No había libreto posible. No existieron equivalencias. Central pasó por la Bombonera y cumplió con su parte hasta donde pudo. Hasta el golazo de tiro libre del Chelo Delgado. Después, el partido fue pura decantación. Con momentos de cierta incomodidad moral en el complemento por la sencillez con la que el equipo de Tabárez manejó el desarrollo. Por suerte para los de Russo, Boca careció de ese instinto asesino -futbolísticamente hablando, claro- que caracteriza a los equipos brasileños, por ejemplo, y entonces la chapa del final fue decorosa. Más aún cuando descontó Rivarola en una jugada fuera de contexto. 3 a 1 claro, sin atenuantes. Con un margen nulo para cualquier morigeración de la pobre actuación auriazul rosarina.
Boca y Central jugaron a cosas distintas. La principal explicación está en la diferencia de jerarquía de los intérpretes. Aquella consigna trabajada en la semana de quitarle la pelota al subcampeón jamás funcionó. Apenas hubo un esbozo entre los 15' y los 25' de la primera mitad. Sólo eso.
Un remate al segundo palo de Vitamina a los 22' fue todo el aporte de Central en el arco de enfrente en el primer tiempo. El gol de Rivarola sobre el final constituyó la única llegada del complemento. Demasiado poco como para tener aspiraciones en la Bombonera. Sobre todo si se toma en cuenta que Boca llevó peligro nueve veces en la primera mitad y tres (muy claras) en la segunda. Allí, en los últimos 45', la diferencia fue enorme, aunque no la refleje el resultado.
Para Central, la prodigalidad de Donnet y la velocidad de Clemente Rodríguez fueron un intríngulis que jamás pudo resolver. La habilidad de Tevez y Delgado, más las mañas del mellizo Guillermo, un cuestionario sin respuestas. Como si eso no fuera suficiente, Boca no tuvo fisuras del medio hacia atrás y entonces los equipos funcionaron en sintonías diametralmente opuestas.
Quizás el dato más importante para Central sea que el Apertura ya es historia y que vendrán tiempos duros de mucho trabajo para conseguir en el Clausura lo que no pudo en el Apertura: escaparle a la promoción.
Para ello será imprescindible un giro de 180 grados en unos cuantos ítems: futbolísticamente deberá ser un equipo mucho menos inocente y de dientes apretados. Será imprescindible comprender que cada punto valdrá oro. Físicamente el equipo deberá ser trabajado para que la resistencia no sea un veranito de seis fechas, sino un argumento para las 19 jornadas.
El gesto adusto del plantel en pleno ayer al retirarse de la Bombonera quizás sea el dato más positivo del paso canalla por la cancha de Boca. Para mejorar es imprescindible convencerse de que hay cosas que se hicieron mal. Es el primer paso. Más claro. Nadie le va a pedir a Central exhibiciones futbolísticas, la realidad le exigirá resultados.
El equipo de Russo tendrá que ponerle el pecho a las balas. Esa fortaleza física, anímica y futbolística deberá forjarla en la pretemporada. El momento es duro, pero el objetivo no es imposible. Un buen borrón y una prolija cuenta nueva. Con esa dieta será suficiente.
Síntesis
Boca Juniors 3: Abbondanzieri 6; D. Crosa 7, Burdisso 6 y César González 6; M. Donnet 8, Cascini 6, Battaglia 6 y C. Rodríguez 7; Tévez 7; M. Delgado 7 y Gmo. B. Schelotto 6. Suplentes: Caballero, Pinto, Giménez, Ezequiel González y Bracamonte. DT: Oscar Tabárez.
R. Central 1: Castellano 5; Daniel Díaz 6, Talamonti 4 y Fassi 6; Ferrari 5, D. Quinteros 4, Gvo. B. Schelotto 4 y Papa 5 (65' Rivarola 6); P. Sánchez 5 (53' De Bruno 3); César Delgado 5 y Figueroa 3. Suplentes: Manchado, Erroz y Herrera. DT: Miguel Angel Russo.
Cancha: Bombonera.
Arbitro: Oscar Sequeira (6).
Recaudación: $190.366.
Goles: 35' M. Delgado (BJ), 44' C. Rodríguez (BJ), 68' Cascini (BJ) y 86' Rivarola (RC).
Amonestados: M. Delgado (BJ); D. Díaz, Fassi y D. Quinteros (RC).
Incidencias: Partido suspendido a los 77' durante nueve minutos por invasión de público.