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 viernes, 26 de octubre de 2007  
Bayer deberá pagar por los daños que causó una droga
Lo dispone un fallo inédito a favor de un rosarino que casi se muere al consumir el fármaco. El paciente sufrió una insuficiencia renal. El laboratorio tendrá que resarcirlo con 160 mil pesos

Claudio González / La Capital

En un fallo sin precedentes en la Justicia argentina, el Tribunal Civil y Comercial Federal Nº2 de Rosario condenó al laboratorio alemán Bayer por avalar el suministro de un medicamento para bajar los niveles de colesterol, que a principios de 2001 casi mata a un rosarino. La resolución no registra antecedentes en el país.

   El fármaco cuestionado se comercializaba en Argentina como Lipobay (que tenía como principio activo la cerivastatina). Era indicado para reducir niveles altos de colesterol, pero tenía contraindicaciones severas. En 2000, cientos de pacientes de todo el mundo sufrieron secuelas por su ingesta, y Bayer lo quitó del mercado en agosto de 2001.

   Como en tantos otros casos, el rosarino Carlos Potocnik sufrió los efectos secundarios del remedio (rabdomiolisis —una enfermedad que destruye los tejidos— e insuficiencia renal crónica), que lo pusieron al borde de la muerte. (ver aparte)



La demanda. En junio de 2002, el paciente no dudó en iniciarle juicio a Bayer y a su responsable técnico en Argentina por daños y perjuicios. Reclamó un resarcimiento de 571.200 pesos por daño material y moral, pérdida de chance (las oportunidades laborales y profesionales, entre otras, que se frustraron durante su convalecencia) y gastos terapéuticos.

   El laboratorio rechazó la demanda y negó los hechos con argumentos técnicos. Explicó la relación de Lipobay y la cerivastatina, y los efectos que la droga producía en el tratamiento de enfermedades coronarias. Y respondió sobre las reacciones adversas que producía en sus distintas presentaciones y en combinación con otras.

   En esa línea reconoció el efecto más perjudicial —casos de rabdomiolisis— cuando era utilizada en combinación con gemfibrozil, o cuando Lipobay se suministraba en su dosis más alta de 0,8 miligramos, como la que ingirió Potocnik.

   Remarcó que el contenido del prospecto que acompañaba al remedio con precauciones, posologías y administración fue aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat). También trató de salvaguardar su responsabilidad. Mencionó conceptos como “consentimiento informado” e “intermediario instruido”, este último en clara alusión al médico que prescribe el remedio.



La sentencia. Luego de un proceso donde se acumularon peritajes, pruebas y testimonios, se conoció la sentencia el 16 de octubre último, emanada de la sala B del Juzgado Federal Civil y Comercial Nº2, a cargo de Sylvia Aramberri. Aunque el demandado aún puede apelar ante la cámara del mismo fuero, se trata de una resolución inédita en el país.

   “Del análisis de las pruebas se infiere que la causal que provocó la rabdomiolisis e insuficiencia renal que le diagnóstico al actor, y que dio lugar a su internación en fecha 5 de enero de 2001, fue la ingesta de la cerviestatina, droga que contiene el medicamento Lipobay 0,8 miligramos”, concluye una tramo del fallo.

   La jueza refiere que esta consecuencia “estaba prevista por el laboratorio, fabricante del producto y, a pesar de ello fue lanzado al mercado”. También fue determinante la pericia médica: “Las afecciones diagnosticadas fueron atribuidas por los médicos tratantes como secundarias a estatina, y el Lipobay era la medicación que le fue indicada al paciente. Se comprobó que al damnificado no le quedaron secuelas”.

   “Ha quedado debidamente acreditado el nexo causal entre el consumo del medicamento y los daños que provocó en su salud, corroborado por los peritos médicos, además del daño psicológico, estimando en una incapacidad del 15 por ciento.

   La jueza consideró que se acreditó el riesgo para la salud del paciente. También ponderó la vinculación jurídica entre las partes del proceso, que constituye una “típica relación de consumo”, e incorporó pautas de la ley nacional 24.240.

   En su espíritu, la norma habla de que “las cosas y servicios deben ser suministradas o prestados en forma tal que, utilizados de manera previsible, no ocasionen peligro para la salud o integridad física de consumidores o usuarios”. Y considera que Bayer no cumplió con las previsiones que establece la ley.

   En consecuencia, la Justicia Federal condenó a la compañía Bayer S.A y a Rubén Darío González (como co demandado por ser responsable técnico de la firma en Argentina) a indemnizar a Potocnik con 50 mil pesos por daño moral, 10 mil pesos por gastos terapéuticos y 100 mil pesos por pérdida de chance. En total la firma alemana deberá desembolsar 160 mil pesos para reparar los daños ocasionado a Potocnik. l
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Si bien quedó sin secuelas, Carlos Potocnik estuvo en 2001 al borde de la muerte en coronarias y terapia intensiva.

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