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 sábado, 15 de abril de 2006  
Autoflagelación y antiguos rituales en Brasil y Filipinas
La Iglesia no aprueba algunas costumbres pero perduran celebraciones medievales, penitencias y castigos físicos

Vigilias, procesiones, celebraciones antiquísimas como el Oficio de las Tinieblas y hasta rituales marcados por la penitencia y la autoflagelación forman parte de las conmemoraciones en Semana Santa en diversas ciudades de Brasil, el mayor país católico del mundo. En Filipinas, al menos siete fieles voluntarios fueron clavaron en manos y pies a cruces para recordar el sacrificio el hijo de Dios.

Desde 1645, cuando fue instaurado por un sacerdote español, el Oficio de las Tinieblas representa cada año en varias ciudades brasileñas la persecución vivida por Cristo hasta su crucifixión. En la ciudad de Goiás, considerada Patrimonio de la Humanidad en el estado del mismo nombre, el ritual constituye una de las principales celebraciones de Semana Santa y atrae año a año miles de turistas. Al son de campanas y tambores, un grupo 40 de hombres, denominados farricocos, vestidos como soldados romanos, salen a recorrer las calles de piedra empuñando antorchas y seguidos por miles de fieles que descalzos, de rodillas o cargando piedras, cumplen promesas.

Otro antiguo ritual, el de la autoflagelación, sobrevive en localidades del nordeste brasileño aunque su práctica es prohibida. En fila india y al ritmo del sonido seco de una matraca, los torsos desnudos, cubiertos de la cintura para abajo y en la cabeza con paños blancos, los hombres recorren siete paradas, en las que frente a una inmensa cruz se golpean la espalda con un azote que tiene atado en su extremo una lámina o navaja.

Con las espaldas atravesadas por las "cicatrices sagradas" dejadas por el golpe de la "disciplina" y las ropas blancas manchadas de sangre, los fieles pasan la noche azotándose y tomando aguardiente, para luego lavar las heridas con una mezcla de esa bebida y alcanfor, lo que la hace más irritante aún a la piel. También algunos fieles transitan largas distancias por terrenos pedregosos descalzos o de rodillas, o cargan enormes cruces con la imagen de Jesús por largas distancias.

En Filipinas, los ritos también se han transformados en atracciones turísticas. A unos 70 kilómetros al norte de Manila. Cientos de turistas siguen la arraigada costumbre no aprobada por la Iglesia Católica de Filipinas, la nación con mayor población católica en el sur de Asia.
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