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 sábado, 12 de agosto de 2006  
Telerman e Ibarra ahora son enemigos declarados

La polémica por el rumbo político del gobierno porteño subió de tono ayer por el cruce directo que mantuvieron el titular del Ejecutivo, Jorge Telerman, y su antecesor, Aníbal Ibarra.

Telerman abrió el fuego al convocar a Ibarra a "llamarse a silencio" y considerar "inapropiado que (el frepasista) se refiriera a mi gobierno".

Lejos de acatar la sugerencia, Ibarra replicó a su sucesor, a quien le exigió que mantenga "la línea de gobierno" votada por los porteños en 2003, y aclaró que "no existió una elección que marcara un rumbo distinto, sino que hubo una destitución por demás de irregular".

Anteayer Ibarra había respondido a las acusaciones formuladas por el ministro de Planeamiento y Obras Públicas, Juan Pablo Schiavi, sobre su presunta vinculación con la reciente ocupación de las torres del barrio Rivadavia por un grupo de vecinos.

Ibarra había cuestionado la inclusión de Schiavi en el gabinete porteño por haber sido funcionario del gobierno de Carlos Grosso y jefe de campaña del empresario Mauricio Macri durante la última elección a Jefe de Gobierno.

Este cuestionamiento golpeó a Telerman, quien salió a refutar a su compañero de fórmula en 2003 y a pedirle que "se llame a silencio".

Pero no quedó ahí la controversia, pues la ministra de Desarrollo Social, Gabriela Cerrutti, disparó que "algunos que se dicen progresistas manejaron políticas clientelares en las áreas sociales".

Por el Ibarrismo le contestó el ex secretario de Cultura, Gustavo López, quien recordó que durante el último año y medio de gestión de Ibarra, Telerman fue secretario de Desarrollo Social.

El desencuentro entre ambos dirigentes comenzó pocos días después de la destitución de Ibarra y se acrecentó cuando, al renovar su gabinete, Telerman reemplazó a la mayoría de los funcionarios ibarristas.
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