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 miércoles, 24 de diciembre de 2003

La Justicia aceptó un pedido de la defensa
Caso Adorna. Tulio fue trasladado a una granja para adictos
El pibe de 17 años que mató a su padre y a su hermano menor dejó la celda que ocupaba en la Jefatura

Tulio Adorna, el pibe de 17 años que el pasado 4 de octubre mató a balazos a su padre y a su hermano menor en el chalet familiar de Funes, fue trasladado ayer a un centro de rehabilitación para drogadependientes ubicado en las afueras de Rosario. Así lo dispuso el juez de Menores Juan Leandro Artigas, quien accedió de esta manera a un pedido planteado por la defensa del chico cuya estrategia fue la de "proteger y tratar de entender la conducta de Tulio a fin de ayudarlo en su recuperación".

Bajo un total hermetismo, Tulio fue sacado ayer de la celda que ocupaba en la sección Seguridad Personal de la Jefatura policial y conducido a su nuevo alojamiento. Allí, según los voceros, estará bajo un estricto tratamiento para alejarlo del consumo de estupefacientes mientras avanza el proceso judicial al que es sometido por el doble crimen.

La noche del sábado 4 de octubre último, en el chalet de San José 2432, Tulio se apoderó de una pistola Bersa calibre 22 con silenciador y mató a su padre, Alberto Adorna, de 50 años; y a su hermano Germán, de 16, quienes estaban sentados en el living de la casa mirando un partido de fútbol por televisión. Después disparó e hirió a su madre, Alicia Travagliante, de 49 años; y a su abuela, Catalina Dartoli, de 80. Finalmente tuvo un forcejeo con su hermana Nadia y escapó de la vivienda hasta que unas doce horas después fue hallado en una casa abandonada cercana.

Desde entonces quedó detenido en la Jefatura policial y fue sometido a una batería de test y análisis para comprobar una de las hipótesis de la investigación: que Tulio era un consumidor de drogas y habría actuado bajo los efectos de estupefacientes, sin conciencia de sus actos. Sin embargo, los exámenes realizados tras el doble crimen evidenciaron que el menor no tenía rastros de drogas en su organismo y cuando fue apresado, según figura en el folio 25 del expediente, el menor aseguró: "no lo quise hacer... no lo quise hacer", lo que parece sugerir que era consciente de lo que había perpetrado. Pero, cuando el 10 de octubre Tulio declaró ante el juez Artigas, se contradijo de lo anterior: manifestó no recordar nada de lo ocurrido y haberse enterado de los crímenes leyendo el diario en Jefatura.

En ese marco, psicólogos, asistentes sociales y peritos analizaron no sólo la conducta del menor sino también sus adicciones. Tulio reconoció que desde principios de 2003 consumía en forma intensa al menos tres drogas (marihuana, cocaína y ácido) y que los fines de semana ese consumo aumentaba. Esa adicción es la que, supuestamente, provocó los problemas neurológicos y emocionales que el chico manifestó en las distintas pericias realizadas y que avalaron el pedido de la defensa. Aunque a lo largo de su detención, Tulio no demostró en momento alguno el clásico síndrome de abstinencia que sufren los adictos y pudo rendir -en calidad de libre- varias materias del último año del polimodal que estaba cursando al momento de los hechos.

A comienzos de diciembre, el abogado Bedouret le solicitó el traslado del menor al juez Artigas. "Lo pedímos porque el chico evidencia problemas de carácter neurológico y emocional que están vinculados al consumo de estupefacientes", dijo el profesional a La Capital a la vez que ratificó que por ello "debe ser tratado".

Para elegir el lugar de traslado, la defensa ofreció diversas opciones y el juez optó por una de ellas después de que el último lunes Tulio fuera sometido a una junta médica.

De ahora en más el proceso continuará con la etapa probatoria y después será elevada a la fiscalía para que se determine su sobreseimiento o acusación. Entonces el magistrado abrirá la causa a pruebas y tras ello recién podrá dictar sentencia donde determina la responsabilidad o no del menor, quien podrá ser condenado pero no penalizado precisamente por no haber cumplido los 18 años.

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