| miércoles, 29 de octubre de 2003 | Connivencia policial Kiko Muñoz, un panadero que hace tres años está en el corazón del barrio de Constitución, sufrió en sus dos comercios de la zona unos 50 robos en ese lapso. "Entran prácticamente al arrebato. Sacan los fierros y van directo a la caja. Manotean lo que hay. No importa si es mucho o poco. Si hay 10 pesos, se lo llevan y salen rajando", contó.
"Es tanta la impunidad, que todos los comerciantes de la zona estamos seguros que Constitución es una zona liberada. Una vez entraron, encerraron a mi mujer y a una empleada en el baño, y como había poca plata, se quedaron más de media hora atendiendo el negocio y vendiendo para ellos", aseguró.
Muñoz cree que la mayoría de sus vecinos son usurpadores de viviendas. "No son clientes. Todos piden. De 35 kilos de pan, 30 los vendemos y cinco los regalamos. Es como un peaje. Incluso, la factura y el pan que quedan del día anterior, los armamos en bolsitas para darlos, directamente. Y además rechazamos un montón de mangazos", dijo.
Para el panadero, en la zona hay cosas extrañas. Contó el caso de uno de los robos que sufrió su comercio y qué hizo la policía cuando se le dio la descripción del asaltante.
"Cuando fuimos a hacer la denuncia, el oficial hizo sacarlo del expediente. El motivo que dio fue que en la declaración de mi mujer, mi yerno, y la empleada, que coincidieron en la descripción de la mancha un un ojo del ladrón, difirieron en la descripción de la vestimenta. Si eso no es protección de los delincuentes, ¿qué es?". enviar nota por e-mail | | |