| domingo, 04 de abril de 2004 | Visita a la abadía de Victoria La centenaria Abadía del Niño Dios de Victoria, en Entre Ríos, se levanta en un paisaje de suaves lomadas, donde se destacan distintos tonos de verde. El parque circundante al monasterio tiene una notable diversidad de árboles y plantas, incluso especies exóticas y medicinales. También cobija una gran cantidad de aves.
La abadía, distante 60 kilómetros de Rosario a través del puente que une Rosario con Victoria, es un importante centro de peregrinaciones donde confluyen visitantes de diversos lugares del país durante todo el año, en especial en los días de Semana Santa.
La comunidad de la Abadía del Niño Dios se integra de monjes benedictinos que siguen la regla de San Benito (siglo VI). La vida cotidiana está dedicada a la oración y el trabajo, además de la recepción cordial hacia los visitantes que se acercan a conocer el convento.
Sus actividades son diversas. Unos se ocupan de la organización interna del monasterio y otros se dedican al trabajo de investigación, docencia y divulgación en historia, teología, estudios bíblicos, liturgia y música. Además hay monjes que atienden las necesidades pastorales de la abadía, reciben a grupos de visitantes y dirigen retiros espirituales.
Licores y dulce de leche La comunidad realiza una gran variedad de trabajos manuales. En el tambo se fabrica dulce de leche y quesos. Además se elabora un licor artesanal compuesto de 73 hierbas y se produce miel, jalea real y propoleo.
La abadía fue fundada el 30 de agosto de 1899, y se trata del primer monasterio benedictino de Hispanoamérica.
Los monjes reciben a los huéspedes y les ofrecen alojamiento en un edificio especialmente preparado. Al monasterio arriban personas solas, en grupos pequeños y matrimonios de todas las edades. enviar nota por e-mail | | |