| sábado, 20 de marzo de 2004 | Por un futuro mejor La reciente recordación del día 27 de febrero como fecha de creación de la bandera nos reconforta tanto que creemos estar en el momento histórico exacto para tratar de recuperar nuestra casi perdida identidad. El monstruo de la globalización considera a cada país como un cliente más, sin importarle en lo más mínimo que lo componen nada más ni nada menos que seres humanos. Así vemos en Latinoamérica pobreza, hambre, desocupación, falta de salud, educación deficiente, escasez de viviendas dignas, injusticias y otros males que sólo los pobres deben soportar. Sin embargo muchos de esos pueblos conservan su dignidad, que se traduce en el mantenimiento de sus costumbres, lengua, folclore, religión, arte, símbolos patrios y soberanía territorial. Aquí hace bastante tiempo que se viene socavando los cimientos de nuestro ser nacional, como parte de un largo y minucioso plan auspiciado por el modelo neoliberal. Se comenzó utilizando sutilmente nuestra juventud, dado su inexperiencia, idealismo y avidez por conseguir un modelo que los represente. Poderosos intereses impusieron una misma bebida para todos los adolescentes. También se les proveyó de su vaquero y además el uso de enormes zapatillas que lucen como si fueran elegantes. Hay que agregar el uso del idioma más comercial, la discografía importada como gran negocio, la admiración hacia ídolos de barro y la introducción de las adicciones. Todo esto ha conducido al tipo de juventud que se traduce en millones de consumidores. Por suerte, parte de nuestra adolescencia sigue practicando la cultura heredada de sus mayores, sin necesidad de sumarse al rebaño de la mediocridad. Es imperioso volver a las fuentes de nuestra nacionalidad si queremos ser dueños de un futuro mejor.
Cayetano Teodoro Bello
enviar nota por e-mail | | |