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 domingo, 04 de abril de 2004

La mayor demanda de la producción, la falta de inversiones en el sector y los problemas climáticos ponen en aprietos a las fábricas. ¿Qué hacer?
Fórmulas para aliviar la crisis de electricidad
A pedido de La Capital, un especialista detalló cuatro alternativas para enfrentarla escasez de energía

Patricia Martino / La Capital

Todo problema tiene una fórmula para ser resuelto. Sí, aunque no es tan sencillo como solucionar una ecuación matemática, los problemas ocasionados en las industrias por las restricciones en el aprovisionamiento de gas también pueden arribar a buen puerto y enmendarse. ¿Qué puede hacer un empresario ante esta situación? Por ahora, debatir para optar entre cuatro alternativas posibles y esperar que el gobierno se decida a implementar una política energética a largo plazo.

Desde la salida de la convertibilidad, industrias como la siderúrgica y la metalúrgica mejoraron sus márgenes de ganancia un 69 por ciento, mientras que la cementera ganó un 29 por ciento, la química y petroquímica un 24,5 por ciento, y la papelera un 24 por ciento, según el índice de costos industriales que elabora la Universidad Argentina de la Empresa (Uade).

Este desarrollo industrial se tradujo inevitablemente en un aumento del consumo de gas y energía eléctrica en la mayoría de las plantas del país. El aumento de la producción reactivó la economía argentina pero ahora el caos que atraviesa el sector energético atenta contra la continuidad de ese proceso. Actualmente en el país se extraen 110 millones de m3 de gas por día, este valor es un 10 por ciento más que el tope del invierno pasado.

Alberto Rosandi, director de la consultora Energy Business, analizó la problemática energética y estableció cuatro posibles caminos para resolver en lo inmediato la escasez de gas y energía eléctrica en las industrias. Dos de ellas se enfocan como medidas técnicas y dos como administrativas.

Una de las propuesta tiene que ver con salir a adquirir gas a un productor que cuente con peaking invernal. Es decir la obtención de gas y transporte en condición de firme pero no por una base anual sino por la cantidad de tiempo que se presume que va haber escasez de gas.

"Años atrás este provisionamiento estaba asegurado pero hoy está agotado. Las empresas que se han adelantado lo obtuvieron por un precio que va desde 190 a 230 dólares los mil m3 de gas o algunas que tenían esa condición y no lo utilizan lo vendieron", explicó el especialista. Sobre el último caso Rosandi se refiere, por ejemplo, a una empresa que decide parar en el invierno su producción. Aunque no son muchas existen algunas como las productoras de bebidas que funcionan a la inversa de la mayoría de las industrias.

También se puede recurrir a lo que se denomina top mínimo técnico. Esto tiene que ver con solicitarle al distribuidor, a través de la autoridad regulatoria en este caso el Enargas, que comprenda que por la faltante de gas se podría ocasionar ruptura de la infraestructura técnica. Aunque esta variante es sólo para los usuarios que demuestren que la privación del combustible producirá daños irreparables en sus instalaciones la opción resulta atractiva.

El titular de Elys SA citó como ejemplo a los hornos que tienen refractarios. "Si corto intempestivamente el gas puedo producir una ruptura en el vidrio, en estos casos se necesita una continuidad que me permita descender la temperatura de a poco y no un corte total", indicó. Además agregó que ya existen algunos casos que solicitaron el top mínimo técnico en empresas de la zona de Ecogas y Gasnor, y obtuvieron una resolución favorable.


Buscando sustitutos
La sustitución del gas por otro combustible se transforma en una de las alternativas más interesantes para los industriales, aunque sea con mayores costos los empresarios lo que quieren es producir. El fueloil es una de las posibilidades, hoy en día utilizado por muchas empresas, pero también existen otros sustitutos.

El Gas Licuado de Petróleo (GLP) es la variante elegida por Rosandi debido a que se trata de un combustible más limpio porque evita que la maquinaria se ensucie rápidamente como ocurre con la utilización del fueloil. Además hay disponibilidad en el mercado.

