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 viernes, 26 de octubre de 2007  
Imponen 16 años de prisión a joven que ejecutó a un cadete
El fiscal había pedido 25 años, pena inusual para un menor. Evaluaron que se está recuperando

La Cámara Penal confirmó la pena a 16 años de prisión impuesta a un joven que cuando tenía 17 mató de siete disparos al cadete de farmacia Damián Céspedes en el barrio Carlos Casado. La decisión de los jueces cerró así la discusión entre la defensa del muchacho condenado, que pretendía que lo absolvieran por su buena evolución en el tratamiento tutelar, y el reclamo del fiscal para que le aplicaran la inusual pena de 25 años de prisión.

“El caso está cerrado y ahora definitivamente se hizo justicia. Nos tranquiliza que el crimen de mi hijo no quede impune porque por esto luchamos estos años. Pero lo que pasó nos destrozó la vida y nunca nos vamos a reponer”, expresó tras conocer el fallo María Teresa, la madre del joven asesinado cuatro años atrás mientras trabajaba.

La tragedia. Maxi O. había sido condenado en primera instancia en julio pasado a la pena de 16 años de cárcel por el juez Jorge Cartelle. El joven está acusado de cometer un homicidio calificado criminis causa, es decir, de matar para lograr impunidad en la ejecución de un robo. Ese delito se castiga con prisión perpetua. Pero tratados internacionales en materia derechos del niño impiden imponer esa pena a menores de edad. Entonces, el juez consideró necesario aplicarle una sanción que le permitiera comprender la gravedad de su conducta. Y moderó la pena prevista para ese mismo delito cuando queda en un intento.

Damián Céspedes tenía 24 años, vivía con sus padres y trabajaba en su moto como cadete de farmacia. El 22 de noviembre de 2003 fue a entregar medicamentos a una casa del barrio Carlos Casado y se demoró ordenando papeles en la riñonera, en la confluencia de las calles Gaboto, Carlos Casado y Londres. Allí un muchacho armado que se bajó de un carro en el que cirujeaba con otras personas intentó robarle la moto, pero el cadete se resistió y hubo un breve forcejeo.

Céspedes intentó resguardarse detrás de un árbol. Pero cuando ya había desistido de robarle, sin motivo alguno, el asaltante casi lo fusiló de siete disparos y se fue sin llevarse nada. Maxi, un joven de 17 años que vivía en una familia humilde y cirujeaba como sus hermanos, fue detenido el mismo día.

El joven está detenido en la Unidad 3 de Rosario. La semana pasada participó de una audiencia en los Tribunales de Rosario ante los jueces de la Sala I de la Cámara Penal. Su defensor, Carlos Giandoménico, planteó que la pena que le aplicaron era innecesaria ante el resultado positivo del tratamiento tutelar. La posibilidad de no imponer condena a un joven que comete un delito está prevista por el sistema penal de menores. Por eso pidió su absolución.

Por su parte, el fiscal Ismael Manfrín también apeló la condena y reclamó 25 años de cárcel para el joven. Un monto inusual, dado que se suelen imponer penas atenuadas a menores de edad.

La discusión. Ante el planteo de la defensa, los camaristas Alberto Bernardini, Eduardo Sorrentino y Atilio Pangia respondieron que la pena no debe definirse sólo en base al tratamiento de un joven sino también teniendo en cuenta otros criterios, como “la entidad del injusto y la culpabilidad”. En ese sentido, remarcaron que crimen del cadete fue inmotivado y “aberrante”. Y señalaron que Maxi “ha tenido un entorno que no lo muestra con una altísima vulnerabilidad por condicionamientos socioculturales”.

El tribunal de apelación decidió confirmar la pena a 16 años de prisión teniendo en cuenta que, por ser menor de edad al momento del hecho, puede ser beneficiado por una pena atenuada. “Es bueno para O. recorrer un correcto camino en la ejecución de la pena y que contribuya a una correcta reinserción social”, evaluaron en el fallo que dejó firme la condena.


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