Cae la producción de soja y vuelven viejos problemas

Cuando se deja atrás el período más crítico para la soja de primera, comienza a volverse candente el tema de las estimaciones de producción. En la campaña actual este aspecto se torna aún más crítico debido al contundente impacto que la sequía de febrero tuvo sobre distintos sectores productivos.

Las consecuencias de la falta de humedad adecuada en diferentes zonas es particularmente difícil de evaluar debido a la gran diversidad de variedades, fechas de siembra y estado fenológico que muestran las distintas sementeras en cada área.

Lotes muy próximos muestran condiciones drásticamente diferentes. Algunos aún tienen oportunidad de mejorar, otros ya muestran su suerte echada, algunos productores aguardan nuevas precipitaciones, otros esperan que no comience a llover de forma que se generen problemas a cosecha.

Esta disparidad en la situación de diferentes lotes dentro de una misma zona genera a su vez una importante diferencia en las estimaciones de producción final.

La mayor parte de los analistas que esperaban unos 37 millones de toneladas (o incluso más) a principios de febrero ya han reducido fuertemente esta cifra. El Usda sigue manteniendo su expectativa en 36 millones, aunque ya nadie concuerda localmente con este número. Esto produce al menos una sospecha de falta de objetividad o de carácter tendencioso de la información.

La mayor parte de los analistas y los resultados arrojados por diversas instituciones se ubican en la franja que va de 34 a 35 millones de toneladas. Algunos son más pesimistas y se inclinan por valores más cercanos a los 32 millones, tal vez en función de los magros resultados logrados en el pequeño porcentaje de área ya cosechada.

CCA ha estado durante toda la campaña entre las estimaciones más pesimistas, en función de las tendencias climáticas no demasiado alentadoras para este verano. Aún antes de la siembra de soja pensábamos en un escenario con rindes algo inferiores a la tendencia como total del país, que fueron disminuyendo paulatinamente a lo largo de enero y febrero.

Las lluvias de esta semana (a las 9 hs del jueves, cuando se cerró esta nota) no dejaron milimetrajes importantes en prácticamente ningún punto de la región pampeana. Las mayores precipitaciones, entre 15 y 30 milímetros, se ubicaron en una franja que abarca el este de San Luis, el sur de Córdoba, el este de La Pampa y el sudoeste de Buenos Aires. Las lluvias de hasta 15 milímetros que se dieron en otras zonas de Córdoba y Buenos Aires fueron muy bienvenidas. Hubo algunos registros más destacados sobre el este de Buenos Aires.

En gran parte de Santa Fe y Entre Ríos no llovió nada, cumpliéndose así la segunda semana sin precipitaciones. Este comportamiento estaba pronosticado, aunque uno siempre espera que las tendencias fallen a favor de la necesidad presente.

Mientras a nivel país y a las grandes empresas les interesan los números totales de escala nacional, a la cooperativa o al acopio le interesa lo que suceda en su área de influencia, y al productor le importa lo que le suceda a "su" soja. Al menos todo indica que los precios no tienen por qué caer, con lo cual aún con rindes considerablemente menores a los obtenidos en la campaña anterior se conseguirá en general "quedar hecho".

Los resultados del 2002/2003 fueron en general muy buenos, en función de condiciones climáticas favorables, mejores que las normales. La situación de esta campaña es distinta, con lo cual volverán a la palestra los temas que derivan de los magros resultados: la política de seguros, de emergencia agropecuaria, los subsidios. Además, muchos inversores reconsiderarán la conveniencia de la expansión de la soja hacia áreas marginales, donde las pérdidas pueden ser importantes en campañas como ésta.

Consultora de Climatología Aplicada (CCA)