"Antes había mayor cantidad de combustibles sustitutos, porque el gas natural no llegaba a todos los lugares, entonces las industrias tenían equipos utilizables con fueloil o dieseloil pero esta infraestructura fue desmantelada en los últimos 10 años porque decían que estábamos en un mundo trasparente, limpio y sustentable. Hoy nos encontramos con que no es así y hay que adaptar la estructura", subrayó.

Para el especialista lo más parecido al gas natural es el GLP, conformado por una parte de propano y una de butano. El gas natural tiene 9.300 k/calorías y el glp 12.200 k/calorías por lo tanto se necesita adecuar la infraestructura de las fábricas. "Hay que invertir en una infraestructura asociada. En tanques para tener el combustible en la fábrica y a las máquinas que no pueden trabajar con el GLP sino con una una mezcla de propano aire incorporar una mezcladora, una vaporizadora y un una computadora que regule, de acuerda a la condición de trabajo, la mezcla de estos productos para que puedan quemar bien en el horno o en la caldera", precisó.

Este producto cuesta 400 dólares la tonelada, el gas natural 60, más la adaptación de la planta se estima un gasto total de entre 85 mil y 280 mil dólares. En Europa el GLP se instaló en las plantas como un back up para colapsos como que pueden ocurrir en invierno.

Rosandi explicó que si el empresario analiza la situación por los 20 días de cortes en invierno la ecuación no cierra pero si se piensa en que la actual coyuntura puede durar en el tiempo la inversión no es tan dramática. "Hay compañías que ya lo están utilizando", indicó.

Respecto a las medidas administrativas, Rosandi se refirió a los recursos de amparo. Destacó que las presentaciones aparecidas hasta ahora tienen que ver con la inconstitucionalidad de los decretos 180 y 181, que no están aplicados porque no están reglamentados, en cambio, explicó que habría que hacer un recurso de amparo por abuso de posición dominante.

"Si yo soy un usuario cautivo en donde en los últimos siete años vengo aceptando lo que me dicen, el gobierno no puede venir de la noche a la mañana a decirme que tengo que ir a comprar a otro lado y que no es responsabilidad del proveedor suministrarme el gas necesario para producir. En realidad el distribuidor brinda un servicio público y debe cumplir", advirtió.

A través de una demanda ordinaria conjuntamente con una medida cautelar, sustentada en la verosimilitud de derecho que tiene un usuario industrial ante la supuesta violación del derecho constitucional de poder operar y producir, bienes y servicios y en la postura de posición dominante del distribuidor de no otorgar condiciones mínimas de aseguramiento en el abastecimiento requerido.

"Una empresa tiene el derecho a producir y si por cuestiones ajenas que no pasan por querer pagar se le corta el suministro pueden haber consecuencias muy importantes, desde caída de contratos ya tomados a nivel internacional a recursos humanos que se quedan sin trabajo. Todo esto sustenta medidas ordinarias en el marco legal que pueden llegar a promoverse y si la Cámara Federal de turno otorga un rasgo de validez al requerimiento de la industria se puede otorgar un recurso de amparo posterior", subrayó el analista.

Otra de las medidas tiene que ver con la posibilidad de financiar total o parcialmente los proyectos de obras de transporte y distribución de los sistemas licenciados y relacionados con la ampliación de los sistemas de transporte de gas natural bajo la figura del fideicomiso.

Así el industrial tendría que desembolsar de su bolsillo dinero e ingresar a un grupo de inversores para poder ampliar el sistema de transporte, adquirir el gas y de esta manera contar con el insumo que necesita su fábrica para producir.

"Es un elemento costos, que le falta un marco de regulación pero está entre las posibles soluciones", indicó Rosandi. Para una ampliación de mil dam3/día se estima un tiempo de montaje de 9 meses, a un costo promedio de 850 mil pesos por cada 10 dam3/día.


