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 domingo, 15 de enero de 2006  
Aymar, la mejor del mundo
Durante el 2005, la rosarina debió asimilar las críticas por ser la primera jugadora profesional de hockey

Rodolfo Parody / La Capital

Luciana Aymar vivió un año intenso y no exento de dificultades. El hecho de convertirse en la primera jugadora profesional del país, al firmar un contrato con la empresa de informática NEC y pasar al club Quilmes, despertó cierta resistencia que le significó una carga pesada. Lo superó con entereza, convencida que transitaba por el camino correcto. Desparramó talento y cautivó a un público no acostumbrado a verla seguido sin otra camiseta que no sea la de la selección nacional. Ya en el cierre de 2005, la premiación como la número uno del mundo le sirvió para reconfortarla por todo lo que se había generado a su alrededor y para reafirmar que no estaba equivocada.

Distendida y frontal, Aymar repasa junto a Ovacion lo ocurrido a partir de su vínculo con NEC, sponsor de Quilmes, que la ligó al cervecero el año pasado. "Desde el principio significó un cambio muy grande. Convertirme en la imagen de una empresa y jugar para un club de Buenos Aires implicó ser observada por todos, lo que me generó cierta presión. En los primeros partidos estaba tensionada y a las jugadoras más jóvenes de alguna manera les afectó. No estaban acostumbradas a vivir todo eso. Pero yo adentro de la cancha nunca dejé de divertirme y de a poco fui logrando mayor soltura y a mejorar mi juego", asegura.

El teléfono en su casa de Fisherton suena seguido, pero Aymar se concentra en la charla y repasa una temporada que la tuvo en el centro de todas las miradas en la liga más poderosa del país, pero no exclusivamente por su juego exquisito sino por las críticas de un sector del hockey que se oponía a que le paguen por jugar y que a su vez cambie de club.

"No comparto esa posición. Esta es una puerta que se les abre a un montón de jugadoras que se quieren quedar en el país y que hoy no lo pueden hacer. Esas mismas personas que me critican, quizás en un futuro sus hijos sean los beneficiados por este primer paso que me tocó dar a mí y tengan la posibilidad de jugar y que le paguen", sostiene.

"Todos los que se oponen recurren al argumento de que así el hockey se está profesionalizando. Y sí, es lo que sucederá de acá a un par de años. La vida que lleva una jugadora de hockey de alto rendimiento requiere una dedicación completa, sino es imposible hacerlo en el alto nivel. Entrenamos bajo la misma exigencia que un jugador de fútbol. Pero creo que esos mismos que se resistían, ahora lo están aceptando", agrega.

Lucha piensa que la repercusión que tuvo su incorporación a Quilmes se debió a que "fue el primer caso y, por lo tanto, el más comentado. Considero que de aquí en más un montón de jugadoras pueden ser seducidas como imagen de una empresa, siempre y cuando el hockey nacional mantenga este nivel. Cuando sucedió lo mío hubo una empresa de cosméticos que se acercó a Magui (Aicega). Y existen un montón de capitales privados que se están arrimando al hockey".

No todos fueron sinsabores. En Quilmes encontró un respaldo del plantel que incluso superó lo esperado. "El trato que me dieron fue como si hubiera jugado ahí toda la vida. Me adoptaron de una forma que no imaginaba y formé un lindo grupo de amigas", señala.

El año de Lucha culminó con la participación del seleccionado argentino en el Champions Trophy de Canberra y una grata sorpresa: la eligieron por tercera vez como la mejor del mundo. "Nunca lo imaginé, sobre todo porque me había tocado el año pasado y no esperaba que se repitiera. Estaba mirando la final entre Holanda y Australia cuando se acercó Clota (Claudia Médici, la jefa de equipo) emocionada para decirme que tenía que bajar a la cancha después del partido a recibir el premio", dice.

"Fue un momento emocionante y ahí pensé: «Tan grandota y ponerme a llorar». Es que para mí fue un año complicado y de muchos cambios: irme a vivir sola a Buenos Aires, estar pendiente del tratamiento de mi anemia y encima que la gente hable mal de mí por cambiarme a Quilmes. Luché contra eso, convencida que estaba haciendo algo por el deporte, abriendo una puerta para muchos que vienen atrás. Por eso quiero rescatar a un montón de gente que me apoyó para superar cada obstáculo. Ese premio fue para todos ellos y hasta para los que me envían mails y no conozco. También le agradezco al grupo. Si la selección no estuviera siempre en los primeros planos, estoy seguro que no me lo hubieran dado", asegura.
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