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 domingo, 30 de octubre de 2005  
Después de las urnas. Un análisis sobre los últimos sondeos de opinión en Santa Fe
Los comicios dejaron vencedores y vencidos entre los encuestadores
Los estudios de la UAI y de Ventroni-De Jesús marcaron con mayor certeza el destino del voto popular del domingo

Carlso Colombo / La Capital

Terminadas las elecciones y con los resultados a la vista, viene la hora de los balances. Para los triunfadores se abre un período de festejos y a los perdedores los espera la autocrítica (no siempre) y los pases de facturas (de hecho ya aparecieron algunas acusaciones cruzadas dentro del Frente para la Victoria). Pero también queda para el análisis los datos que fueron volcando diferentes encuestadores que -en su gran mayoría- trabajaron para algún candidato, es decir: cobraron de algún sector político. Si bien hubo números muy similares a los que arrojaron las urnas, hubo otros tan sorprendentes que ponen el duda el rigor científico de esos trabajos de campo.

Para los pasados comicios legislativos La Capital decidió no publicar ninguna encuesta ya que los distintos sondeos que fueron llegando a la Redacción desde que se inició la campaña proselitista mostraban tantas diferencias entre sí que sólo aportarían confusión al lector en lugar de marcar una tendencia de cómo se iba posicionando el voto.

Aunque no se publicaron, esos estudios fueron cuidadosamente guardados para cotejarlos con el veredicto de la urnas. A una semana del pronunciamiento ciudadano, La Capital da a conocer las que fueron las últimas mediciones de intención de voto de varios encuestadores.

Asimismo, es oportuno recordar las palabras de Raúl Aragón, director del Programa de Estudios de Opinión Pública de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), publicadas en La Capital el 8 de octubre: "Los analistas de opinión que trabajan para un determinado candidato están obligados a publicar su encuesta con alguna manipulación que tienda a construir una imagen de éxito o de crecimiento del candidato que le está pagando".

No es casualidad entonces que fuera la encuesta que realizó la UAI, que no midió para ningún candidato, la que resultó prácticamente un calco de lo que mostraron las urnas el domingo a la noche.

Proyectando a los indecisos, la UAI estimó que Hermes Binner, candidato del Frente Progresista, iba a obtener el 43,39 por ciento de los votos, mientras que Agustín Rossi, del Frente para la Victoria, se alzaría con el 33,77.

Abiertas las urnas los votos dijeron: 42,85 por ciento para Binner, contra el 33,17 para Rossi. Si se tiene en cuenta el error muestral de toda encuesta, los números son exactos.

Otra encuesta que mostró guarismos muy cercanos a los que finalmente se dieron fue la realizada por Nora Ventroni y Vanina de Jesús: 41,40 por ciento para el Frente Progresista y 31,40 para el Frente para la Victoria.

Ventroni-De Jesús son empleadas de la Dirección de Comunicación Social de la Municipalidad y trabajaron para Binner, y fueron las encuestadoras que denunció Rossi durante su discurso del acto del 17 de octubre poniendo en duda sus números (ver aparte).

En el lado opuesto aparece el santafesino Horacio Robustelli, quien dijo que se iba a imponer Rossi, con el 39,68 por ciento de los votos, a Binner, quien conseguiría el 37,42%. La realidad marcó que este encuestador -que en elecciones anteriores había obtenido resultados ajustadas con los votos- se equivocó lejos, no sólo con los números, sino -y fundamentalmente- con el orden de los candidatos.

El encuestador nacional Julio Aurelio, un hombre reconocido por sus propios colegas, también cometió errores -o no fue tan preciso- en su medición. Le adjudicó a Binner el 38,20 (5,5 puntos menos de los obtenidos) y a Rossi el 26,20 (7 puntos menos que el 33,17 que sacó).

Por su parte, Néstor Murillas (durante años trabajó para Carlos Reutemann) entregó un sondeo que le daba a Binner el 35,94 por ciento (casi 7 puntos menos) y a Rossi el 33,84, que coincidió con los votos que obtuvo.


Aparecen más errores
Debajo de Binner y Rossi, el voto de los ciudadanos le otorgó un 6,19 por ciento a Alicia Gutiérrez, del ARI; un 4,26 a Héctor Cavallero (Frente por la Justicia y el Progreso Social), 3,32 a Carlos Favario (Partido Demócrata Progresista), 1,82 a Luis Rubeo (Frente Popular) y 1,70 a Carlos Castellani (PRO).

Aquí la mayoría de las encuestas marcan errores, algunos muy groseros, aunque esto puede atribuirse a la polarización que se dio entre los candidatos del Frente Progresista y del Frente para la Victoria en los últimos días y al corte de boleta que se evidenció en muchas mesas.

Para la UAI, Cavallero medía 8,53 por ciento, Gutiérrez 7,69, Favario 2,52, Rubeo 2,04 y Castellani 1,68.

Según Ventroni-De Jesús, Cavallero y Gutiérrez estaban empatados en el 7 por ciento. Mientras que para Julio Aurelio ambos candidatos igualaban con el 10,7 por ciento cada uno.

Robustelli -otra vez lejos- dijo que Gutiérrez estaba en el 16 por ciento, Cavallero 2,39, Favario 1,80, mientras que Rubeo y Castellani empataban con el 1,25. A Murillas los números le marcaron 9,94 para el ARI y el 6,76 para el Frente por la Justicia y el Progreso Social.

Evidentemente las encuestas son una herramienta importante en el marketing político, pero más de un encuestador tendrá que revisar el campo donde sale a realizar las muestras si no quiere volver a pasar un papelón dentro de dos años.
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El cuarto oscuro también dirimió la "interna" de los encuestadores.

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