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 miércoles, 29 de octubre de 2003

En la colonia no quieren saber nada de "convivir con delincuentes"
El posible traslado de presos a Oliveros ya alteró la conducta de los pacientes
Algunos internos lloraron cuando se enteraron de las intenciones de los ministerios de Salud y de Gobierno

Norberto Puntonet / La Capital

Oliveros. - La intención del gobierno provincial de derivar presos con problemas de adicción y trastornos mentales a la Colonia Psiquiátrica de Oliveros no sólo causó malestar en el personal sino también en algunos internos, que se enteraron de la alocada propuesta a través de los medios. Unos pocos lo supieron a través de La Capital y otros mediante un noticiero televisivo del mediodía, y la reacción fue inmediata: lágrimas y cambios de conducta en muchos de ellos, sobre todo en los más ancianos que a través de los años han sabido adaptarse a la tranquilidad que hasta ahora les ofrece el lugar.

Una de las internas, Brenda Ríos, es sordomuda y hace más de 30 años que pasa sus días en la colonia sin que aún se sepa cuál es su problema psíquico. Su discapacidad no impidió que con los ojos húmedos y la expresión llena de temor juntara sus muñecas -imitando estar esposada- y mover la cabeza en forma negativa, en obvia oposición al traslado de presos.

El pabellón Nº 9, con varias dependencias, estaría destinado a contener a los menores con problemas de adicción, pero en el se alberga a ancianos. Allí más de 70 personas comen, duermen y pasan sus horas sentados a una mesa o mirando televisión. La jefa de la Sala de la Tercera Edad, Graciela Pagani, contó que "algunos enfermos se preocuparon al ver la nota por televisión y me dijeron que no querían convivir con delincuentes, ni irse de este lugar porque no tienen dónde ir y nadie los quiere allá afuera, por lo que tuve que contenerlos y explicarles que nada de eso va a pasar".

El director de la colonia, Gustavo Castaño, precisó que las mejores armas para oponerse al traslado de los detenidos son "la razón, los argumentos y el consenso de los trabajadores y de las poblaciones cercanas a la institución", al tiempo que aseguró que ya recibieron adhesiones de entidades de derechos humanos que trabajan con la problemática carcelaria, de colegios profesionales, facultades, distintos gremios y de todos los que tienen algo que ver con la salud mental".


Tendencias paranóicas
El médico dijo que no tiene dudas de que "si llega a concretarse la idea, en pacientes que tienen cierta tendencia a cuestiones persecutorias y paranóicas, la presencia de gente armada o no, que ellos vean como vigilantes, serán detonantes de problemas que no sabemos cómo pueden llegar a terminar. La oposición es unánime y no es una cuestión caprichosa, ni va en desmedro del derecho a la asistencia que tienen quienes están cursando una condena o se enfrentan a un proceso penal".

Castaño explicó que hace hace años que desde la colonia se pide que "se cumpla la ley que explícitamente menciona que debe haber departamentos de salud mental en las cárceles y que deben depender técnicamente de Salud provincial, para que sea coherente con un criterio clínico y no meramente correccional. Nada de todo esto se cumple. Estamos en una situación anómala porque el Estado no cumple con la ley y esto dificulta tremendamente el abordaje serio de los problemas en las cárceles".

Los enfermeros Oscar Hernández, Amado Grimi, la administrativa María del Valle Lapalma y la psicóloga María Castaño asentían cada explicación del facultativo, pero también tienen voz propia. "Hace años que trabajamos de una manera. Este es un hospital interdisciplinario de salud mental donde tenemos huertas orgánicas, talleres, abogados que defienden a los pacientes y se hacen cargo de las tramitaciones judiciales, hay psicólogos y artistas que dejan parte de sus vidas acá adentro", explicaron

En la colonia se asisten unos 700 pacientes, de los cuales casi 500 viven en los pabellones. "Estamos saturados en la capacidad prestacional que tenemos y no es cierto que haya capacidad ociosa. En uno de los pabellones que dicen que no se usa funciona un lavadero, hay una capilla y un comedor que pensamos acondicionar para que los internos estén más cómodos", resumió Hernández.

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Castaño y su equipo expresaron su posición.

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