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 domingo, 04 de abril de 2004

Memoria
El otro adiós de Plácido Grela
Después de intentar preservarla en Santa Fe, descendientes del escritor vendieron su biblioteca de más de 5 mil volúmenes a una librería porteña

Osvaldo Aguirre / La Capital

Plácido Grela tuvo muchos reconocimientos. En 1991 recibió homenajes al cumplir los cincuenta años como escritor. En 1994, un año después de su muerte, la Municipalidad de Rosario formó una Comisión de Homenaje integrada por representantes de diversas instituciones de la ciudad, en un arco tan amplio que iba del Comando del II Cuerpo de Ejército al Sindicato de Trabajadores Municipales. La Cámara de Diputados provincial le otorgó el título de santafesino ilustre y lo declaró "personalidad de valor por su aporte al patrimonio cultural de la provincia". Mientras tanto, la biblioteca del autor de "El Grito de Alcorta" permanecía bajo llave en su casa de barrio Sarmiento. Los descendientes del escritor trataron de que los más de cinco mil volúmenes que la integraban se quedaran en Rosario o en San Lorenzo. No hubo acuerdo, o quizás tampoco interés. Ahora esa biblioteca acaba de ser adquirida por una librería de la ciudad de Buenos Aires.

Plácido Grela falleció el 18 de agosto de 1993, a los 76 años. "El Grito de Alcorta" (1958), sobre el levantamiento rural de 1912, es su libro más conocido. También escribió las historias de Alcorta, Maciel, Chabás, Fray Luis Beltrán, Bigand, Funes, Puerto San Martín, Ricardone, Granadero Baigorria, Capitán Bermúdez y Chovet. Y las biografías de Pablo Ricchieri, el capitán Justo Bermúdez y el granadero Juan Bautista Baigorria, además de volúmenes de ensayo y poesía.

Entre todos esos pueblos, Plácido Grela tuvo una relación especial con Ricardone. Allí tenía una casa donde le gustaba escribir y hablar con la gente del campo. Iba y venía en una Siambretta. Al mismo tiempo, se interesó y fue un destacado especialista de temas sindicales y de cooperativismo.

También tuvo una intensa actividad en el campo del periodismo. Dirigió los periódicos "Rosario Norte" (1942-1943), "MUnicipio Rosarino" (1945-1946) y "Defensor Gremial" (1945-1946), publicación del Sindicato de Trabajadores de la Carne de Rosario. Más tarde escribió en La Capital, dirigió la revista del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos, fue electo concejal de Rosario por el Partido del Trabajo y del Progreso (1961), colaboró en la revista Todo es Historia e integró la Sociedad de Historia de Rosario.


LIBROS SIN LECTORES
Ernesto Plácido Grela, hijo del escritor, inició gestiones para que la biblioteca de Grela permaneciera en Rosario. En 1999 explicó en un reportaje que se proponía interesar a la Municipalidad y que incluso existía la posibilidad de declarar monumento histórico a la casa de barrio Sarmiento. Los proyectos no se concretaron.

Hace tres años, Ernesto Grela volvió a hacer públicas esas tratativas. Los libros de su padre, dijo, "estaban a la espera de no ser tapados por el oscuro polvo del olvido y el destierro a resultas de la ceguera de funcionarios y dirigentes sociales". Nadie se dio por aludido.

En ese momento, mientras encargaba la confección de un catálogo, Ernesto Grela intentaba convencer a la municipalidad de San Lorenzo para que se hiciera cargo de la biblioteca. "Plácido Grela ha condensado en sus años de lector e historiador la colección más completa y casi única en torno a la historia de la región y de las ciudades y comunas del sur de Santa Fe, desde lo más remoto de su historia -dijo entonces el historiador sanlorencino Pablo Sapei-. La clave de nuestra identidad reside en esos libros, no hacer nada por salvaguardar esa colección es simplemente no hacer nada por nosotros mismos".

Pero no se hizo nada. Y Ernesto Grela falleció el 21 de noviembre de 2001, a causa de una enfermedad. La casa del escritor, en calle Plumerillos 101, fue vendida y la voluminosa biblioteca se mudó a una pequeña habitación en la casa de una nieta. El mes pasado fue adquirida en su totalidad por la librería Club Burton, que abrirá sus puertas a principios de abril, en el barrio porteño de San Telmo.

