Regional del Litoral

Jockey, con actitud y orden, superó a Duendes

Pablo F. Mihal / Ovación

Era un clásico y como tal el resultado era incierto. No importaba cómo Duendes y Jockey llegaban a la cita, había que jugarlo. Lo único que se podía prever era que serían ochenta minutos donde el corazón jugaba su propio partido. Y lo ganó Jockey, que con mucha actitud llevó por delante a Duendes y se impuso por 23 a 13 en la segunda jornada de las finales del Torneo Regional del Litoral 2005 abriendo un gran paréntesis en la definición.

Hubo varios aspectos para destacar en el ganador. Quizás el más importante fue la serenidad que tuvo aún en los momentos más apremiantes. Supo, desde el arranque del partido, manejar la ansiedad y tuvo la madurez necesaria para afrontar un clásico de esta talla (más en una ronda decisiva) donde no se regala nada.

El verdiblanco arrancó con viento en contra y le costó algunos minutos poder hacer pie en campo. Aguantó el asedio de Duendes que, en los primeros instantes, tuvo dominio territorial pero careció de inteligencia para burlar la buena defensa que le presentó su rival.

Durante el primer tiempo, en lugar de utilizar el viento como aliado para ubicar el juego cerca del ingoal verdiblanco y provocar el error, Duendes prefirió plantear una lucha de forwards, jugar al maul y navegó en la intrascendencia ya que a través de esa formación no generó peligro.

Jockey, en la vereda de enfrentó esperó y cuando pudo dar vuelo a la pelota le hizo sentir que, cuando muchos lo daban por muerto, estaba bien vivo. El try de Bosco fue la mejor prueba.

Lentamente el equipo de Fisherton fue equilibrando la balanza. Duendes que tenía medianamente controlado el campo empezó a sentir las intervenciones de un Nico Vergallo que ayer estuvo endemoniado.

El parcial terminó 7-5 favorable a la gente de Fisherton, lo que no dejaba de ser un dato menor ya que restaban sólo cuarenta minutos y en ese período tendría el viento de su lado.

Arenga de por medio, Duendes salió en el complemento con toda la furia. Farré y Gattarello visitaron el ingoal verdiblanco y cuando todo pareció que Duendes liquidaba el pleito, llegó la reacción de Jockey que volvió a poner sus cosas en orden.

La experiencia del Darda del Castillo, el desparpajo de Vergallo, la seguridad de tener un pateador confiable en Tomás Pucciariello empezaron a ser demasiado para un Duendes que no encontraba el rumbo.

Jockey manejó mejor la pelota, tuvo una buena recuperación pero fundamentalmente creyó en sus propias fuerzas. Se tuvo fe, fue al frente y terminó dando vuelta un cotejo al que le sobró emotividad.

El mejor resumen del partido lo dio el Mago Cansino al final: "Esto es una cuestión de hambre, y se llena el que come primero". Nada más ilustrativo. En ese sentido ayer fue Jockey el que llegó con más hambre. Por eso tuvo su premio.