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 sábado, 20 de marzo de 2004

El Consejo del Centro Regional Santa Fe del Inta fija posición en el debate
El avance de la soja y la sostenibilidad
Un documento oficial propone una visión equilibrada sobre las fortalezas y debilidades de la expansión de la oleaginosa

En los últimos años del siglo pasado y en lo que va del presente se han producido cambios profundos en el sector agropecuario, promovidos entre otras cosas por el crecimiento y expansión del cultivo de la soja. Durante mucho tiempo la provincia de Santa Fe, por su naturaleza y tradición agrícola, especialmente en su porción sur de pampa húmeda, fue la que detentó la mayor superficie implantada y el mayor volumen de producción.

A pesar de que esa expansión aún continúa en otras zonas del centro y norte provincial desplazando a otros cultivos y producciones regionales, la tasa de incremento de superficie ha disminuido en comparación a otros años, debido posiblemente a la restricción de tierras con alguna aptitud para la agricultura.

Paralelamente, en otras provincias vecinas donde esa expansión sojera se inició más tardíamente, continúan incrementándose las hectáreas sembradas en sustitución de otros cultivos, tal como ocurrió en Santa Fe, pero también ganando espacio en áreas boscosas con características de suelos y climas de ambientes subhúmedos y semiáridos de particular fragilidad ambiental.

Esta significativa expansión se pudo hacer en gran medida por los avances e innovaciones tecnológicas, las capacidades de los agricultores, la fuerte y sostenida demanda del poroto, las inversiones agroindustriales y la mejora real de su precio relativo. Ello determinó un escenario de un gran negocio para el sector y para el país.

No obstante ello, y depende desde dónde se lo mire, para algunos lo expuesto significa un modelo agro exportador exitoso, y para otros es un peligro para la sustentabilidad en lo ambiental y en lo social. Tal vez lo más razonable no sería suprimir alguna de estas visiones (ambas tienen fortalezas y debilidades) sino más bien considerarlas útiles desde un enfoque complementario que permita diseñar estrategias que las armonicen y puedan ser aprovechadas al máximo.

En tal sentido, el Consejo del Centro Regional Santa Fe del Inta tiene el compromiso para con la comunidad santafesina de aportar algunas ideas y sugerencias con relación a conceptos surgidos como productos de talleres y reuniones con dirigentes y productores agropecuarios, a fin de profundizar y avanzar en acciones que hagan al desarrollo socio-económico de las regiones, procurando armonizar las tres dimensiones de la sustentabilidad: la económica, la ambiental y la social.


La sojificación
El crecimiento de la soja y sus derivados en la Argentina en los últimos 30 años se ha constituido en un fenómeno trascendente y fundamental para el país, tanto desde el punto de vista económico como social.

La orientación exportadora llevó al complejo sojero a concentrar el 24% de las exportaciones durante el primer semestre del año 2003. Este porcentaje equivale a 3.500 millones de dólares que sirvieron para estabilizar el mercado cambiario y mejorar los ingresos fiscales del Estado nacional. Esto, anualizado, representa una cifra aproximada a los 7.000 millones de dólares.

Lo anterior implica que el sector agropecuario, especialmente en la pampa húmeda, ha tornado hacia un modelo de "especialización sojera", que se expande rápidamente hacia regiones extrapampeanas, al que muchos definen como el proceso de "sojificación".

Múltiples factores han incidido para que esto ocurra. Además de existir un mercado muy firme para la exportación de soja y sus derivados y sin signos de saturación al menos en el corto plazo, la variación en el tipo de cambio ha impactado favorablemente sobre la renta de los sistemas agrícolas. Por otra parte, y no menos importante y anterior a estos factores mencionados, el desarrollo de técnicas de producción innovadoras de la soja que facilitaron y eficientizaron el proceso, han profundizado aún más las "asimetrías tecnológicas" respecto a cultivos alternativos tales como el maíz, el sorgo y el algodón entre otros.

Estas asimetrías tecnológicas son las que definen el nivel de "dificultades en la gestión productiva, logística, comercial y financiera" en una actividad agrícola determinada; y estos factores son críticos al momento de utilizar estrategias que permitan a los empresarios apropiarse de beneficios por bajas en los costos que emergen de la factibilidad de aprovechar el "efecto escala" y/o el "efecto tamaño" en las empresas.

En estas estrategias, el "modelo soja" está demostrando ser imbatible. Además de los precios coyunturales unidos al efecto baja de costos provocados por la variación en el tipo de cambio real a partir de enero de 2002, este proceso también ha coadyuvado a la recuperación de muchos productores al poder cubrir endeudamientos de vieja data; pero también es cierto reconocer que todavía existe una amplia franja de pequeños productores que no pueden aprovechar estas ventajas del mercado por imposibilidades dadas por factores relacionados a la escala y al tamaño de las empresas, disponibilidad tecnológica y acceso al capital.

