Año CXXXVII Nº 49637
La Ciudad
Política
Economía
La Región
Opinión
Cartas de lectores
Información Gral
El Mundo
Escenario
Policiales
Mundo digital



suplementos
Ovación


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 21/10
Mujer 21/10
Economía 21/10
Señales 21/10
Educación 20/10
Página Solidaria 17/10
Estilo 06/10

contacto
servicios
Institucional



 viernes, 26 de octubre de 2007  
Bachelet impulsa un acercamiento con la derecha vinculada a Pinochet
En busca de un urgente consenso, la mandataria selló un polémico acuerdo con Joaquín Lavín

Santiago.— Arrinconada políticamente, la presidenta socialista chilena, Michelle Bachelet, selló esta semana una inédita alianza con líderes vinculados al fallecido dictador Augusto Pinochet, en un último intento por recuperar liderazgo. La mandataria se acercó al dos veces candidato presidencial de la derecha, Joaquín Lavín, con la intención de crear una comisión para tratar temas como la seguridad pública.

   Con esta operación Bachelet buscó dividir a la derecha, y destrabar por ahora el bloqueo opositor a sus iniciativas en previsión, equidad y seguridad ciudadana, de cara a los comicios municipales de 2008, antesala de las presidenciales de 2009. El pacto entre la mandataria y Lavín permitió además a ambos retomar la conducción de la agenda política, convulsionada por el probable regreso de la oposición al poder en 2010, tras 20 años de ausencia.



En los extremos. Aunque tras el regreso a la democracia Lavín trató de distanciarse de la polémica figura de Pinochet, lo concreto es que fue un colaborador del régimen. Entre 1976 y 1977 fue un funcionario intermedio de la Oficina de Planificación Nacional (Odeplan), y también trabajó junto a Hernán Büchi, ministro de Hacienda del ex dictador entre 1985 y 1989. Después de la caída de Pinochet fue elegido como alcalde de las comunas de Las Condes y Santiago.

   Su figura es totalmente opuesta a la de Bachelet, una militante de izquierda que estuvo presa y fue torturada durante el régimen pinochetista.

   A pesar de las insalvables diferencias, el vocero del gobierno, Ricardo Lagos Weber, justificó ayer la alianza, señalando que durante meses la oposición negó al gobierno “la sal y el agua”, por lo que era imperioso construir espacios de diálogo y consenso que dieran “oxígeno por un tiempo”.

   De hecho, el apoyo a Bachelet cayó por debajo del 40% en los últimos meses, debido a problemas en un nuevo sistema de transporte y al aumento de la delincuencia, además de conflictos laborales. La mandataria llegó a denunciar un “femicidio político” en su contra, tesis descartada incluso por sus aliados.

   Por su parte, Lavín busca con su acción recuperar protagonismo, en una oposición que no capitaliza el descontento con el gobierno. Según sondeos, la mayor crítica ciudadana a la oposición es hacia su política confrontacional. Adicionalmente, estudios de gobierno revelan que siete de cada diez chilenos valora el giro dado por Lavín, quien no descarta postularse por tercera vez a la presidencia.

   “Este es un gran día para Chile. Se ha logrado que el gobierno y la oposición se sienten a conversar”, dijo el líder derechista, tras visitar este miércoles el palacio de gobierno, La Moneda.



Clima de conflicto. Sin embargo, la distensión no parece total. Lagos Weber admitió que el gobierno aún “no saca cuentas alegres”, y advirtió que la proximidad de elecciones puede nublar el panorama. En la oposición, parlamentarios manifestaron su rechazo a la iniciativa, apostando a que un mayor conflicto complique más el respaldo a Bachelet, que está por debajo del 30% en la capital.

   Incluso el senador Alberto Espina, del derechista partido Renovación Nacional, sostuvo ayer que los aires de diálogo no significan que su sector deje de pensar en “desalojar” del poder al gobierno.

   En el oficialismo, y tras críticas de los sectores más cercanos a Bachelet, la alianza es vista como una oportunidad de gobernabilidad, en un país que crece al seis por ciento con altos superávit fiscal y comercial, pero que no logra consensuar una “hoja de ruta” legislativa.

   Por otra parte, distintos analistas aseguran que, al igual que cuando lanzó en mayo pasado un ambicioso programa social, Bachelet parece destinada a volver a un esquema de conflicto, que podría costarle a la alianza gubernamental perder el poder que controla desde 1990, tras 14 triunfos electorales consecutivos. l
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo


Notas Relacionadas
La necesidad de volver a nombrar un nuevo gabinete




  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados