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 sábado, 26 de noviembre de 2005  
Golpe fallido. Treinta disparos en presencia de público en un pasillo del nosocomio de Sarmiento al 3100
Diluvio de balas entre ladrones y un custodio dentro del Hospital Español
Cinco delincuentes buscaban la plata de la caja fuerte. Un policía se enfrentó con ellos y los puso en fuga. Al huir, los maleantes le robaron el auto a un conductor. Sospechan que un herido en el Heca era de la banda

Leo Graciarena / La Capital

Fue a las 15, una hora antes de que los empleados administrativos del Hospital Español terminaran su jornada. Cinco ladrones armados entraron al nosocomio por la puerta principal como público, burlando a los guardias de seguridad. Se encaminaron a dos oficinas específicas y trataron de robar el efectivo de la caja fuerte. Pero un suboficial de la seccional 15ª que hacía adicionales los enfrentó a los tiros. Por lo menos 30 disparos quedaron registrados en el pasillo donde están las oficinas. Sólo el uniformado disparó 11 veces. Los ladrones huyeron por las ventanas de la capilla que da a calle Garay y de una de las oficinas que intentaron robar. En la fuga sorprendieron a un automovilista y le robaron el auto que luego dejaron abandonado. Anoche un joven con antecedentes fue ingresado con un disparo en el abdomen y los pesquisas estiman que participó en el atraco.

"Las autoridades del hospital no van a hacer declaraciones". La frase salió de la boca de uno de los empleados de la seguridad privada que transformaba en un retén la puerta de ingreso al hospital pasadas las 16. Una hora antes, cinco hombres habían entrado como familiares o pacientes. Abrieron la coqueta puerta y antes de llegar a la garita donde suele estar la seguridad y las tarjetas que marca el personal doblaron a su izquierda. Nadie sabe si lo hicieron de a uno por vez o en dos grupos. Lo que está claro es que entraron al centenario edificio de Sarmiento al 3100.

Los ladrones tomaron un pasillo y recorrieron aproximadamente 40 metros hasta la gerencia de dirección médica, una oficina que está justo frente al mostrador del laboratorio central del Español. Cruzaron una puerta que deja atrás el área de acceso y da paso a un corredor de oficinas administrativas y el laboratorio en lo que se denomina el ala Sarmiento sur. Los hombres dejaron atrás una zona de descanso con butacas y llegaron a a su objetivo: la contaduría y la gerencia.

"Cinco ladrones entraron como público común. En la gerencia de dirección médica redujeron a cinco o seis empleados administrativos", explicó el sub jefe de la Unidad Regional II, el comisario Ricardo Ruiz. El jefe policial recorrió el lugar junto al flamante jefe de la Agrupación Unidades Especiales, comisario Rodolfo Romero.

Cuatro de los ladrones violentaron una puerta de vidrio y entraron en la oficina de la contaduría. Redujeron a los empleados y comenzaron a revolver buscando "la plata", el objetivo de la tarde. Tenían buena noción de la ubicación de cada oficina y de lo que había en ellas. El restante de los delincuentes quedó haciendo campana en el pasillo y tratando de asegurar un lugar para fugar. Mientras sus cómplices buscaban las cajas, el campana siguió caminando por el pasillo y llegó hasta la capilla del nosocomio. El ladrón se quedó ahí y abrió una ventana que da a la esquina con Garay.

Un empleado del nosocomio vio lo que sucedía y le dio aviso a un cabo de la seccional 15ª que hace regularmente adicionales en el Español. El uniformado, arma en mano, se identificó. Lo primero que escuchó fueron los disparos del quinto ladrón desde la capilla. El policía buscó refugio en una pequeña entrada del pasillo y cuando se parapetó comenzó a recibir el fuego cruzado de los hampones en las oficinas. La balacera fue sostenida. Las huellas de los balazos quedaron grabadas en las paredes, los marcos de las puertas y la mampostería. Eran más de 30.

"El empleado disparó 11 veces", precisó el comisario Romero. Los ladrones se fueron por la ventana de la gerencia y de la capilla. "Uno tenía un pañuelo en la cara", comentó una vecina. En el piso de una de las oficinas quedó tirada una pistola Pietro Beretta calibre 9 mm. de los ladrones, que aparentemente se trabó. Una de las balas, en su rebote, fue a dar contra la ventana de la Farmacia Pieristei, en la esquina de Sarmiento y Garay. "No alcanzó a entrar, quedó clavada en el marco de la ventana", explicó uno de los farmaceúticos.

"La verdad no sé qué buscaban. Por lo general contaduría paga sólo a proveedores y esos pagos se dan los martes y los jueves", explicó un abastecedor. "Si esto hubiera pasada a las 10 de la mañana, un horario en el que está repleto de público, habría sido una tragedia", explicó una persona que trabaja en el lugar.

Una vez en la calle los ladrones volvieron a dividirse. Dos se fueron en una moto que los esperaba por Sarmiento más allá de la esquina con Garay. Por esta última, a la altura del 1181, quedó estampada una mancha de sangre que podría ser de uno de los ladrones. "Uno de los ladrones cojeaba, pero no sé si era por que se dobló un tobillo o porque tenía un balazo", dijo un vecino. A esa altura los delincuentes sorprendieron a un automovilista que manejaba un Honda Accord azul y se llevaron el vehículo. Cerca de las 17 el auto fue abandonado en Viamonte al 3600.

Pasadas las 20, un joven de 20 años identificado como Damián Cejas, de 20 años, ingresó a la guardia del Clemente Alvarez con un disparo en el abdomen. "Creemos que es el que saltó por la ventana de la capilla", confió un pesquisa. El muchacho, que tiene antecedentes en jurisdicción de la 15ª y quien vive en villa La Lata, "esta gravísimo", comentó la fuente.
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La zona de la capilla, donde se parapetó un ladrón a los balazos.

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El sangriento antecedente del Provincial, en 1993


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