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 domingo, 30 de septiembre de 2007  
Buscando votos en Santa Fe

Por Mauricio Maronna
La CapitalArgentina asiste a la campaña presidencial más abúlica y mediocre que se recuerde desde el retorno de la democracia. Casi todo se limita a una ensalada de candidaturas salcondimentada por miles de boletas de postulantes a diputado nacional que pegaron el salto en el minuto 90 del cierre de listas; trapecistas dispuestos a columpiarse en cualquier escenario y “buscas” que aparecen tratando de aprovechar la confusión general.

   “Para los argentinos Skanska es un yoghurt”, dijo hace un par de meses el entonces candidato a gobernador por Santa Fe Rafael Bielsa, con honestidad brutal a la hora de describir la escasa influencia que generaban los hechos de corrupción en la sociedad, que solamente (en el trazo grueso) descarga adrenalina por el baile del caño, el video de Wanda Nara o las noches de Marcelo Tinelli.

   A menos de un mes de los comicios, la situación se modificó apenas levemente. Lejos están los pronosticadores de turno del servicio encuestológico oficial de volver a la carga con sondeos manipulados y financiados por dependencias de Balcarce 50. Ahora, la lengua popular oficialista repite que Cristina Fernández de Kirchner “ganará por el cuarenta y pico de los votos”, merced a lo que aquí se viene analizando desde hace meses: la formidable tracción que el ex hipermenemista Daniel Scioli y los ex ultraduhaldistas intendentes del conurbano bonaerense le aportarán desde las múltiples boletas, con el apellido Kirchner impreso en tipografía catástrofe.

   La candidata oficialista y las task force que apuntan su postulación semblantean a la oposición y arriban a la conclusión de que con opositores como los que se presentarán el 28 de octubre es mejor apelar hoy a Tsun Tsu que a Maquiavelo. Decía el autor del “Arte de la guerra” que la defensa es para tiempos de escasez; el ataque para tiempos de abundancia.

   Cristina sigue sin convocar a conferencias de prensa, aunque se permite elegir a medios extranjeros como propaladoras que llevan la difusa consigna de que el cambio recién comienza. Penoso récord (listo ya para el Guiness) el de Kirchner & Kirchner: ninguna rueda abierta con periodistas desde el mismo momento en que se hicieron cargo del poder.

   La cuestión parece quedar en la anécdota, en el rezongo de los medios y de alguna que otra asociación vinculada a ellos. El resto de los grupos de presión y factores de poder no se ocupa del tema. Y cuando Cristina se decide a hablar, convoca a un par de periodistas porteños que le son funcionales a un nuevo género made in Argentina: la mezcla del off the récord y el encomillado, jamás presentado como entrevista. “Desde la semana próxima habrá reportajes. Eso sí, con los periodistas amigos o con los que se encandilan con la mixtura de verdes en la Quinta de Olivos”, reveló con ironía a La Capital un secretario de Estado que, por lo bajo, critica el estilo comunicacional.

   Si bien se repite como un mantra aquello de que “nadie dice en la calle que votará por Cristina”, la cuestión no debe tomarse como sentencia ni como verdad revelada. En 1995 parecía que el Frepaso arrasaba en las urnas frente a los escándalos de corrupción del menemismo, pero el 52 por ciento de los argentinos privilegió el voto cuota y el uno a uno a la hora de entrar al cuarto oscuro. “Primera y adentro”, se jactó Menem con todo derecho. ¿Un ejemplo de lo que vendrá?

   Elisa Carrió aparece en el firmamento opositor como la amenaza más importante para los sueños de continuidad del kirchnerismo. La indómita Lilita ha dejado para otros tiempos sus furibundas denuncias, y su estilo catártico, para acercarse al teorema de Baglini: cuanto más cerca del poder se está, el discurso político se allana a la ética de la responsabilidad. “Estoy tan tranquila de que vamos al ballottage que ahora a las denuncias las hace (Rubén) Giustiniani”, dijo Lilita en un programa de televisión rosarino.

