Año CXXXVIII Nº 48917
La Ciudad
Política
Información Gral
Opinión
El Mundo
La Región
Policiales
Cartas de lectores


suplementos
Ovación
Señales
Escenario
Turismo
Mujer
Economía


suplementos
ediciones anteriores
Turismo 23/10
Mujer 23/10
Economía 23/10
Señales 23/10
Educación 22/10
La otra mirada 22/10
Salud 19/10

contacto

servicios
Institucional

 domingo, 30 de octubre de 2005  
La pista de vuelo del condorito

El Parque Nacional Quebrada del Condorito es un territorio de 40 mil hectáreas que además de ser el lugar donde los cóndores enseñar a volar a su pichones es parte de la reserva hídrica provincial Pampa de Achala, que ocupa 145 mil hectáreas y abastece de agua al 80 por ciento de Córdoba.

A 60 kilómetros de Mina Clavero, por el Camino de las Altas Cumbres, se encuentra el parque nacional declarado como tal en 1996. Actualmente se está finalizando la construcción de un centro de servicio de información al turista que será atendido por los guardaparques.

El gobierno nacional, además, prevé la creación de un camino para habilitar el ingreso de vehículos ya que hasta ahora sólo se puede visitar caminando, y la construcción de un centro de recreación con bares y confiterías. La obra es llamada entre los lugareños un "área de sacrificio", ya que la naturaleza perderá terreno, pero se prevé que posibilitará el aumento de los siete mil visitantes anuales que hay en la actualidad a 50 mil, según explicó el guía de montaña Roberto López.

Si bien las obras ya se licitaron dos veces, y quedaron desiertas porque las autoridades provinciales consideraron que los inversores presentaron sobreprecios, se espera que en dos o tres años el parque esté renovado.

La Quebrada del Condorito alberga alrededor de cuarenta ejemplares que se pueden ver planear a pocos metros de distancia, sobre las profundas quebradas de roca desnuda. Es el sector del parque de vista obligada y consiste en una gigantesca grieta en forma de V, de unos 800 metros de profundidad y 1.500 metros de separación entre la parte superior de sus paredes donde los cóndores adultos enseñan a volar a sus pichones.

Un momento único, aunque no muy frecuente según los guías y guardaparques, es observar planear a un cóndor pequeño secundado por sus dos padres. Un avistaje inusual que impresiona al descubrir la precisión del vuelo.

Pero el cóndor serrano no es el único habitante autóctono del parque, hay catalogadas otras diez especies endémicas entre las que se destacan el lagarto verde y el zorro colorado. Además del avistaje de aves se pueden realizar safaris fotográficos y observación de flora y fauna. En el área se encuentran pastizales y bosques de altura donde coexisten el tabaquillo, que puede alcanzar los siete metros de altura, y el orco molle. El zorzal chiguaco y el chorlo cabezón son algunas de las especies características de la zona.

Los adeptos al trekking encontrarán en esta reserva un circuito excelente para despuntar el vicio. Eso sí, recuerden llevar un equipo adecuado, tipo "capas de cebolla", como explica Roberto López, porque en la mañana el frío se hace notar, al mediodía el sol aprieta y por la tarde se comienza a sentir el descenso de la temperatura.

Las siete horas de caminata por el parque pueden dejar exhausto a más de un viajero pero valen la pena.
enviar nota por e-mail
contacto
Búsqueda avanzada Archivo

Ampliar FotoFotos
Ampliar Foto
Mirador. La espera retribuye cuando los pichones con sus padres irrumpen en vuelo.

Notas Relacionadas
Mina Clavero: la tierra de los brillos


  La Capital Copyright 2003 | Todos los derechos reservados