Terapias: en busca de la conciencia emocional

Los talleres vivenciales, una herramienta útil a la hora de enfrentar sensaciones incómodas

Clarisa Ercolano / La Capital

Enojo, miedo, dependencia, vergüenza y roles de género indefinidos. Emociones que mucho tienen que ver entre sí y que se conjugan, a veces, de manera negativa. Traerlas al plano consciente generan la posibilidad de observar de qué manera influyen en la vida cotidiana y cuáles son las acciones que posibilitan el cambio. Para esto, la psicología gestáltica ofrece un camino basado en el autoconocimiento.

“Es necesario amigarse con lo que nos pasa, con lo que sentimos, para que no haya lugar para el conflicto que tanto nos daña”, explica a Mujer la licenciada Gabriela Murgo, terapeuta gestáltica. El enfoque gestáltico apunta a dar paso a la emoción y a la vivencia.

En cada encuentro propone el trabajo con una emoción determinada para comprender cómo nos posicionamos ante ella, de qué forma aparece y cómo convivir en armonía con esta manifestación de la conducta humana. “Esto no significa resignarse y dejar todo como está, sino entender que lo que sentimos es por algo y que es una señal que el cuerpo nos brinda”, añade.

Murgo apunta a lo que muchas otras psicoterapias también tienen en común: aumentar la autoestima para encarar las emociones desde una base más sólida. “La idea fundamental es conocer el mensaje, no el por qué sentimos esto, sino para qué lo sentimos”.

La especialista estará en Rosario ofreciendo un ciclo de talleres vivenciales (ver aparte), destinados a trabajar las emociones que alborotan el inconsciente. Cada taller apunta a lograr la conexión interna para conocer la situación que la persona está atravesando.

“La idea es que cada uno pueda encontrar su equilibrio, restablecer su armonía en un punto de encuentro donde el conflicto se resuelva”, explica la terapeuta, para luego aclarar que, por lo general, la solución no se encuentra en los extremos, sino en un punto intermedio que se ajusta a las necesidades y a su plena satisfacción.



Sensación de plenitud

“La idea de estos talleres es dejar al participante con un sensación de plenitud que sólo brinda el haber encontrado una respuesta”, aclara Murgo. La metodología propone un espacio de encuentro con un tema establecido, donde se hacen ejercicios disparadores que le permiten a la gente conectarse desde la práctica.

La idea es que en el cuerpo quede un registro de esa vivencia, para que el aprendizaje sea más rápido que el que puede hacerse desde un lugar teórico.

El taller es una herramienta de autoconocimiento, con efectos terapéuticos, “pero no es un tratamiento en sí mismo”, aclara y prosigue, “el espacio terapéutico se dará para poder trabajar con lo que surja en ese instante”.



Interés general

La elección de los temas a tratar, según la psicóloga, no fue aleatoria sino que guarda relación con que se trata de problemas por los cuales la gente demanda respuesta y que no son ajenos a cualquier persona. “El enojo, por ejemplo, es una respuesta que se da por una baja tolerancia a la frustración; es cuando decimos esto es demasiado para mí”.

La dependencia y la independencia, otro de los temas de los talleres, surgen cuando se intenta generar un vínculo con el otro, cosa que sucede constantemente porque todos tenemos características de seres sociales. “El problema es que luchamos por mantener la individualidad o bien por generar un profundo apego al otro”, sintetiza.

Los roles que le son propios a cada sexo, también se empiezan a desdibujar con los constantes cambios sociales que atraviesa la sociedad. “Resulta común ver a hombres con más energía femenina y viceversa”, dice la psicóloga. Por lo general el varón estaba identificado como un ser que defendía sus espacios y que rechazaba la contención, pero ahora las mujeres también manifiestan esta forma de desenvolverse en la vida. “Por eso la importancia de vivenciar y poder observar cuál es la energía que impera en cada uno verdaderamente”, dice Murgo.

La terapeuta reflexiona también sobre la vergüenza y aclara que si bien los tímidos son vergonzosos, no todos los vergonzosos son tímidos. “La vergüenza es el miedo a que algo que creo que es verdad quede expuesto a la mirada del otro".

Por lo general, lo más común es el temor a quedar como torpe frente a los demás pero además, también existe una vergüenza que no tiene que ver con lo que miren en nosotros sino con todo lo contrario. Esta sensación está relacionada con el desagrado que le causa a algunas personas no sentirse mirados o no estar siempre en el centro de atención”.

“La dinámica del taller tiene previsto que cada uno anote sus emociones para que no queden expuestas frente al grupo y poder luego elaborarlas individualmente”, aclara seguidamente.

“Cada persona que se acerca al taller se lleva herramientas para encontrar su camino”, explica Murgo, y agrega: “Puedo dar una charla de cómo pescar, pero en el taller vivencial cada cual aprende a hacerlo con la caña en la mano. Aquí no se viene a escuchar, sino a meterse adentro de uno mismo”.

Como los talleres vivenciales implican en parte una puesta en juego de los movimientos corporales, la realización de estas prácticas contará además con la participación de Raúl Yacopini, actor y profesor de baile, que aportará técnicas para aflojar el cuerpo y que además será el encaragdo de coordinar un baile grupal que se llevará acabo al momento de finalizar cada encuentro. “Esto tiene que ver con la idea de celebrar el encuentro, la búsqueda y volvernos felices a nuestras casas”, finalizó diciendo la profesional.

La psicoterapeuta gestáltica Gabriela Murgo.