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 domingo, 15 de enero de 2006  
Editorial
Un acueducto imprescindible

El Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Enress) ha detectado recientemente en varias localidades del sur de la provincia de Santa Fe que el agua que consumen sus pobladores posee niveles no deseables de arsénico y nitratos, dos sustancias cuya ingesta importa un serio riesgo para la salud y causa graves perjuicios cuando su consumo resulta desmedido. El descubrimiento llevó al organismo a desaconsejar en algunos casos que se la beba y esa circunstancia obligó a las cooperativas del lugar a distribuir agua potable en bidones.

Se trata de una cuestión sumamente delicada, no sólo por los peligros que implica para la población de esas localidades sino porque no resulta de fácil solución. Es que se trata de varios pueblos, algunos de ellos importantes, que ahora se enfrentan a la encrucijada de consumir agua contaminada o tener que racionarla al punto de no poder usar más que uno o dos bidones por día, que no son más que diez litros.

Si bien el agua con exceso de minerales no aptos para el consumo puede ser tratada mediante métodos científicos, se trata de sistemas que inevitablemente encarecen la tarifa y de ese modo perjudican directamente a la economía de la gente, como de hecho ya ocurre en alguna localidad.

Por eso, la alternativa más razonable para solucionar definitivamente el problema, según han explicado algunos intendentes, es la construcción de un acueducto que recorra el sur provincial para llevar agua potable a aquellas poblaciones que no la tienen. De hecho, el gobierno provincial ya había anunciado la realización de esa importante obra, aunque hasta el momento su construcción no es más que un proyecto.

Por la importancia que tendría para miles de pobladores, esta obra debería transformarse ya mismo en un objetivo inmediato de la administración provincial, que seguramente no ignorará ni relativizará los alcances del problema. Mientras tanto, la provincia y las administraciones municipales y comunales deberían ponerse a trabajar cuanto antes, junto con las cooperativas locales, en algún paliativo para la gente que hoy debe racionar drásticamente el uso del agua que se les provee en cuentagotas o exponerse a los riesgos que supone la utilización de agua contaminada.

La salud y el bienestar de la población a veces no admiten demoras, y menos cuando se trata de un elemento tan esencial e indispensable como el agua. No entenderlo podría acarrear en el futuro inconvenientes mucho peores.
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