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 sábado, 02 de diciembre de 2006  
Scarabino: "Todavía no sé si me voy"

Mauricio Tallone / Ovación

Fue un día a ritmo de taquicardia para el presidente Pablo Scarabino. Es que desde que se instaló el fuerte rumor de que pedirá un año de licencia, su dedicación al club se mide en tiempo completo. Quiere consumir sus últimos días en funciones al frente de todo más allá de que insiste con que no está dicha la última palabra. Por lo pronto, la prueba más elocuente de esta cabalgata del máximo dirigente de Central fue la jornada de ayer. Se pasó gran parte del día encerrado en la sede canalla con sus pares de la comisión directiva analizando la situación que será el motivo medular en la reunión del lunes de la cúpula dirigencial. También invirtió varias horas para terminar, según él, con el último escollo del concurso preventivo: pagarle la deuda al ex entrenador del club César Luis Menotti, uno de los acreedores privilegiados.

"Hoy (ayer) estuve abocado a cerrar ese tema. Si me voy quiero dejar solucionado lo del concurso de acreedores. No puedo precisarte las cifras (serían más de 700 mil dólares) pero saldamos la deuda con Menotti, que era una de las más peligrosas porque si no la pagábamos él nos podía pedir la quiebra", explicó Scarabino. Y enseguida se internó en el tema que hoy es cuestión de estado en la vida canalla: su pedido de licencia.

"El lunes voy a reunirme con los miembros de la comisión directiva y voy a ver qué decido. Estoy cansado. Igual, todavía no está dicha la última palabra. No sé si me voy. Es que pienso como presidente. Quiero ver las caras de los integrantes de la comisión directiva cuando el lunes les diga que no quiero seguir", fue la introducción del por ahora presidente canalla.

Scarabino entra en detalles y le pone la firma a sus respuestas como mandatario canalla. En algún punto se resiste a pensar que no ocupará ese cargo por un lapso prolongado.

Por más que se lea rápido y claro lo que dice Scarabino, no fue fácil arrancarle declaraciones al presidente auriazul. Fue una tarea de rastrillaje perseverante y de una guardia que consumió horas de espera antes de que se sentara a hablar de este momento a solas con Ovacion. Pero al final cedió. De movida se mostró reticente al juego de las preguntas y las respuestas. Es que había prometido que no iba a realizar declaraciones antes del lunes, día límite para su decisión. Por eso ayer no atendió los llamados a su celular, se cuidó de frecuentar los lugares a los que concurre habitualmente y en su estadía en la sede canalla rechazó todos aquellos intentos que buscaban su palabra.

"No quería hablar con nadie porque me iban a preguntar de mi licencia y todavía no lo tengo decidido. Además, estoy mal. Por lo pronto mañana (hoy) voy a viajar a Jujuy con el plantel y tendré tiempo para pensar. Mirá si ganamos y nos acercamos al objetivo de los treinta puntos. Todo eso me tira", trató de ponerle un manto de duda a su inminente paso al costado.

Scarabino tampoco blanqueó públicamente algunos motivos que prefiere guardárselo para consumo interno. Aunque sabe muy bien que los puntos de conflicto que lo llevarían a la determinación de tomarse un descanso en la conducción del club lo están dejando sin margen de maniobra. Le están dinamitando el terreno con munición gruesa. La renuncia de Pascuttini (ex coordinador general de las divisiones canallas), los problemas económicos que tiene el club, las internas en las inferiores y algunas actitudes de varios miembros de la comisión directivos son una bomba de tiempo que hoy Scarabino no puede desactivar.

"La ida del Coco (Pascuttini) fue terrible para mí. Pensé que se iba a quedar. Dije que si él se iba yo me iba con él. Pero también pienso que si me voy no sé en qué manos quedará el club. Los miembros de la comisión directiva me pidieron que no me vaya y eso es un gran aliciente. Creo que si me voy muchos me seguirán. Entonces, se llamará a elecciones y es precisamente lo que no quiero", argumentó.

Se lo nota dolido a Scarabino. Es consciente de que está atravesando por el peor momento desde que se sentó en el sillón canalla. Mantiene una lucha titánica con los que dicen que su proyecto institucional está agotado. Por eso trata con puntos suspensivos su alejamiento temporario de la presidencia. Entonces, por momentos cae en el típico no sabe no contesta. En definitiva, el lunes se sabrá si seguirá como presidente de Central o si se baja del lugar que siempre soñó ocupar.
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