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 domingo, 29 de abril de 2007  
Si juega de manos, te mata
Rugby: Atlético sumó otra victoria: venció a Olivos 36-21

Pablo F. Mihal / Ovación

Un arranque arrollador y un cierre a toda orquesta. Dos momentos en los cuales Atlético del Rosario mostró un juego letal y donde basó gran parte del triunfo que consiguió ante Olivos, equipo al que derrotó 36-21 (5-0), quedándose con la copa Pepo Moche (ver aparte).

La tarde empezó bien para la gente del pasaje Gould. En la preintermedia A ganaron 37-14 y en intermedia golearon 86-5, pero en el plato fuerte de la tarde se esperaba un partido distinto, mucho más parejo.

El arranque de Atlético sorprendió a propios y extraños. Es que el equipo conducido por Federico Risler y Mario Gerosa jugó como toda su hinchada lo espera, con un juego abierto, moviendo la pelota de un lado al otro, fiel a la escuela que siempre lo caracterizó.

Fue un cuarto de hora de lujo al que no le faltó nada. Plaza tuvo la precisión de un joyero y empezó a inclinar la balanza con determinación. Todavía no se habían acomodado cuando Federico Castagna anotó el primer try de la tarde y apenas pasados los 10' de juego el verdugo fue Martín Rodríguez Gurruchaga, quien también estuvo muy efectivo a la hora de patear.

Pero esa tromba rosarina que no dejaba espacios, que distribuía bien la pelota y anotaba tries ya que vulneraba la defensa oponente casi sin inconvenientes se detuvo de pronto y cedió el protagonismo.

Olivos, herido pero no muerto, se fue acercando despacito y aprovechó que Plaza no lo frenaba para avanzar en el terreno. Cuando la visita se puso a tiro y antes de que terminara el parcial, Mariano Balbo volvió a anotar y estiró las diferencias. Así Atlético se fue al descanso ganando 24-10 pero sin dejar la imagen de solidez de los primeros minutos.

En el inicio del complemento, a Atlético le costó hacerse de la pelota y muchas de las que dispuso, las descuido. Por ende el juego pasó por lo que Olivos propuso.

Así el panorama del inicio había cambiado radicalmente. El equipo de Munro era el que asediaba y el de Rosario el que no encontraba las respuestas y se hundía en imprecisiones.

Olivos seguía sumando e incluso si Denevi no dilapidaba sus posibilidades (tuvo dos penales: en uno eligió ir a jugar al line y en el otro falló) quizás hubiera torcido la historia. Para mal de males, por esos instantes Atlético se quedó con un hombre menos por la amonestación de Balbo y todo pintaba muy oscuro.

Pero en el peor momento Plaza resurgió de sus cenizas. Los cambios le dieron otro aire y el equipo apareció en toda su magnitud. Jugó de manos y en apenas tres minutos definió el pleito. Alexis Weitemeier se hizo imparable en una de las puntas y apoyó los dos tries que le bajaron el telón a la tarde. Con bonus incluido, Plaza había terminado la faena.
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