El proceso no se detiene en la pampa húmeda. La aplicación de estos "paquetes técnicos" ha hecho posible alcanzar buenas producciones en zonas consideradas marginales o no tradicionales y de mayor vulnerabilidad agroecológica y económica, con efectos económicos globales altamente positivos pero difíciles de evaluar en términos de sus costos colaterales ecológicos y sociales.


Efectos de la expansión sojera
Más allá de los aspectos relacionados a la producción primaria, el crecimiento de la soja ha tenido efectos positivos sobre las actividades locales y de las pymes agroindustriales en particular. Muchas empresas de maquinarias agrícolas han puesto en marcha planes de inversiones destinados a continuar con la incorporación de tecnología y mejoramiento y ampliación de sus plantas para así aumentar sus capacidades productivas.

También es dable aclarar que no debería confundirse crecimiento económico con desarrollo. En numerosas comunidades extrapampeanas existe como consecuencia de la sojificación una gran expansión económica, pero esto se da generalmente en manos de unos pocos, considerados "grandes" y que sistemáticamente trasladan los recursos generados hacia fuera de la región donde se originan. Las actividades productivas desplazadas tenían patrones de equidad muy diferente al que actualmente se ha instalado.

La convergencia de determinados factores como los volúmenes crecientes de la producción, los recursos fiscales originados en las retenciones, la estabilización del valor de la divisa, a la par de buenos márgenes de rentabilidad para los agricultores, hace que la soja haya sido el motor para la recuperación de amplios sectores industriales y comerciales.

Los crónicos déficit de red caminera, electrificación rural, centros educacionales y de salud, entre otros, coadyuvaron a la disminución del número de explotaciones agropecuarias. Los censos nacionales agropecuarios muestran que entre los años 1988 y 2002 en nuestro país desaparecieron 103.405 explotaciones (24,5 %) y la superficie promedio de las unidades productivas se elevó de 421 a 538 hectáreas. Así se generaron condiciones que facilitaron modelos productivos en torno del cultivo de la soja.

La expansión sojera se logró en parte a partir de la incorporación de nuevas tierras, pero también por sustitución de otros cultivos y actividades que descendieron durante las últimas seis campañas.

El desplazamiento de algunas producciones supone pérdidas importantes de capital, como en el caso de los tambos y las desmotadoras de algodón.


Las políticas de sustentabilidad
Lo expuesto más arriba presenta un escenario de grandes oportunidades para el sector agropecuario y para la sociedad argentina en general, pero también está presente "la otra cara de la moneda" conformada por riesgos y amenazas que pueden tornar el balance de este proceso de "sojificación" en resultados altamente negativos.

Es menester señalar que esto pudo darse a partir de los mercados del producto, pero también de los avances tecnológicos y de las capacidades de los agricultores en aprovecharla.

Pero toda modernización implica riesgos como los enunciados, que no sería justo asignarlos por "efecto de" sino más bien por "defecto de" las asimetrías en los desarrollos tecnológicos y sectoriales de otras producciones alternativas. Digamos que la "modernización" no ha sido armónica en las cuestiones tecnológicas, pero tampoco se han producido avances en la "concepción estratégica" de las otras cadenas de valor.

La cuestión de la "modernización agrícola" es tratada por Adamoli puntualizando conceptos como que "la modernización trae problemas, pero la solución no es volver al pasado". En este sentido, rescata los beneficios de la agriculturización actual pero señala las inconveniencias del monocultivo sojero (como así también la de otros en el pasado) respecto de la sustentabilidad de los ambientes. A su criterio señala algunas cuestiones a resolver que hacen a la "modernidad", como por ejemplo los contratos de arrendamientos a corto plazo, la planificación del desarrollo económico y social a largo plazo para tratar el problema del éxodo de los pequeños productores y de los trabajadores rurales, y el ordenamiento territorial para el uso adecuado del suelo.

La modernización implica muchos cambios de paradigmas que deben ser resueltos por el conjunto de los involucrados en los distintos sectores productivos. No se podrá ser competitivo en ganadería (por ejemplo) si no se logra una conjunción de esfuerzos y de "inteligencia" para fijar objetivos y compromisos comunes entre los distintos actores de la cadena de valor.

Pensar en la modernización no sólo es "ver" lo tecnológico productivo sino también la organización del sector agropecuario y las capacidades gestionarias de sus actores, con objetivos comunes y logrables.

Las interacciones de los factores son evidentes. La política, la tecnología y la sociedad en definitiva, conforman la trama del problema. Corresponde entonces a dirigentes, productores y profesionales dilucidar estos temas y contribuir a generar los instrumentos que permitan afrontarlos.

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La soja divide a las opiniones de técnicos, dirigentes y empresarios.

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