Colapso. La estructura cayó sobre las mesas en pleno mediodía y por fortuna había pocos comensales

El cielo raso de un bar se desplomó sobre una pareja y dos empleadas

La cocinera y su ayudante quedaron atrapadas durante 40 minutos y dos ancianos sufrieron heridas leves

Diego Veiga / La Capital

Una pareja de ancianos resultó herida y dos mujeres quedaron atrapadas cuando se derrumbó el cielo raso de un bar céntrico. El accidente se produjo ayer al mediodía y por fortuna no causó mayores daños, ya que al momento del colapso sólo había en el lugar dos comensales y tres empleados del bar.

Habían pasado pocos minutos de las 12 cuando un hombre, de 89 años, y su compañera, de 69, se disponían a almorzar en el bar La Recoleta, un local que funciona como casa de comidas, restaurant, tenedor libre y parrilla a las brasas en Rioja 1287, en el corazón del microcentro rosarino.

En el fondo del local de unos 15 metros de largo trabajaban dos mujeres de entre 30 y 40 años, que se desempeñan como cocinera y ayudante de cocina. Adelante, en tanto, el encargado estaba supervisando las mesas.

De repente, algo cedió y el cielo raso se desplomó sobre los comensales y los empleados. Así, la pareja de ancianos quedó tapada por los restos de madera y chapa, el encargado alcanzó a salir y las dos mujeres quedaron atrapadas en el fondo.

"No alcancé a entrar, de repente todo se cayó y las chicas quedaron adentro", contó ayer una de las mozas que trabaja en el bar y que se disponía a tomar su turno cuando colapsó el cielo raso.

Visiblemente conmocionada, la joven tomó su celular y se comunicó con las compañeras que estaban dentro del local. "Me dicen que están bien, pero no pueden salir", contó mientras una dotación de Bomberos Zapadores ya trabajaba en el lugar con el objetivo de rescatarlas.

Unos minutos antes, bomberos y personal de la Central de Emergencias del municipio habían logrado sacar del bar a la pareja de ancianos, que fue atendida por paramédicos del Sistema Integrado de Emergencias Sanitarias (Sies) ya que sufrieron "escoriaciones y lesiones leves". La cocinera y su ayudante, en tanto, fueron rescatadas hacia las 12.50. Nerviosas, aunque sin lesiones, se quedaron unos minutos en el lugar y después se retiraron a sus domicilios.


De pocas palabras
A unos metros del lugar y cubierto de hollín, el supuesto encargado del bar eludió a los medios y se refugió en el silencio. Es más, hasta se cambió de ropa para evitar ser identificado.

"Yo veía que eso se iba a venir en banda, se lo dijimos, pero nunca hizo nada", se escuchó decir entre los empleados del bar.

Lo cierto es que el hombre parecía más preocupado porque los trabajadores no hablaran con los medios de comunicación que por el estado de salud de quienes habían quedado atrapados unos cuarenta minutos dentro del local.

Sigilosamente, y mientras las cámaras intentaban captar imágenes de los ancianos heridos a bordo de la ambulancia, reclutó al personal del bar en un local vecino, les habló durante unos minutos y luego todos se retiraron en silencio.

La zona fue cerrada con cintas de seguridad y el personal de Tránsito estableció desvíos en la intersección de Mitre y Rioja. Así, y si se tiene en cuenta el momento del día en que se produjo el accidente y la zona neurálgica de la ciudad, los problemas que ocasionó en la circulación no fueron menores.

Agentes de la Guardia Urbana Municipal (GUM) intentaron calmar los ánimos de peatones y automovilistas, a quienes los desvíos no les hicieron mucha gracia.

Los mayores inconvenientes se vivieron en Rioja a la altura de San Lorenzo, donde se instalaron los inspectores y empezaron a desviar el tránsito. En tanto, en la esquina de Mitre y Rioja, los bocinazos se convirtieron en moneda corriente. Es que allí confluyen varias líneas de colectivos, algunas de las cuales doblan por Rioja y debieron modificar forzosamente sus recorridos.

El problema no fue sólo para los vehículos. Otros que tuvieron inconvenientes fueron los peatones, ya que también se impidió el paso de ellos en toda la cuadra de Rioja entre Mitre y Entre Ríos.

Una de las pocas que pudo atravesar el celoso cerco que establecieron los agentes de la GUM fue una vecina que vive en una de las casas linderas al bar del derrumbe. Preocupada y con su pequeño hijo de la mano, preguntó insistentemente si su vivienda no corría también peligro de derrumbe, lo que fue descartado por los inspectores de Obras Particulares que llegaron hasta el lugar.

A su lado, una chica que reparte volantes del bar en toda la zona del microcentro no se cansó de preguntar por la salud de sus compañeros.

Un edificio centenario
El bar La Recoleta ocupa la planta baja de un centenario edificio que se alza en Rioja entre Mitre y Entre Ríos y suele ser utilizado como bar al paso por quienes trabajan en el microcentro.

Se trata de un local rectangular de unos 15 metros de largo en cuyo sector delantero y más cercano a la calle tenía desplegadas unas 20 mesas. La parte posterior del local, en tanto, es el área en el que está ubicada la cocina -donde ayer quedaron atrapadas dos empleadas- y hacia el fondo cuenta con un patio.

Según constató ayer el personal de Obras Particulares, el cielo raso se desprendió en todo el bar y cayó directamente sobre las mesas y la cocina. No obstante, el lunes elevarán un informe técnico con las posibles causas que originaron el derrumbe (ver aparte).

Por fortuna, no pasó a mayores. A juzgar por el horario en el que se desplomó el cielo raso, no fueron pocos los que ayer se preguntaron cómo fue que sólo había una sola pareja almorzando en el lugar.

El techo del local de Rioja 1287 se vino abajo.