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 domingo, 01 de abril de 2007  
Opinión: Después de Di Zeo, ¿qué?

Rafael Di Zeo, el número uno de la Doce, la barra de Boca Juniors, estará preso cuatro años y tres meses. ¿Será el comienzo del fin de este flagelo que tiene atemorizados a los hinchas de fútbol? Hay optimismo en la gente que viene soportando hace años las apretadas de estos grupos que ya viven del fútbol y con la aprobación de sus dirigentes.

Si en el caso Di Zeo no actuaban con premura se hubiera desacreditado aún más a esta justicia que hace años está lejos de la confianza popular.

Está preso un pesado. Ya ocurrió con José Barrita, también jefe de la Doce y muy conocido en el fútbol como el Abuelo, que también estuvo preso, por ser líder de una asociación ilícita y que al salir de la cárcel falleció, y muchos creyeron que se terminaba la barra brava xeneize, sin embargo

asomó el famoso Rafa.

Nuevamente le toca a los de Boca pasar una temporada a la sombra. Ahora por la recordada emboscada a los hinchas de Chacarita en La Bombonera, en una mañana de 1999 y cuando solamente era una práctica entre funebreros y boquenses. Las cámaras de los distintos canales fueron testigos de los palazos y cuchilladas que recibieron los hinchas visitantes y a pesar de la claridad de los videos tuvieron que pasar ocho años para que la justicia resolviera la situación. Mientras tanto, el popular Rafa y sus seguidores se paseaban por los estadios del país, con una impunidad increíble, hasta que apareció lo que todo soluciona: la decisión política.

Algunos que frecuentan los pasillos de los tribunales aseguran que la justicia irá por más. Pondrá bajo la lupa de los investigadores el accionar de las barras con más antecedentes violentos en el fútbol argentino. Los nombres de los cabecillas de las barras de River, Racing, Lanús, Estudiantes, Rosario Central, Newell's y Belgrano ya están en carpeta. Como así también su relación con los dirigentes, con funcionarios de gobierno, policías y de gente que hace mucho dinero con el fútbol. Claro que la cosa no es simple. En los grupos de hoy, a diferencia de los hinchas de antes, hay muchos con antecedentes penales y delincuentes.

Inglaterra, a pesar de tener mucha violencia callejera, erradicó las barras brava de las canchas y los más famosos hooligans están presos. Cuando le preguntaron a Taylor, juez de la causa, cómo había resuelto este espinoso tema, respondió con simpleza: "Se cumplió lo que dice la ley".

Los fiscales y los jueces del país seguramente tendrán como faro lo resuelto por la Sala III de la Cámara de Casación y sería esta misma cámara la que frenara el recurso presentado por la defensa de Di Zeo para llegar a la Corte Suprema, y ordenar la captura de los barras. La justicia tiene en sus manos la solución. Pero tendrán que dejar de mirar para otro lado los dirigentes, policías y funcionarios, y además sería bueno, que los fiscales, como ya ocurriera, dejen los escritorios y se instalen en las tribunas

como testigos claves para ayudar

a la erradicación de los violentos

de las canchas argentinas. l
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