| miércoles, 29 de octubre de 2003 | La tranquilidad de "La Morada" En la Colonia Psiquiátrica de Oliveros se han reciclado en los últimos tiempos varios edificios para brindar a los internos una mejor calidad de vida y evitar el hacinamiento de otras épocas. Uno de ellos es una casa a la que llaman "La Morada", donde conviven varios pacientes con patologías no tan severas y que pueden, de alguna manera, valerse por sí mismos en tareas como cocinar o limpiar.
Juan colabora desde las seis de la mañana en "la ropería" -donde se lavan las prendas del casi medio millar de internos- aunque "a las seis y media me vuelvo a La Morada a tomar unos mates", confesó sin tapujos. Pero una de las pacientes que se mostró muy preocupada fue Elizabeth, quien dijo: "Te voy a pedir por favor que no los traigan acá, porque vamos a correr peligro todos. Va a haber policías y no nos van a dejar salir como hasta ahora. Ya tenemos algunos problemas con drogadictos y ex presidiarios y nos quieren traer más problemas".
Elizabeth trabaja en la huerta y cosecha rúcula, rabanitos, lechuga, zapallo y maíz, que luego vende para solventar sus gastos, entre ellos los cigarrillos que consume uno tras otro combinándolos con su inseparable mate. La mujer, una simpática rubia de ojos claros que vivió en el barrio rosarino de Alberdi, también contó que cobra 150 pesos de los planes Jefas y Jefes de Hogar con los que se compra ropa y le da algo a su hijo de 17 años "que este año termina de estudiar y el que viene empezará a trabajar", dijo con orgullo y una sonrisa conmovedora.
Lejos de la divagación que este cronista esperaba, Elizabeth se preguntó "por qué no se los llevan con los militares, que tienen lugares más grandes, con jefaturas y donde los pueden tener más controlados. En la colonia se pueden hacer cosas más lindas", remató con su tierno "¿no es cierto, papi?". enviar nota por e-mail | | |