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 domingo, 23 de abril de 2006  
Muchas voces en EEUU apuestan por la guerra

Laszlo Trankovitz

Washington.- En EEUU existen voces importantes que están a favor de una guerra contra Irán, aun cuando el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, rechace informes sobre supuestos planes bélicos como pertenecientes al "reino de la fantasía". Los expertos de influyentes institutos de análisis político, los "think-tanks", y sobre todo politólogos neoconservadores -los mismos que ya recomendaron en su momento al presidente George W. Bush emprender la guerra contra Irak-, insisten en una acción militar contra el régimen de los mulás.

"Sería poco inteligente permitirle a este maldito régimen clerical poseer armas nucleares", expresa con énfasis la idea el experto en temas islámicos y ex agente de la CIA Reuel Marc Gerecht, del neoconservador American Enterprise Institute. La élite iraní sería la "versión más amable, más prudente, mucho más engañosa" de los terroristas de Osama Bin Laden. El publicista neoconservador Charles Krauthammer teme por la "supervivencia de la humanidad": "Si fracasamos en evitar que estos fanáticos apocalípticos accedan a armas nucleares no habrá retorno", escribió el ganador del premio Pulitzer en el semanario Time.

El presidente Bush reafirma una y otra vez su voluntad por seguir el camino de la diplomacia: "Irán no es Irak", dice. En medio del cansancio por la guerra, de hecho no son muchos en EEUU los que estuvieran ansiosos, tras el desastre de Bush en Irak, por entrar con tropas en Irán, un país notablemente más fuerte y grande que su vecino.

Puede ser que los estrategas militares estadounidenses realicen ejercicios simulados de una guerra contra Irán, pero incluso Gerecht se queja de que el tema no es algo deseado por el Departamento de Estado o el Pentágono. Hace rato que Bush prescinde de emitir señales belicistas. La formulación estándar: "No descartamos la opción militar", simplemente tiene la función de dar a entender que Washington no es un tigre de papel. Pero justo eso es lo que temen los "neocons".

La preparación ideológica para una acción armada es prácticamente inabarcable: la última edición de la importante revista neoconservadora The Weekly Standard ocupa prácticamente todas sus páginas con la cuestión.

El jefe de redacción de la publicación, William Kristol, advierte con insistencia sobre los riesgos de una política de apaciguamiento, tal como la que llevó a la catástrofe mediante la inacción frente a la creciente agresividad del régimen nazi. "El problema es que tenemos la zanahoria, pero no el látigo", cita Kristol a un encumbrado asesor de Bush. Kristol aconseja por eso un rápido refuerzo de las tropas estadounidense e intensos preparativos para un golpe militar. Este debería ser lo suficientemente disuasorio como para dar aún alguna posibilidad de éxito a la diplomacia. Este neoconservador recomienda también con fuerza el relevo de Rumsfeld.

"La opción militar es factible", opina el teniente general retirado Thomas McInerney. El despliegue masivo de la fuerza aérea, con misiles y bombas revienta-búnker nucleares podría destruir las instalaciones atómicas iraníes o al menos retrasar su desarrollo en varios años, afirma.

Quienes apoyan la acción militar contra Irán acusan ahora con mayor ahínco a los europeos de haber fracasado con su diplomacia. "El mundo actuó hasta ahora de modo catastróficamente lento y reticente", dice Krauthammer y critica a la canciller alemana Angela Merkel, quien absurdamente, según él, consideraba ya un éxito que los aliados occidentales estuviesen de acuerdo entre sí. "Los europeos viven con la cabeza en la arena", sentencia el analista.

Gerecht desecha también todos los argumentos contrarios a una guerra. Irán como potencia nuclear sería con sus actuales líderes y las creencias mesiánicas y el odio contra Israel una amenaza monstruosa para EEUU y Occidente. No se puede esperar el fortalecimiento interno de fuerzas más moderadas en Irán, señala. Incluso la eventual oleada de solidaridad interna iraní y de un antiamericanismo militante en el mundo islámico tras un golpe militar estadounidense sólo serían efectos temporarios y secundarios. También está en sus cálculos la ira que podrían expresar muchos europeos.

El ex agente de la CIA pone por otra parte en duda la capacidad de los mulás de enviar a miles de terroristas sobre objetivos estadounidenses. Pero si realmente lograran dar los iraníes y los terroristas golpes dolorosos habría que "evaluar lo impensable: una invasión a gran escala de tropas estadounidenses a Irán". (DPA)
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