colaborador de Al Sadr, Qais al Jazaali.

Esos esfuerzos tuvieron lugar antes de las ceremonias religiosas que marcan el aniversario de la muerte del imam Hussein, venerado por los shiítas, y previstas para el domingo próximo en la ciudad santa de Kerbala. La comunidad shiíta, más del 60% de la población, conmocionada aún por los atentados que el 2 de marzo le causaron más de 180 muertos en Bagdad y Kerbala, teme que estas ceremonias, a las que asisten millones de peregrinos, terminen en otro baño de sangre.

Frente al clima insurreccional que reina desde el domingo en las ciudades y barrios shiítas, los líderes se movilizaron para evitar un nuevo drama y apagar el ardor de los cientos de jóvenes seguidores de Moqtada Al Sadr que invadieron las calles. Dignatarios religiosos, líderes de formaciones políticas shiítas, jefes tribales, dirigentes locales y oficiales de policía se sucedieron para intentar encontrar un punto de entendimiento entre Moqtada Al Sadr y la coalición. Pero lo más grave es que el jefe rebelde ignoró las llamadas a la calma del ayatolá Sistani. Desconocer a Sistani podría resultarle letal: el anciano ayatolá es la figura más respetada de la colectividad shiíta. Un pedido suyo es de hecho una orden para cualquier shiíta iraquí. Y Al Sadr lo está desautorizando abiertamente.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Notas Relacionadas
Irak sigue en estado de guerra


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados