Los principales candidatos dieron su visión sobre la jerarquización docente

El futuro educativo provincial también se define en las urnas

Hermes Binner, Héctor Cavallero, Alberto Hammerly y Jorge Obeid opinaron sobre Hermes Binner, Héctor Cavallero, Alberto Hammerly y Jorge Obeid opinaron sobre el futuro ministro del área

Marcela Isaías / La Capital

Sin dejar de atender celulares y, entre viaje y viaje de campaña, los principales candidatos a asumir la gobernación de la provincia de Santa Fe respondieron en persona, acerca de cuestiones centrales relacionadas con los destinos de la educación provincial. Hermes Binner, por la Alianza Socialista; y los candidatos del lema del Partido Justicialista (PJ), Héctor Cavallero, del sublema “Trabajando por Santa Fe”; Alberto Hammerly, del sublema “Por Santa Fe” y Jorge Obeid, de “Frente por la victoria”, aportan su visión sobre lo que deberá atender la nueva gestión educativa que asuma en diciembre.

  Las preguntas tienen en cuenta temas que en los últimos años han motivado más que un debate en el sector, porque, a pesar de su importancia, fueron cientos de veces postergados a la hora de tomar decisiones políticas. Es el caso de la ley provincial de educación. Más allá de los proyectos que nunca terminaron por discutirse, Santa Fe aún no tiene una ley provincial.

  Otro tema clave es el de la jerarquización de la docencia. Se trata de una cuestión muy amplia que engloba un sinnúmero de aristas, incluyendo desde la capacitación profesional hasta lo salarial. En este caso, se apuntó a conocer si si se avanzará en la regularización que demanda el cobro los haberes. Debe tenerse en cuenta que el básico de un salario de maestro de grado es de 145 pesos, pero recibe de bolsillo un promedio de 380 pesos al mes. La diferencia entre una y otra cifra, la representa el salario “no remunerativo”, una manera elegante de definir el pago en negro que hace el Estado provincial a los trabajadores de la educación. Esto es también algo que deberá atender el nuevo gobierno.

  Las irregularidades no se agotan en el sector público y oficial. A pesar de la acertada decisión de la actual gestión educativa de caer con fuerza sobre los colegios privados, que recibiendo subsidios se rehúsan a bajar los aranceles, aún queda mucho por andar en esta área. También aquí no están ausentes las irregularidades en torno a la situación laboral de los docentes, quienes además no tienen el menor margen de reclamo.

  La otra cuestión planteada a los candidatos tuvo que ver con el destino de los comedores escolares; concretamente sobre quién debería administrarlos. En su libro “Historia de la educación argentina” (editorial Galerna) la pedagoga Adriana Puiggrós, titula en uno de los capítulos “La escuela es un comedor”. La historiadora se detiene a analizar la incidencia que tuvo —en especial, a partir de la década del 90— sobre la tarea educativa, la aparición del servicio de comida en la escuela.

  En este sentido, el análisis de Puiggrós coincide con el reclamo de muchos docentes y directivos, que advierten sobre el desplazamiento de su profesión específica de enseñar, obligados a ponerse al frente de una cocina. Claro está que la función de educar, en este caso, no la reemplaza nadie.

Nuevo ministro

  Si bien todavía no se habla de nombres para ocupar la titularidad de la próxima cartera educativa, se consultó a los principales candidatos a la gobernación provincial si el nuevo ministro provendrá o no del área. Es conocido que a la hora de designar quién debe presidir el Ministerio de Economía difícilmente se convoque a un pedagogo; en cambio, por las carteras educativas de los últimos años se han sucedido las ramas más amplias de las ciencias, en especial de la economía.

  En este sentido, el candidato del Partido Socialista, Hermes Binner, señaló que en su visión la “educación es tan importante, amplia, compleja y necesaria que amerita pensar en un equipo que haga de la participación una constante y no en una persona”, sin precisar si ese equipo lo conduciría alguien del área o no. El actual intendente de Rosario también aseguró que su mayor preocupación sobre la educación del país es que durante mucho tiempo no se la haya jerarquizado como un problema nacional, algo que en su opinión está cambiando con la asunción de Kirchner en la presidencia.

  En cambio, para el actual diputado nacional Héctor Cavallero (PPS), el nuevo ministro tiene que provenir del área de la educación, porque “es quien fijará, aplicará y deberá explicar las políticas educativas. Las tareas administrativas las harán otras personas a su lado. Que sea del área es básico”. Cavallero dijo, por otra parte, que su mayor preocupación en materia de educación general es “que se haya profundizado brutalmente la diferencia de la calidad educativa, entre escuelas rurales y urbanas, y las del centro y las zonas periféricas. Hay mucha desigualdad”, se lamentó.

  Alberto Hammerly, el candidato del gobernador Carlos Reutemann, se pronunció a favor de la idea de que el próximo ministro sea “fundamentalmente un político, no importa si viene o no del área de la educación, con la capacidad de arbitrar entre pujas y diferencias sectoriales. Pienso —agregó— que la dirección de la política la define el gobernador junto con el ministro, luego la misma la instrumentan los distintos estamentos del Ministerio de Educación con sus especialistas”. Para Hammerly, la mayor preocupación en materia de educación del momento es conseguir “una ley que garantice la equidad”.

  A su turno, el candidato del Frente por la Victoria (PJ), Jorge Obeid, se lamentó de haber perdido para esta área a la ex ministra de Educación provincial, María Rosa Stanoevich. “Igual, ella estará asesorándome, en caso de ser elegido gobernador”. Para Obeid, el perfil del ministro de educación es de alguien con “formación docente, pero que tenga especial sensibilidad con la producción”, para aunar la idea de la educación unida al trabajo.

  Además, Jorge Obeid, señaló que lo que más le preocupa de la educación en su conjunto es “la desjerarquización general que ha sufrido, por cumplir el papel de asistencia que no le corresponde, generando un sistema para ricos y otro para pobres