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 viernes, 26 de octubre de 2007  
“El amor es revolucionario y trato de demostrarlo con mis canciones”
La cantante y actriz Rita Cortese aseguró que la música complementó su carrera. La intérprete regresa con “El amor, ese loco berretín” en el cual recorre clásicos del tango

Rodolfo Bella / La Capital

Rita Cortese dice que comenzó a cantar “de grande” y ya no puede dejar de hacerlo. La intérprete contó a La Capital que todo fue bastante fortuito. Su impulso se concretó inesperadamente cuando el empresario Alan Faena le dijo “hacé lo que quieras, es tuyo”, luego de que la actriz le dijera que quería hacerlo en el cabaret que funciona en el Faena Hotel, de Puerto Madero. Cortese hoy regresa a Rosario con su espectáculo “El amor, ese loco berretín”, para actuar, a las 22, en la sala Lavardén, Sarmiento y Mendoza.

—En un repertorio tanguero que parece inagotable ¿cómo hace para elegir los temas de su espectáculos?

—Voy a ser absolutamente sincera y franca: escucho a Gardel, que grabó casi todos los temas que a mí me gustan. También hacemos temas de Anselmo Aieta, Celedonio Flores, Cadícamo, Homero Manzi, Gardel y Le Pera, Homero Expósito y Domingo Federico, de Discépolo. Me decido por lo que me conmueve. Y el esplendor que perdimos me conmueve. De eso habla “Viejo smoking”, de alguna manera. Y el amor, por supuesto, que es el loco berretín. Para mí un hecho revolucionario es el amor y trato de plasmarlo en este espectáculo.

—Parece la herencia de alguna consigna setentista...

—Por supuesto, hagamos el amor y no la guerra, pero Madres de Plaza de Mayo es un hecho revolucionario y se hizo a partir del amor a los hijos. Uno siempre piensa en el amor pasional. El espectáculo trata sobre el amor pasional, obviamente, pero digamos que es un sentimiento que me conmueve y me parece un hecho realmente revolucionario.

—¿Hay posibilidades de recuperar el “esplendor perdido” que usted menciona?

—No sé, pero esplendor es no tenerle miedo al otro, es poder vivir dignamente, creer en la palabra; ese es el brillo que quiero recuperar para mi vida.

—La película “Ni Dios, ni patrón ni marido”, ¿será su regreso al cine?

—No voy a participar finalmente de esa película porque se filma en San Luis y se me superponen un poco los tiempos. Me hubiera encantado, pero tendría que dejar los shows en “Clásica y moderna”.

—¿Por qué está poco en televisión últimamente?

—Lo elijo bastante. En este momento estoy con este proyecto que es mío y que nos da mucha satisfacción a los tres, el pianista Hernán Valencia; el guitarrista Fabián Leandro, y a mí. Me hace muy feliz hacerlo. Pero filmé un capítulo de “Mujeres asesinas”, que seguramente saldrá el próximo año, y en este momento no tengo ningún proyecto de televisión en vista. Hice también una participación en “La Lola”, muy simpática, y algunas cosas que trabajamos para el canal Encuentro.

—¿Cuál fue el primer impulso del espectáculo?

—Me habían pasado bastantes cosas; estaba con bastante angustia. Estaba bastante desesperada, que es un estado habitual en mí, y lo último que habíamos hecho era “Ojalá te enamores”, con Claribel Medina, y hacía dos o tres años que no cantaba, perdí seres queridos, estaba en una especie de zona en la que pensaba que tenía que cantar. Tenía miedo de no volver a hacer algo que había comenzado de grande. Lo llamé a Faena y le dije: “Mirá Alan, quiero cantar, quiero estar en el cabaret”, y me dijo: “El cabaret es tuyo. Hacé lo que quieras”. Yo pensé: “No puede ser que sea tan fácil”. Pero así fue. Y el primer impulso, el que yo comprendo más, es el tango

—¿Qué la impulsó a lanzarse a cantar, como usted dice, cuando ya era “grande”?

—Empecé con “Recuerdos son recuerdos”, un espectáculo que hacíamos con Soledad Villamil, hace 11 años. Yo iba a ver cantantes que me encantan y que cantan diez millones de veces mejor que yo, y siempre tenía algo para criticar, mirá lo que tenía de envidia (risas). Entonces dije “o canto o voy a ser una mujer resentida”, que es lo que menos quiero ser en la vida. Así me animé a los 47. Ahora tengo 58 y acá estoy cantando.

—¿El tango es para cualquiera?

—No, el tango es dificilísimo. El tango, el bolero y jazz, son muy difíciles. El tango es muy complicado. Lo que tiene el tango es que es desesperado...

—Que, según dijo, es su estado natural...

—Por eso lo digo... yo lo comprendo bárbaramente (risas).


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”O cantaba o iba a ser una mujer resentida", bromeó Rita Cortese.

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