   Si la provincia de Buenos Aires aparece infranqueable para las aspiraciones opositoras, Santa Fe significa algo así como la tierra prometida. Además de Carrió, Roberto Lavagna pasó (y posó) por unas horas con sus candidatos a diputado nacional, colectoras que van por distintos carriles, llevando en la boleta el mismo nombre del candidato presidencial pero bifurcando la oferta legislativa. El gobernador Jorge Obeid, primero en la nómina que oferta a Cristina, debería decir “gracias totales”. Al ex ministro de Economía le cuesta despegarse de un modelo que prohijó (estuvo dos años en la cartera de Hacienda junto a Kirchner) y lucha contra su falta de carisma, algo que popularizó el propio santacruceño el día que Lavagna presentó su renuncia: “Lo lustré al Pálido”.

   A Lavagna lo acompañan demoprogresistas, radicales y peronistas, en una especie de buffet froid, que desacomodó los armados del 2 de septiembre. Lilita es respaldada por nombres del ARI, el socialismo y la agrupación Moisés Lebhenson.

   A esta altura resulta estruendosa la ausencia de Binner. Ni siquiera se hizo ver en el acto de la fórmula que la chaqueña comparte con Giustiniani y que, aunque no se diga públicamente, molestó a los referentes de la Coalición Cívica. Es verdad que la alianza que llevó al socialista Binner a destronar al peronismo del poder está compuesta por radicales y demócratas progresistas pero, sin dudas, la victoria del Frente no habría llegado sin el ex intendente al frente de la coalición.

   Si Menem & Alfonsín no hubieran rubricado el Pacto de Olivos, para evitar el ballottage se necesitaría el 50 por ciento más uno de los votos, y el Colegio Electoral les quitaría a La Matanza, Merlo, Quilmes, Lanús, Ezeiza, Ituzaingó y Tres de Febrero la categoría de distritos que inclinan la cancha electoral.

   En estos días llegará a Santa Fe Alberto Rodríguez Saá, también dispuesto a convertirse en la ambulancia que recoja los heridos que dejó en el peronismo local el fatídico 2/9. Casi monosilábico y como un espectador neutral de lo que sucede en la campaña presidencial, Mauricio Macri se limitó a respaldar, el viernes, la candidatura de Marcelo Muniagurria a diputado. El ex presidente de Boca Juniors es el dirigente opositor que más daño le podría hacer en el 2011 al kirchnerismo (que tiene sueños de eternidad). El confuso armado que hizo en Buenos Aires (resguárdándose para el próximo turno presidencial y esmerilando a Ricardo López Murphy) , parece apuntar en ese sentido.



El intervalo santafesino. Mientras, la transición santafesina consumió la única polémica que movió mínimamente los decibeles. Daniel Erbetta fue votado para juez de la Corte en la Asamblea Legislativa, al igual que Joaquín Bassó para la Procuración.

   El barbado ex decano de la Facultad de Derecho de la UNR constituirá una rara avis dentro de la burocracia judicial santafesina con su adscripción a la Teoría Abolicionista del Derecho Penal que, a nivel nacional, se referencia en Eugenio Zaffaroni. Fuentes socialistas admitieron haberse equivocado en no concentrar todas sus críticas y reparos en Bassó, teniendo en cuenta que Erbetta goza de un perfil mucho más progre que sus futuros pares del máximo tribunal.

   En la oposición son varias las voces que intentan sugerirle a Binner que posponga su idea de ingresar como primer proyecto la reforma a la constitución provincial, resistida no solo por el PJ sino también por sus aliados radicales, que nada quieren saber con la unicameralidad. “No sea cosa que se transforme en la ley Mucci de nuestro gobierno”, dijo un legislador socialista en referencia al frustrado proyecto del ministro de Trabajo de Alfonsín, apenas asumido, para disciplinar al sindicalismo.

   De estas cuestiones hablaron Carlos Reutemann e importantes referencias del PS. El peronismo no pondrá trabas a la gobernabilidad. Sin embargo, sus senadores se han juramentado que la reforma constitucional “no pasará”, recordando la mayoría legislativa que todavía conserva el hoy debilitado PJ provincial.

   A menos de 30 días de las elecciones presidenciales los ciudadanos santafesinos ya están hartos de campañas. Las primarias obligatorias y los comicios generales a gobernador e intendente mandan al freezer las expectativas por un 28 de octubre que aparece demasiado lejano pero que, en verdad, está a la vuelta de la esquina.

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Cristina, Lavagna y Lilita.


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