Alejandro Cachari / Ovación
Lo que va de un partido a otro. El torneo transcurre frenético para Central. Las sensaciones cambian de un fin de semana para otro. Se debe consignar que para Russo y compañía los resultados jamás modificaron el objetivo. Pero para los hinchas, que se alimentan exclusivamente con exitismo y resultados, el Clausura es casi una tortura psicológica sin fin. Cambia todos los domingos. Se modifica ante cada contingencia. Palabras más, palabras menos, el DT canalla volvió a dejarlo claro ayer en la conferencia de prensa: para Central ahora empieza otro campeonato. Una victoria ante River los hubiera depositado en la lucha por el título, aunque el estigma de la permanencia hubiera subsistido, pero el resultado -distinto al de ayer- hubiera sido lo suficientemente fuerte como para situar a Central en una pelea distinta. Lo cierto es que el sábado, los que se habían olvidado de mirar la parte baja de la tabla de los promedios recordaron casi compulsivamente cuál es el objetivo principal de Central. Los triunfos de Nueva Chicago y Banfield desnudaron al hincha que estaba vestido de una ilusión desmedida y lo vistieron de realidad. Talleres ganó y superó a los canallas por dos puntos. Lanús también triunfó y se le fue a siete. Al menos la victoria granate sirvió para que Olimpo quedara unas pocas décimas por debajo de Central y eximieron al equipo de Russo de los últimos cuatro puestos de la peor de las tablas. Central mantuvo el cuarto puesto en la tabla del Clausura y hasta mantiene su posición en la clasificación para la Copa Sudamericana. Pero la pelea está en otra parte. En los próximos partidos llegará la batalla final de los auriazules. Es suficiente con revisar el fixture para comprobarlo. En la próxima Central visitará a Huracán, después recibirá a Arsenal, irá a Córdoba para luchar con Talleres, será anfitrión de Independiente, viajará a La Plata (Estudiantes) y a Mataderos (Nueva Chicago) sucesivamente, jugará en el Gigante con Unión, irá a Banfield y cerrará con Boca en Arroyito: 27 puntos a pura adrenalina. Los que, inexorablemente, deberán ser afrontados con el mismo temperamento con el que le peleó a la oscuridad del descenso hasta aquí. Se viene la batalla final. Comenzará dentro de dos semanas y constará de seis duelos con rivales directos, dos con equipos aliviados y uno, el último, frente a uno de los dos equipos que polarizan desde hoy la lucha por el título.
| |