Brasilia. - El candidato izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva logró un triunfo holgado sobre sus rivales, pero no le alcanzó para ganar en primera rueda y deberá volver a las urnas el 27 de este mes, ante el oficialista José Serra, el delfín del presidente saliente, Fernando Henrique Cardoso y candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (Psdb). Lula tomaba una amplia delantera en la elección presidencial brasileña al computarse el 67% de las urnas escrutadas, pero sin la mayoría absoluta que le daría un triunfo definitivo.
El candidato del Partido de los Trabajadores (PT) obtenía el 46,8 por ciento de los votos válidos (25,3 millones de votos), y de mantenerse esa tendencia deberá disputar la presidencia en una segunda vuelta el 27 de octubre con el oficialista José Serra, que tenía un 24 por ciento, (casi 13 millones de votos). Los seguían, ya bastante lejos, el evangelista Anthony Garotinho (Partido Socialista Brasileño) con el 16,3% y Ciro Gomes (PSB-PC), con 12,4%, según datos del Tribunal Superior Electoral (TSE). La abstención de voto era, en este parcial, altísima: 17,6%.
Por esto, Lula quedaba lejos de ganar en primera vuelta, ya que debía contar al menos la mitad más uno de los votos válidos, es decir sin contar los nulos ni blancos.
Un boca de urna que creó expectativa
Según un sondeo a boca de urna del Instituto Ibope, difundido más temprano por la red de televisión Globo, Lula había obtenido 49 por ciento de los votos válidos en las elecciones brasileñas del domingo, a un punto porcentual de la mayoría que lo convertiría en presidente electo. Pero como se trató de una proyección, y el margen de error de la encuesta fue de uno por ciento en más o menos, dejó sin definir si Lula podrá superar el 50 por ciento de los votos válidos que le otorgarían un triunfo definitivo, posibilidad que se alejaba a medida que el TSE avanzaba en el conteo de votos.
La elección transcurrió con plena calma bajo fuertes medidas de seguridad, reforzadas con tropas federales. En el debut del sistema electrónico de votación abarcando a todo el país se produjeron dificultades y atrasos, lo que postergó el cierre de la votación, previsto originalmente para las 17 (la misma hora en Argentina). Las urnas se abrieron a las 8, cuando largas filas de votantes se formaron ante los 406.000 puestos electorales electrónicos.
El cierre de la votación, en que los electores también debían sufragar por gobernadores de todos los distritos del país y legisladores federales y estatales, debió demorarse por fallas en más de 3.600 urnas y la lentitud del proceso.
Más de 115 millones de brasileños estaban habilitados para emitir su voto, obligatorio para los mayores de 18 años y optativo a partir de los 16. A las 21.30, cuatro horas después del término de la elección, aún se registraron largas filas de electores en varias ciudades del país.
La prensa local reportó gran afluencia de electores en todo el país, sin que se registraran incidentes de gravedad luego que se estableció un enorme operativo de seguridad principalmente en la conflictiva región metropolitana de Río de Janeiro.
Todos los sondeos señalan que Lula, en un eventual segundo turno, se impondría sobre cualquiera de sus rivales. Lula, que moderó su combativo discurso del pasado y encaró su actual y cuarto intento de llegar a la presidencia aliándose con un partido de centroderecha y con el magnate textil José Alencar como compañero de fórmula, encarna para parte de la población la esperanza de un cambio en las políticas de Cardoso, quien cumple el segundo de dos mandatos consecutivos iniciados en 1995.
Serra debió cargar en la campaña con el peso de ser el candidato de la coalición gobernante, en un momento en que el oficialismo se encuentra desgastado tras casi ocho años en el poder.
Cambios en el Congreso
En la votación también estuvieron en juego los cargos de 27 gobernadores para los 26 estados del país y el Distrito Federal, y legisladores federales y estatales.
Según el Instituto Ibope, el voto resultará en cambios expresivos en la correlación de fuerzas en el Congreso Nacional. Pese a que las fuerzas de centro y centroderecha seguirán siendo mayoritarias, la oposición de izquierda deberá ampliar significativamente su bancada parlamentaria, en especial en la Cámara baja.
El instituto demoscópico pronostica que el PT podrá convertirse en segunda o tercera fuerza de la Cámara de Diputados, al conquistar entre 73 y 83 escaños, frente a los 58 diputados que posee hasta ahora.
Por otra parte, la coalición entre socialdemócratas y conservadores que apoya el gobierno Cardoso deberá perder parte de su poder, aunque seguirá mayoritaria en el Congreso.
El Psdb, de Cardoso, encogería, de 95 a entre 60 y 70 diputados, mientras que el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (Pmdb, centrista), que apoya parcialmente la candidatura de Serra, vería su bancada reducirse de los actuales 87 escaños a entre 75 y 85.
El Partido del Frente Liberal (PFL, conservador), que abandonó la coalición oficialista en abril pasado luego de una fuerte pelea con Cardoso, sería el más perjudicado en las urnas, al ver su presencia en la Cámara baja reducirse de los 97 diputados actuales a entre 77 y 87 diputados. (Reuters y DPA)
La Ciudad
