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 sábado, 06 de mayo de 2006  
Soplan vientos de cambios en la agencia de espionaje estadounidense
Sorpresivo alejamiento del jefe de la CIA
Porter Goss renunció al cargo veinte meses después de su nombramiento. Bush elogió sus servicios

Washington. - El jefe de la CIA, Porter Goss, renunció ayer abruptamente tras permanecer en el cargo por menos de dos años y el presidente de EEUU, George W. Bush, le agradeció por su asesoría, aunque sin dar ninguna explicación sobre la dimisión. Sin embargo, desde que asumió hubo críticas a su estilo de conducción. Tampoco hubo anuncios sobre su reemplazo.

La CIA pasó a depender recientemente de una nueva organización nacional de inteligencia, como parte de las reformas promulgadas luego de los errores en inteligencia relacionados con los ataques del 11 de septiembre de 2001. "Lideró con capacidad", afirmó Bush en la Casa Blanca. Goss indicó que creía que la CIA estaba "en un nivel estable", navegando bien. "Confío en que su sucesor seguirá con las reformas que ha puesto en marcha, y que como consecuencia, este país será más seguro", declaró el presidente estadounidense.

La dimisión de Goss se produjo de manera sorpresiva, por cuanto llevaba relativamente poco en el cargo. Fue confirmado por el Senado en septiembre de 2004. De 67 años de edad y filiación republicana, Goss fue congresista por el Estado de Florida, presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, y agente de la CIA, antes de asumir la jefatura del organismo. Trabajó como espía en América latina y Europa y como oficial de inteligencia del ejército y agente encubierto durante más de diez años.

Durante su gestión como director de la agencia, tuvo que enfrentar escándalos como la denuncia de las cárceles secretas y vuelos clandestinos operados por la CIA para trasladar detenidos por presuntos delitos terroristas. Su figura no estuvo lejos de la polémica por intentar detener filtraciones de información a la prensa y por sus esfuerzos para transformar la organización bajo su mandato.

Había sucedido a George Tenet, quien a su vez dimitió ante el aumento de las críticas por el fracaso del espionaje sobre la guerra de Irak. "Creo sinceramente que hemos mejorado dramáticamente nuestros objetivos de capacidad de información de la nación, que son de hecho las cosas que nos mantienen seguros", declaró el reciente director.


Cuestionamientos
El Senado estadounidense ratificó el nombramiento de Goss, pese a que algunos parlamentarios demócratas argumentaron que había sido hecho sobre bases partidistas y por lo tanto políticas. Sin embargo, la Casa Blanca insistió en que el perfil profesional de Goss lo convertía en el mejor candidato para el cargo. Sus críticos, sin embargo, argumentan que éste no tuvo la independencia necesaria para restaurar la credibilidad de la CIA frente a la opinión pública estadounidense. En su ímpetu transformador, Goss es considerado responsable de la renuncia de numerosos agentes clave, incluyendo el vicedirector de la agencia, John McLaughlin en noviembre de 2004.

La renuncia de Porter Goss es el último capítulo en una serie de conflictos que han afectado a la organización tras las fallas de inteligencia que habrían hecho posible los atentados del 11 de septiembre y la ineficacia para capturar al el jefe de la red terrorista Al Qaeda, Osama Bin Laden.
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Bush con el saliente director de la CIA.


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