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| miércoles,
15 de
noviembre de
2006 |
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Charlas en el Café del Bajo
-"Tengo marcado en el pecho todos los días que el tiempo no me dejó estar aquí; tengo una fe que madura, que va conmigo y me cura desde que te conocí; tengo una huella perdida entre tu sombra y la mía que no me deja mentir. Soy una moneda en la fuente y tú mi deseo pendiente, mis ganas de revivir..."
--Tributo a Gloria Stefan.
-Me encanta esta cantante, y sobre todo me gusta esta canción no sólo por su ritmo, que hace levantar a cualquiera de su asiento, sino por su letra. Una letra que tiene muchos mensajes subliminales. Ella le canta no sólo a ese amor tan especial, sino que incluso pareciera que de pronto le canta a esa isla extrañada, a esa Cuba amada de la que alguna vez partió. Pero si desmenuzamos un poco más la letra, si la acercamos a los ojos escudriñadores del análisis, vemos que también le canta a la esperanza, a la fe, a una nueva vida.
-Sí, se hace bastante claro por momentos. Pero podríamos traducirla.
-"Tengo marcado en el pecho todos los días que el tiempo no me dejó estar aquí", podría ser interpretado también como: "¡Estas huellas en mi espíritu que me recuerdan a cada instante todo aquello que, por diversas razones, no viví! Ellas son señales de un tiempo que pasó y que no produjo sino escasos frutos, a veces sólo frustraciones. Tiempo perdido, pedazo de vida desperdiciado".
-"Tengo una fe que madura, que va conmigo y me cura desde que te conocí". ¿Cómo podríamos traducirlo?
-"Pero he conocido que hay otra vida y otras circunstancias; y desde que conozco ello, mi fe se ha robustecido y mis heridas van sanando".
-"Soy una moneda en la fuente y tú mi deseo pendiente, mis ganas de revivir...". Está muy buena esa frase de la canción.
-Después de todo, todos de una forma u otra somos como una suerte de moneda en la fuente, es decir parte de un deseo pendiente de otro. Y así también para ese otro somos el deseo pendiente. Alguna vez he dicho que no podemos realizarnos por nosotros mismos, por la simple razón de que no somos ajenos a la suerte de los demás, en especial de quien tenemos al lado. "Nadie se salva sino por el otro", leí en algún lugar y esto es así por cuanto en el universo no hay independencias absolutas. Somos partes, pero no ajenas al todo. El no salvarse sino por el otro, implica que esas ganas de revivir, esa resurrección del prójimo, conlleva nuestra propia resurrección. Por supuesto, hablo de una nueva vida.
-Sí, lo entiendo.
-Me parece que en momentos de conflictos, de cierta soledad, de alguna tristeza, incluso de frustraciones por determinados motivos, el gran desafío es revivir, resucitar. No es tarea simple, pero tampoco imposible. Se me ocurre decir, a propósito de los temas que hemos tocado en los últimos días, que una vida mejor es posible. La cuestión es que se debe primero descubrir ese otro escenario, esa otra realidad que nos rescatará, nos liberará de la suerte de prisión en la que nos encontramos.
-Sucede que a veces la vista del espíritu está velada.
-Sí, es probable que las mismas dificultades, las frustraciones, entorpezcan la visión. Pero si se serena el ánimo, se advertirá que más allá del pesar inmediato, más allá de la existencia y la circunstancia no deseada, hay otra vida, la verdadera vida.
-¿Usted podría dar testimonio de que lleva marcado en el pecho todos los días que el tiempo y las circunstancias no lo dejaron estar aquí, no?
-¿¡Pero quién no!? Algunos cargan con más marcas que otros, y otros, es verdad, las tienen pero no las quieren ver o pretenden ocultarlas. Sin embargo, no hay nada comparable a decir: "Tengo una fe que madura, que va conmigo y me cura...".
Candi II
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"Nosotros somos personas de larga trayectoria del arca del socialismo y, haciendo una valoración del país, dijimos que el socialismo siempre va a estar presidido por un proyecto nacional"
Héctor José Cavallero
Ex intendente de Rosario, al anunciar el apoyo de su corriente al kirchnerismo
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La Ciudad
