El gobierno de Estados Unidos brindará una ayuda de 18.000 millones de dólares para las aerolíneas locales, principales afectadas por los atentados del 11 de septiembre, mientras que el sector a nivel mundial agravó su crisis por el ultimatum de las aseguradoras de rescindir contratos con las compañías y la amenaza de varias empresas aéreas de dejar de volar si no reciben ayuda.
La Casa Blanca y el Congreso de Estados Unidos acordaron ayer un paquete de ayuda a las empresas aéreas de este país de 18.000 millones de dólares. Esta ayuda incluye 5.000 millones de dólares en efectivo y 10.000 millones en garantías de préstamos, y otros 3.000 millones que serán destinados a costos de seguridad para las aerolíneas, anunció el vocero del presidente George W.Bush, Ari Fleischer.
La Casa Blanca se mostró poco dispuesta a extender las garantías para créditos, pero accedió luego de que el Congreso le asegurara que las garantías no serían ilimitadas.
Una hora antes del anuncio, Northwest Airlines informó que eliminará cerca de 10.000 de sus 53.000 puestos de trabajo y reducirá en un 20 por ciento sus servicios aéreos.
Este nuevo anuncio de achicamiento se suma a los ya adelantados por las dos empresas más grandes de Estados Unidos, American Airlines y United Airlines, con 20.000 cesantías cada una, y al que hay que agregar los de otras empresas más pequeñas y los del fabricante Boeing, también con un recorte de 20.000 empleados.
Los atentados generaron una reacción en cadena a la alicaída aeronavegación comercial internacional, y esta semana la líder del sector a nivel mundial, la británica British Airways, anunció la reducción del 7 por ciento de su plantel, equivalente a 7.000 trabajadores, mientras la primera empresa brasileña, Varig, decidió el mismo destino para 1.700 de sus empleados, y la española Iberia no descartó similares medidas.
En Europa, los ministros de Finanzas de los quince países que integran la zona euro, adelantaron su intención de ayudar a las empresas del Viejo Continente, aunque aclararon que esa contribución tendrá un costo y no será un subsidio.
El difícil panorama se empeoró cuando las grandes aseguradoras decidieron establecer la llamada "cláusula molesta" en sus contratos con las aerolíneas, que implica la reducción de la cobertura de daños relacionados con guerra o terrorismo, hasta el punto de que sólo se reembolsaría en estos siniestros un 5% de la cantidad hasta ahora establecida.
Las aseguradoras dieron plazo hasta la última hora del lunes para que las empresas aéreas acepten las nuevas condiciones, bajo amenaza de rescindir los actuales contratos.