Año CXXXVII Nº 48316
La Ciudad
La Región
Política
Economía
Opinión
El Mundo
Información Gral
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Salud
Autos
Escenario


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 29/02
Mujer 29/02
Economía 29/02
Señales 29/02
Educación 28/02
Campo 28/02


contacto

servicios

Institucional

 miércoles, 03 de marzo de 2004

Modelos culturales

En las personas que se encuentran cerca de los 80 años se observa una connotación social y cultural alrededor de la alimentación. Entonces existían pocos fármacos y se intentaba curar enfermedades con la comida. "Estaba instalada la idea de que la fortaleza física y la baja vulnerabilidad a las enfermedades se debía a una buena nutrición. Entonces, el tuberculoso era el bohemio desnutrido", explicó Jairala.

Contra esta concepción hoy se predica que el exceso de nutrientes y de grasas produce problemas arteriales. "Es importante que la gente adelgace. Pero en esta etapa de la vida la dieta no puede ser blanco o negro", subrayó el médico.

"Si bien es verdad que si la persona tiene 10 kilos menos tendrá menos problemas cardíacos, menor presión arterial, no se agitará, puede ocurrir que con tantas restricciones dejen de sentir placer al comer. Y parecería que transmitimos el mensaje: no te enfermes así no me molestás", apuntó el especialista, y de este modo se le quita al anciano uno de los pocos placeres baratos que le quedan: el de comer.

Jairala comentó que "el anciano a los 80 años es más un resultado de lo que fue y comió que de lo que va a comer en el resto de sus días". Por ello recomendó ser prudente y armar un "traje a medida" para cada persona.

"No va a pasar nada si el paciente se sale algún día de la dieta", remarcó, porque la comida a esta edad tiene una fuerte ligazón con su pasado y su cultura. Es más que un trozo de queso o un vaso de vino, es su identidad, lo que es y de dónde viene. En la comida está representada toda una tradición.

"Privar a un italiano del queso, a un francés del vino, o a un alemán de un embutido, no tiene sentido", explicó el especialista, quien admitió que el paciente también tiene derecho a opinar. "La rigurosidad extrema es no entender a la gente mayor. Hay que conversar con ellos para confeccionar un menú personalizado, adaptado a cada caso, y no encerrar al anciano en una dieta rígida", concluyó.

enviar nota por e-mail

contacto
buscador

Notas Relacionadas
Ancianos sin apetito


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados