| miércoles, 29 de octubre de 2003 | En Buenos Aires, un estudiante universitario lleva 37 días desaparecido Desesperado pedido de ayuda de los padres de un muchacho secuestrado La familia del joven Pablo Martín Belluscio lanzó ayer un pedido de ayuda a "todos los padres y madres del mundo" para lograr que liberen al muchacho que fue secuestrado hace 37 días y a quien sus captores le amputaron dos falanges de un dedo, que fueron enviadas como prueba de vida.
La dramática solicitud enviada por correo electrónico a la agencia noticiosa gubernamental Télam comenzó a circular ayer a la tarde por sedes diplomáticas y de organismos de derechos humanos de todo el mundo, con la intención familiar de difundir el caso a nivel internacional.
Es que la familia de este joven universitario y jugador de hockey entró en desesperación la semana pasada cuando recibió, tras comunicaciones telefónicas, dos falanges del dedo índice de la mano derecha de la víctima y la amenaza de continuar con las amputaciones.
Los secuestradores pidieron a la familia un millonario rescate por la liberación del joven, al que mostraron en un video encapuchado e indicando el orden de mutilación de miembros que efectuarían en caso de que no se complazcan las exigencias.
Un allegado directo manifestó que los familiares de Pablo "no pretenden desafiar a los secuestradores, sino que apelan a su buena voluntad y que entren en razón porque también a ellos les va a favorecer que aparezca en libertad y con vida".
Pablo fue secuestrado el 22 se septiembre a la 0.30 por una banda de ocho delincuentes cuando se retiraba de la cancha de hockey Perú Beach, de Martínez, cuando terminaba su entrenamiento, mientras iba en su Ford Ka gris por Villa Adelina, y unos ocho hombres armados con fusiles FAL lo capturaron. El secuestro, que recordó por su estrategia al de Rubén Astrada (chocaron el automóvil en que se desplazaba para hacerlo detener), no terminó allí porque un custodio privado que vio el hecho avisó a la policía. Dos suboficiales se cruzaron entonces con el grupo en Boulogne, donde hubo un tiroteo. Los dos policías resultaron heridos: uno recibió un disparo de fusil en la espalda -se salvó por el chaleco antibalas- y el otro, en un pie. El muchacho todavía no pudo ser rescatado. Trascendió que los captores estarían pidiendo un millón de pesos.
Días después comenzaron lacónicos llamados telefónicos en los que se exigía una suma millonaria -no revelada por los investigadores-, que los padres del chico aseguran que es imposible ser pagada.
"Amenazan que seguirán amputándolo" "Amenazan con seguir amputándolo y con matarlo, nos piden una cifra imposible de reunir para nosotros, está en manos de sádicos secuestradores extorsivos", relató dramáticamente ayer Gustavo Belluscio, un físico y docente, padre de la víctima.
"Hoy es particularmente nuestro amado hijo Pablo pero puede ser mañana el hijo de cualquier familia argentina, ya hubo en menos de dos meses en el país unos 40 casos y la cifra va en aumento", explicó el hombre en un llamado a la conciencia.
"Todo está rodeado de un silencio sepulcral, necesitamos desesperadamente toda la colaboración posible de todos los padres y madres del mundo entero, no queremos dinero, solo queremos que se entere todo el mundo de esto, debemos difundirlo, no cubrir la realidad de con un manto de silencio por espantosa que sea", pidió el hombre.
"El método de ayuda que hoy entendemos como útil es simple y pacífico, mandar e-mails al gobierno argentino, a la Policía Federal, a los medios de prensa, a la policía de Buenos Aires, hasta saturar con pedido de informes a todos los organismos posibles de Argentina", solicitó Belluscio.
El padre del secuestrado pidió "que esto no se silencie, que no pase desapercibido para nadie" y aclaró que él y su familia estarán "eternamente agradecidos", porque "hay grave peligro de muerte" para su "amado hijo Pablo y que mañana podría ser el hijo de cualquier otra familia".
Belluscio manifestó que "es un espanto que una familia se vea obligada a remunerar a los verdugos mutiladores de su propio hijo".
"Este es un país donde la gente debe pagar por el cercenamiento de miembros de su familia. No puede ser, no debe silenciarse esto, debe ser difundido por el mundo entero", concluyó Belluscio. (Télam) enviar nota por e-mail | | Fotos | | |