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 domingo, 15 de enero de 2006  
México: Cancún renace tras el huracán
La nueva infraestructura turística ya luce en algunos sectores más lujosa y fuerte que antes como una apuesta para tentar a nuevas visitas

Franz Smets

Casi tres meses después del azote del huracán "Wilma", México vuelve a mirar con confianza en 2006 las paradisíacas playas de Cancún. Se vuelven a celebrar fiestas en una discoteca, en un par de restaurantes y bares de playa de los pocos hoteles que el devastador ciclón en octubre pasado no dañó demasiado.

Pero para la gente de Cancún lo que es seguro es que la ciudad, de unos 30 años de antigüedad y con más 120 hoteles, ha superado bien el huracán más fuerte de su historia.

Y el futuro parece de color de rosa. Ahora se están invirtiendo grandes cantidades de dinero en la península de Yucatán, en la costa caribeña de México. Al gran desastre natural y la destrucción de esta región turística le sigue un nuevo boom. Ya se puede reconocer que a lo largo de los 23 kilómetros de dunas entre mar, lagunas y manglares se ha vuelto a levantar una moderna zona de hoteles, más hermosos y lujosos que antes.

"Tenemos enormes posibilidades", afirma Ana Mari Irabien del gobierno regional de Cancún. "El huracán barrió y limpió nuestra ciudad", agrega. Muchas de las nuevas construcciones serán más resistentes a los ciclones. Por ejemplo, los nuevos semáforos resistirán vientos de hasta 350 kilómetros por hora. El aeropuerto se ampliará a lo grande con la esperanza de acoger a más visitantes.

"Es fantástico cuán rápido se ha puesto todo en marcha de nuevo", afirma entusiasmado el cónsul honorario de Suecia, Peter Leder. "Dentro de cuatro meses tendremos un Cancún completamente nuevo", opina Leder, que hace 20 años llegó a la zona como uno de los primeros directores de hoteles de Cancún.

Toda la costa, inclusive la Rivera Maya ubicada más al sur, es una región en alza pese al peligro de los huracanes. La industria del turismo mexicana tiene planes de ampliar la capacidad hotelera de las 52.000 habitaciones actuales a las 100.000.

Hace dos meses y medio, los ánimos eran otros bien diferente. El huracán "Wilma" azotó Cancún durante 60 horas con vientos de unos 200 kilómetros por hora y destruyó toda la infraestructura de la costa.

Con muy pocas excepciones, los complejos hoteleros estables y construidos en forma de pirámide sufrieron daños de consideración. La mayoría tienen que ser renovados desde los cimientos. En la actualidad sólo se puede utilizar un tercio de las 27.000 habitaciones de estos centros.

Muchos hoteles han anunciado que van a abrir a lo largo del próximo año. La ciudad habrá perdido toda una temporada pero no los hoteles, en su mayoría pertenecientes a cadenas hoteleras españolas, ya que están asegurados contra este tipo de contratiempos.

Se estima que las gigantes olas, que durante días rompieron contra la costa, se tragaron seis millones de toneladas de arena. A partir de enero se volverá a llevar arena a pie de playa de los hoteles. De ello se encargará una excavadora enorme que ya se encuentra de camino a México procedente de Dubai.

Los daños en los corales de la costa, un paraíso para buceadores, todavía no han sido calculados. Ya resultaron muy dañados en el anterior ciclón "Emily" (en julio) y en parte se habían vuelto ha recuperar. Pero el huracán también afectó a la ciudad de Cancún, de 600.000 habitantes. Cuando la tormenta se retiró, quedó anegada en muchas partes. De los grandes centros comerciales volaron los tejados de aluminio, los grandes ventanales se rompieron durante la tormenta y la ciudad quedó aislada.

Pero el agua fue achicada, las palmeras derribadas se han vuelto a sustituir. Se han importado miles de plantas de otros países tropicales y ya están plantadas en las playas. Ya se pueden ver palmeras bordeando las avenidas y decorando las entradas de los hoteles, que poco a poco comienzan a levantar cabeza.

Pero las huellas de la catástrofe todavía se pueden ver en muchos lugares. En algunas casas tablones de madera sustituyen los ventanales rotos. A las puertas de un edificio de muchas plantas hay millones de pequeños cristales rotos.

Los operarios están haciendo su agosto. Unos 3.800 especialistas de todo el país están sustituyendo los varios miles de postes telefónicos y de electricidad derribados por el huracán, aunque el suministro eléctrico se restableció en octubre al cabo de unos pocos días. Y el turismo, una de las fuentes de divisas más importantes del país, debería volver a funcionar rápidamente.

Por las noches, la zona hotelera afectada junto al mar brilla en la oscuridad, pero tras la claridad de las ventanas no vive nadie. En esta zona del caribe mexicano remodelada impera la calma, es inquietante y hermosa.
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