"Hicimos todo lo posible para preservar la biblioteca, pero creo que nunca hubo interés por parte de ningún funcionario. Todavía no pusieron la placa recordatoria que iban a colocar en la casa de mi abuelo. Lamentablemente necesitábamos el dinero, por deudas que nos quedaron", cuenta Vanesa Grela, nieta del historiador.


CAJA DE SORPRESAS
Patricia Malanca, Salvador M. Gargiulo y Christian Kupchik son los socios de la librería que tiene ahora la biblioteca de Grela. La historia de la compra comenzó con un aviso que colocaron en La Capital, donde ofrecían adquirir libros raros y antiguos. Y entre las propuestas que recibieron hubo una que les llamó la atención, porque se trataba de más de cinco mil volúmenes.

Los libreros vinieron a Rosario para cerciorarse del ofrecimiento. "Los libros estaban en un cuarto de 4 metros por 4, en el piso, tapados con algunas lonas -cuentan-. Le preguntamos por su origen al muchacho que nos atendió, y nos dijo que habían pertenecido al abuelo de su mujer, el historiador Plácido Grela. Hasta allí no teníamos mayores datos de él, ni tampoco de la biblioteca, ya que era muy difícil saber lo que contenía. A simple vista, sobresalían muchos libros de marxismo y también unos gruesos informes milita res editados por el ejército. El contraste, por lo demás, alimentaba la curiosidad".

Los libros traían una historia propia, de la cual pudieron enterarse los libreros. "Nuestro anfitrión nos contó que intentaron que la Municipalidad de Rosario o alguna otra entidad cultural se interesara por la biblioteca, pero que no obtuvieron mayores respuesta. Y las que obtenían, estaban muy lejos de satisfacerlos. Estamos hablando de gente de trabajo, modesta, que de ningún modo y en ningún momento manifestaron pretensiones excesivas o fuera de la realidad".

La biblioteca de Grela es una caja de sorpresas. La obra acaso más valiosa es una colección de Cartas de Indias publicadas en España a mediados del siglo XIX y que Plácido Grela compró en Sevilla. En el campo de la literatura argentina, hay primeras ediciones de Eugenio Cambaceres, Leopoldo Lugones (entre otras, el "Sarmiento", de 1911), Roberto Arlt, Jorge Luis Borges (como el "Evaristo Carriego", editado por Gleizer, 1930, con fotos o la "Antología Poética", que realizó con Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo) y Rodolfo Walsh (la primera edición de "Operación Masacre", publicada en 1957, en plena Revolución Libertadora). Entre las rarezas se destacan "El Otro Lado de Perón", un libro que Ernesto Sábato borró de su bibliografía y que prácticamente no circula.

No obstante, predominan los libros sobre temas de historia y política. Entre otras, se encuentran las obras completas de Diego Abad de Santillán, Rafael Barrett y Lenin y numerosos títulos de marxismo. "El contenido también significó toda una revelación para nosotros, debido a que si bien nos fue suministrado una suerte de inventario, la rapidez que demandó toda la operación hizo que a muchos títulos recién los descubriéramos al clasificarlos -dicen los libreros-. Eso nos permitió comprobar que Grela fue un lector tan voraz como ecléctico: prácticamente no hay materia humana que no estuviera en su biblioteca, desde temas vinculados a la electricidad hasta una profusión de publicaciones sobre problemática agrícola o cooperativismo. También hay un buen número de publicaciones dedicadas a la historiografía de los centros urbanos del interior, particularmente de pequeñas poblaciones de la provincia de Santa Fe". Y colecciones de revistas y publicaciones periódicas.

La librería aun no atiende al público, pero atiende consultas en su dirección electrónica: [email protected] "Queremos dejar sentado -destacan los dueños- que todo aquello que esté a nuestro alcance para colaborar con la conservación de la memoria y la identidad cultural de dichas localidades, lo haremos, pero para ello, como es obvio, necesitamos saber si realmente existe interés". Palabras que nadie respondión en la provincia de Santa Fe.

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Ernesto Grela, hijo del escritor, fotografiado en 1999.

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