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 domingo, 30 de octubre de 2005  
Entrevista. María Seoane está seducida por el estilo K
"El Frente para la Victoria liderará la centroizquierda"
La periodista e historiadora porteña ve al socialista Hermes Binner integrando ese espacio junto a Kirchner

Rodolfo Montes / La Capital

Periodista, investigadora, ensayista e historiadora. Aunque antes de cualquier rótulo, hay en María Seoane una mujer apasionada con la suerte de la Argentina. Desde siempre puso el cuerpo como soporte ineludible de su palabra escrita. Se exilió en Italia en los setenta, escribió las biografías más leídas de Videla ("El dictador") y de Santucho ("Todo o nada") e incursionó en el ensayismo con sólidos trabajos como "El saqueo de la Argentina" y "Argentina, el siglo del progreso y la oscuridad".

Desde su box en la redacción del diario Clarín, en el barrio de Constitución, Seoane analizó en exclusiva para La Capital cómo quedó el panorama político después del último domingo electoral. "Entramos en una nueva etapa histórica", arriesga.

-¿Qué cambió en la Argentina para hablar de nueva etapa histórica?

-La razón es que el modelo económico cambió. Es distinto al que dominó en los noventa. El modelo económico actual está basado en la tradición argentina del siglo XX. Se trata de un Estado con economía mixta que mira al mercado interno. Con control desde el Estado hacia el mercado. Y ya se ven resultados -modestos- de baja en el índice de desempleo y también de la pobreza e indigencia.

-Sin embargo, en la puja distributiva pareciera que van ganando los mismos sectores de siempre.

-Eso sí, y es un problema muy serio. La concentración de riqueza no se modificó. El gobierno a estas horas parecería que está planteando una nueva etapa donde se profundizaría una política que empiece a resolver el problema de la distribución del ingreso en la Argentina.

-¿Entiende que la Casa Rosada, en especial desde el último domingo, expresa una alianza con la decisión, fuerza y capacidad políticas necesarias para transferir excedentes desde los estratos superiores a los más pobres?

-Creo que empezó a procesarse en términos de crisis política el final del modelo de acumulación que estalló en 2001, el que había nacido en el 76. Estamos en el final de la democracia asociada al modelo neoliberal, la democracia taciturna, vaciada de contenido. Los partidos políticos sufrieron una crisis de representatividad muy violenta a propósito de sus políticas gravosas para las mayorías populares. Esto no es lineal, y cabe la excepción, que fue transitoria, del espejismo de la convertibilidad, que ofreció una sensación de bienestar y estabilidad mentirosa.

-En el caso del radicalismo es evidente su declinación, pero ¿cuál es la situación del peronismo, a propósito de la crisis de representatividad?

-Diría que en el peronismo no había ocurrido una verdadera renovación política desde los años 70, cuando estaba en el llano y llegaron las nuevas generaciones de jóvenes. En el 83, los cambios en el peronismo vinculados a la derrota electoral fueron cosméticos. La modélica de inspiración neoliberal siguió en pie.

-Sin embargo, el cafierismo en los 80 expresa un matiz socialdemócrata antes que neoliberal.

-En lo político, pero no así en lo económico. Además, ese proceso habilita la hegemonía de Carlos Menem, donde sí el neoliberalismo se desata con toda la fuerza.

-Menem se apoderó del partido, los símbolos y los votos. ¿Por qué no habría sido parte del peronismo?

-Menem no fue renovación del peronismo, fue su negación. No fue "peronismo conservador", fue "conservador" a secas.

-Retomando, y desde el domingo 23 para aquí, ¿ve una renovación genuina en el peronismo?

-Estamos en presencia de una verdadera renovación política del peronismo. El domingo 23 fueron derrotados los viejos parámetros, aquello que se inició con el proceso político del 76. El Frente para la Victoria tiene un núcleo dominante de reivindicación de los contenidos históricos y de renovación del peronismo.

-En términos de resolver la descomunal crisis social argentina, ¿qué efectividad podrá tener esa política de volver a las fuentes del peronismo hoy en 2005?

-Eso se comenzó a ver con más empleo, con más presupuesto en cultura, con la participación del Estado en la creación de empresas mixtas. De todos modos (Néstor) Kirchner no es (Hugo) Chávez, y lleva adelante una política más cauta y no antiprivatista. Se crean instrumentos del Estado en paralelo a la economía privada, como el caso Enarsa.

-¿La cautela tiene que ver con debilidad política o es un tema de convicción?

-No sabemos, pero mucha de la debilidad política del gobierno de Kirchner fue superada el domingo 23, con más del 40% de los votos.

-¿Cómo queda (Roberto) Lavagna en el esquema de Kirchner? ¿Es el hombre indicado para una hipotética segunda etapa destinada a combatir la distribución de ingresos regresiva que hoy sigue vigente?

-Absolutamente, Lavagna es el hombre indicado. Los 25 años desde el 76 hasta el 2001 fueron disruptivos respecto de las matrices históricas de desarrollo de la Argentina. Lavagna integró el equipo de (José Ber) Gelbart, el último equipo económico no neoliberal que tuvo el país. Es obvio que Lavagna vive el día de hoy y no está repitiendo recetas de 1973, pero tiene una cabeza ligada a un desarrollo argentino industrialista, de mercado interno, negocia la deuda de otro modo y, entre otras cosas, mejora la recaudación. Me parece que hay decisión política y sanidad en los actos económicos.

-¿La supuesta cercanía de Lavagna con el duhaldismo es más mito que realidad?

-Creo que no hay puja política con Lavagna. Kirchner no aceptaría un ministro que puje con él. Veo total acuerdo en las políticas entre Kirchner y Lavagna.

-¿Cuál es el panorama que dejó el domingo en los campos no peronistas, como el caso del triunfante Hermes Binner en Santa Fe?

-Estoy convencida de que acá se perfilan dos espacios de coaliciones, a la derecha y a la centroizquierda. Son dos bloques que se coaligan por intereses. Quedarán (Mauricio) Macri y (Jorge) Sobisch por un lado y la centroizquierda, hegemonizada por el Frente para la Victoria, por el otro. No veo otro juego posible. Tal vez lo más complicado para el 2007 sea la Capital Federal, donde la centroizquierda deberá encontrar un candidato único y fuerte para no cederle el territorio a Macri. Esa va a ser la "madre de todas la batallas del 2007".
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La periodista e investigadora analizó el panorama político.

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