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 sábado, 15 de abril de 2006  
La tradición del folletín alimenta el éxito de los principales títulos de la pantalla chica norteamericana
Las series de televisión recuperan su viejo esplendor apostando al suspenso
"24", "Lost", "Invasion" y "Prision Break" cuentan historias episódicas que atrapan la atención del público "24", "Lost", "Invasion" y "Prision Break" cuentan historias episódicas que atrapan la atención del público

Ricardo Luque / La Capital

Acción, misterio, ciencia ficción, espionaje. Cualquiera sea el género que aborde la televisión norteamericana apela siempre a un mismo recurso: las historias episódicas, y es así, simplemente, porque obtiene buenos resultados. Las series más exitosas, esas que logran mantenerse en la pantalla una temporada tras otra, rescatan esta tradición nacida del folletín que atrae, como un imán irresistible, al gran público.

Un ejemplo claro del fenómeno es "24", la serie que protagoniza Kiefer Sutherland por Fox. El éxito del ciclo, que cumplió su quinto año en el aire, impulsó a sus creadores, Joel Surnow y Robert Cochran, a contratar a su protagonista, un actor de larga tradición en Hollywood, por tres temporadas más. Y, como si eso fuera poco, comenzaron a trabajar en la preproducción de un largometraje inspirado en la tira.

"24" cuenta las aventuras que vive Jack Bauer, un agente secreto que trabaja para una central de inteligencia dedicada a combatir el terrorismo. Una variante aggiornada de "El agente de Cipol", que en plena guerra fría apareció en la pantalla chica como una alternativa a las películas de James Bond. ¿Cuál es entonces el secreto del éxito? Otra vieja receta: contar la historia por capítulos.

El recurso, que revolucionó la prensa gráfica en el siglo XIX, se cristalizó en la pantalla con una palabra: "continuará". Si bien el señuelo no aparece en ninguno de los títulos que por estos días rescatan la tradición del folletín en la televisión estadounidense, la ansiedad que genera saber que la narración se interrumpirá hasta el próximo capítulo sigue intacta. Y es esa ansiedad la que alimenta el rating.

¿Cómo sigue la historia? La pregunta, que inevitablemente el espectador se hace cada vez que concluye un episodio, lo empuja a volver a sentarse frente al televisor, una semana tras otra, en un ritual que se repite a pesar de que, después de seguir varios años su serie favorita, sabe que el héroe es invulnerable a los peligros que lo acechan. O como publicita la quinta temporada de "24": "Jack Bauer, inmortal".

Las historias episódicas revitalizaron las series tanto como al cine de Hollywood, que con sagas como la de "El Señor de los Anillos", "Harry Potter" y "La guerra de las galaxias" lograron éxitos de taquilla que se prolongaron a lo largo de años por la simple razón de que una vez que se ganaron al público lo mantuvieron cautivo, expectante por el desarrollo de la historia, más allá de la calidad de las secuelas.

Después del suceso que tuvieron en los primeros años de la televisión, y que se prolongó hasta bien entrados los años 70, las series perdieron predicamento, y al mismo tiempo el lugar de privilegio que ocupaban en la programación de los canales de aire. Su regreso con gloria lo tuvieron de la mano de un "outsider" de la industria televisiva, David Lynch, quien sacudió las mediciones de audiencia con "Twin Peaks".

Estrenada a comienzos de los 90, la serie nació como una parodia de uno de los géneros más populares y despreciados de la pantalla chica, la "soap opera", la versión norteamericana de la telenovela de la tarde, y triunfó, más allá de su estética surrealista, porque planteaba el interrogante básico de la novela policial: "¿quién es el asesino?", que en "Twin Peaks" se tradujo como "¿quién mató a Laura Palmer?"

Con el correr de los capítulos, y el aumento del número de televidentes, la posibilidad de que se responda la pregunta se hizo cada vez más remota, o mejor, menos importante, ya que lo que la gente disfruta es el desarrollo de la narración, las incógnitas que, con cada nueva emisión, se suman a la trama, un misterio que en el mismo momento en que se resuelve hace que la historia pierda interés.

Y es precisamente el encanto que tienen hoy títulos como "Lost", que en su segunda temporada en la pantalla de AXN suma con cada nueva emisión nuevos personajes, nuevas historias y, en definitiva, nuevas preguntas que, en el contrato que se establece entre el espectador y su programa favorito, queda claro que debe prometerse que serán respondidas, aunque no se responderán hasta que se decida la cancelación la serie.

Lo cierto es que lo único que garantiza que un programa siga en el aire es la bendición del público. Y eso hoy parece ir de la mano de las historias por capítulos. Por eso el éxito de Fox "Prision Break", el drama de un condenado a muerte al que su hermano intenta rescatar de la cárcel, ya anuncia su regreso a la pantalla. También "Invasion", la remake de un clásico de ciencia ficción "Los usurpadores de cuerpos" que se emite por Warner.

La clave del fenómeno es el suspenso que generan las historias. El destino incierto de los protagonistas de las series. Y poco importa si son amenazados por el terrorismo árabe, una invasión alienígena, los fantasmas de una isla perdida o la ejecución en la silla eléctrica. Da lo mismo. Lo único que realmente importa es seguir con la nariz pegada en la pantalla del televisor. Una semana tras otra.
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Kiefer Sutherland, estrella de la serie de televisión 24.

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