Más producción, más consumo
Los problemas en el sector energético surgen por la falta de inversión en los diferentes actores involucrados en la cadena (producción, transporte y distribución), aunque las dificultades se evidencian principalmente en el sector transporte. La actual infraestructura no cuenta con capacidad para aumentar ni el volumen de gas ni el de energía eléctrica.

Por más que una compañía esté en condiciones económicas de comprar el gas en boca de pozo, donde el precio es mayor al que ofrecen las distribuidoras, los inconvenientes se plantean a la hora de querer trasladar el gas desde la cuenca hasta el lugar de la planta.

Ante este escenario cada uno de los actores involucrados en el sector reclama recuperar el nivel de ingresos perdidos luego de la devaluación y así invertir en infraestructura para responder al aumento de la demanda. Pero, si bien el parate de las inversiones luego de la debacle de diciembre de 2001 continúa, si se decidieran realizar obras para ampliar el suministro de gas y energía eléctrica se necesitarían como mínimo entre 6 y 12 meses para concretar cualquier tipo de proyecto.

Con la sanción de la ley 25.561 de Emergencia Económica y Reforma del Régimen Cambiario a principios de 2002 el sector energético comenzó a sentir el impacto del congelamiento de tarifas. Las consecuencias fueron las bajas de las inversiones, lo cual ocasionó el decaimiento en la calidad del servicio energético.


El escenario
Los analistas aseguran que con la llegada del invierno el consumo aumentará aún más y el fantasma del desabastecimiento no se alejará por demasiado tiempo.

Sobre ahora que Brasil suspendió el envió de energía eléctrica que estaba suministrando a Argentina desde el martes pasado y si los países importadores de energía como Chile exigen que se les restaure la provisión de gas en los términos pactados.

Tampoco juega a favor la salida de servicio de la nuclear de Embalse para su mantenimiento preventivo que debería iniciarse mañana pero se prorrogó para fines de abril por la tensa situación. No obstante, se espera que mejore a partir de mayo la disponibilidad de agua en las centrales hidráulicas, por el inicio de un nuevo ciclo de lluvias.

También habrá que esperar para ver si la importación de hasta 4 millones de metros cúbicos diarios de gas desde Bolivia, a partir de mayo, a cargo de Repsol YPF y Petrobras, alcanzará para paliar la crisis. También la importación de fueloil y gasoil desde Venezuela para permitir que el sector de generación eléctrica tenga el combustible sustituto del gas, y se priorice la utilización de este insumo en los consumos residencial y comercial, e industrial en los casos de contratos de suministro ininterrumpible como desea el gobierno.


Compartir los esfuerzos
Mientras tanto, la Unión Industrial Argentina (UIA) reclamó un "esfuerzo compartido" para afrontar la escasez de gas. Se pidió que el gobierno incluya un aumento en el precio del GNC y una suba de tarifas para los grandes consumos eléctricos residenciales, sectores hasta ahora excluidos de las subas estipuladas por el gobierno en los decretos 180 y 181.

Los empresarios consensuaron una propuesta para financiar mediante un "fondo de emergencia" el sobrecosto de generar electricidad con combustibles líquidos en lugar de gas, y así evitar un eventual desabastecimiento del fluido. Ese fondo se nutriría con aumentos en las tarifas eléctricas que pagan las empresas y con una suba del GNC, pero también con un incremento tarifario para los hogares de mayores dimensiones, que se aplicaría a los que excedan el 80 por ciento de su consumo histórico.

A través de los decretos 180 y 181/04 y la resolución de la Secretaría de Energía 93/04, el gobierno autorizó aumentos en la tarifa de grandes usuarios de luz que consumen por encima de 10 kilowatios de potencia y para los de gas con consumos de más de 9.000 metros cúbicos mensuales. También facultó a Energía para negociar el precio del gas con las productoras, y dispuso que los grandes usuarios compren el fluido directamente a las petroleras, sin necesidad de negociar con las distribuidoras sino que deberán hacerlo con las productoras.

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El desarrollo industrial provocó un aumento del consumo.

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