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 domingo, 15 de enero de 2006  
Ellas preguntan

Graciela, me fascina soñar pero a diferencia de lo que comentabas el domingo pasado sobre los sueños claros, yo no me puedo acordar qué soñé, o sólo recuerdo algunas partes aisladas que no me dicen nada.

Marisa.

La semana pasada decía que existen sueños que se nos muestran de manera clara y coherente debido a que nuestro pensamiento aborda el contenido con la exigencia de que sea inteligible. Nuestra forma de pensar intenta poner orden para que se entienda lo que soñamos, aunque no siempre esta función de ordenamiento se lleva a cabo con éxito.

También suele suceder que nos despertamos con la sensación de que durante la noche hemos soñado mucho, y a pesar de que hacemos esfuerzos para que acudan a la memoria las imágenes de esos sueños, tan sólo se recuerdan fragmentos. Además, a medida que transcurre el día, el contenido onírico se va olvidando a pesar del empeño que ponemos en retenerlo.

La vigilia muestra que lleva adelante un propósito: el olvido del sueño ya sea en su totalidad o en parte. Esto se debe a fuertes resistencias, es decir que aquello que se soñó, la conciencia no debería enterarse.

Si se puede reconstruir un sueño es porque esas resistencias se han mantenido más laxas, o debilitadas al dormir posibilitando que pensamientos que no se quieren saber aparezcan disfrazados bajo las formas de los sueños.

Graciela Lemberger

Psicoanalista

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