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 domingo, 23 de septiembre de 2007  
La mayoría de los rosarinos se resiste a la construcción de edificios "altos"

Silvia Carafa / La Capital

na encuesta de opinión realizada por la Municipalidad abrió una brecha entre la percepción de los vecinos sobre los edificios en altura y su ritmo de avance. “No”, fue la respuesta del 75 por ciento de los consultados sobre la posibilidad de ser vecinos de este tipo de inmuebles. El relevamiento integró el dossier con el que la Secretaría de Planeamiento presentó los proyectos de modificaciones al Código Urbano, en el que descuella el límite a la altura en edificios. Al sector ligado a la construcción, la información le llegó como un paquete ya cerrado, por lo que espera que el tema tenga “un amplio debate” en el Concejo, según dijeron voceros de ese ámbito.

   El sondeo es aleatorio y se realizó entre vecinos de la zona comprendida por 27 de Febrero, avenida Francia y el río Paraná, desde el 29 de mayo al 1º de junio de este año. Las respuestas fueron categóricas: quienes viven en zonas donde no se están construyendo edificios en altura no quieren tenerlos, y aquellos que ya son vecinos de algunas torres tienen más de una objeción para hacer. Entre ellas, la imposibilidad de ver el sol lleva la delantera, seguida por los cambios negativos en el ritmo del barrio.

   La encuesta también indaga sobre la valoración de edificios patrimoniales, hecho con el que acuerda el 65 por ciento de los consultados. Además se preguntó sobre la percepción de calidad de servicios de agua, luz, gas y teléfono, la presencia de parques y espacios libres, y el grado de seguridad. El 80 por ciento de las personas consultadas también coincidió en que le gusta la zona en la que vive, mientras que el 70 por ciento aseguró que no piensa cambiar de vivienda.

   El viernes la secretaria de Planeamiento, Mirta Levin, convocó a la comisión asesora del Código Urbano para dar a conocer los frutos de una tarea tan dura como dilatada, ya que modificar las regulaciones para la edificación insumió varios debates, una audiencia pública y la opinión de tres urbanistas expertos contratados ad hoc. Se trata del informe final sobre el reordenamiento urbanístico para la ciudad de Rosario, que incluye los respectivos anteproyectos de ordenanza para ser llevados a la práctica.



Miradas. “Paquete y moño”. Así calificaron distintos representantes de la industria de la construcción a la entrega del informe final de reforma del Código Urbano que en una semana estará a consideración de los ediles para ser debatido. Para las autoridades municipales, desde que se comenzó a gestar la reforma del Código se abrió el juego para que el proyecto naciera con la mayor base de sustentación posible. Pero no todos los asistentes coincidieron con esta mirada.

   “Aunque desde el punto de vista metodológico el proyecto luce muy participativo, la verdad es que la comisión asesora del Código Urbano no tuvo oportunidad de emitir un dictamen”, sostuvo el presidente de la Asociación de Empresarios de la Vivienda, Mario Ulanovsky. Y aclaró que dicha comisión, además de representantes municipales, está integrada por colegios de profesionales y entidades ligadas a la construcción, que tienen como objetivo asesorar al Ejecutivo sobre el tema, aunque con opiniones no vinculantes.

   Según Ulanovsky, pocos días antes de la audiencia pública en la que se debatieron las reformas, en mayo, la comisión asesora que trabajaba sobre el tema entró en stand by. “Nos prometieron que íbamos a retomar las reuniones pero nunca más fuimos convocados, excepto el viernes, para recibir el informe ya terminado como un paquete cerrado”, argumentó. En su opinión, es la comisión asesora el ámbito orgánico para gestar y desarrollar cualquier innovación a las normas urbanísticas locales.

   Para Ulanovsky, los anteproyectos elaborados desde Planeamiento tienen aspectos más rígidos o más flexibles que la primera versión discutida en la audiencia pública. Aunque dejó sentado que las puestas a punto son muchas menos que las que hubiera deseado el sector que representa. “Se flexibilizó un poco la altura permitida en los edificios, que se llevó de 19 a 23 metros, pero se redujeron las llamadas áreas generales de detalle, donde se pueden levantar alturas diferenciadas”, explicó. Además aclaró que no tuvo tiempo material de leer el escrito presentado el viernes.



Hacedores. “Nos enteramos el viernes, no pudimos leerlo”, explicó el presidente del Colegio de Arquitectos, Aureliano Saruá, que definió a sus colegiados como hacedores de la ciudad. Entre las novedades del informe dijo: “Mantendrán las alturas en 23 metros (equivalentes a 7 pisos) contra los 30 que nosotros propusimos (equivalentes a 9 pisos)”. Y señaló a la gran cantidad de viviendas de valor patrimonial como otro punto de discusión. “Parece que en este aspecto hubo mejoras, ya que no catalogaron tantas”, comentó. l
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