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 sábado, 22 de octubre de 2005  
Un programa de Unicef trabaja para evitar la repitencia en los primeros años escolares.

Un programa impulsado por Unicef de Argentina y la Asociación Civil Educación Para Todos trabaja para evitar la repitencia de los primeros tres años de escuela y diseñar, junto a los docentes, estrategias para que estas experiencias educativas, sean exitosas y placenteras para los niños.

Según señalan los especialistas que integran el programa, aprender a leer y escribir es un proceso que, a veces, requiere más de un año de trabajo como indica el calendario escolar, sobre todo entre los niños que tienen poco acceso a libros, revistas y textos o provienen de familias en donde la lectura no es una práctica habitual. La respuesta más frecuente que dan las escuelas en estos casos es la repitencia: los niños que no alcanzan ciertos objetivos al terminar primer grado -como leer, comprender y escribir algunas palabras- tienen que volver a cursarlo al año siguiente.

No obstante, los especialistas en educación sostienen que repetir los primeros grados de la escuela primaria es una experiencia traumática que lejos de fortalecer a los niños, los perjudica y les deja una fuerte sensación de fracaso que contribuye a disminuir su desempeño en los grados siguientes y, a largo plazo, propicia el abandono.

Sobre esta problemática es justamente sobre la que trabaja el programa "Todos pueden aprender".

"La alfabetización sienta las bases para toda la experiencia educativa", afirmó la consultora del área de educación de Unicef Argentina, Elena Duro, y explicó que de la confianza y la seguridad con que los niños aprendan a leer y escribir, depende buena parte del proceso escolar posterior.

El programa educativo abarca a unos 20 mil niños y se implementa -desde el año pasado- en Tucumán, Chaco, Misiones y Jujuy, cuatro provincias que según datos oficiales, tienen altos índices de repitencia.

En tanto, la presidenta de la Asociación Civil Educación Para Todos, Irene Kit, explicó que la pobreza está vinculada a las dificultades que tienen los niños para empezar a leer y escribir "porque suelen provenir de hogares donde se lee y escribe muy poco y no se tiene presupuesto para ir al cine, al teatro, comprar libros y consumir bienes culturales".

Para uno de los coordinadores del proyecto, Hugo Labate, "la oferta cultural es la que impulsa al sujeto para leer y escribir".

El estímulo genera el desarrollo y la escuela es la institución que tiene que suministrar esos estímulos culturales que faltan en algunas familias, para que todos los niños empiecen su escolaridad en iguales condiciones.

Es por eso que los coordinadores del proyecto hablan de "ciclos" y no de grados y sostienen que el proceso de alfabetización dura, al menos, entre 2 y tres años.

El trabajo es con los docentes con quienes se diseñan estrategias -de acuerdo a las necesidades y características de cada lugar- para que la enseñanza de las primeras letras no sea "mecánica" ni se base en separar y repetir sílabas sin sentido y los niños, tengan más herramientas a la hora de aprender y lo hagan convencidos de que la alfabetización, es una verdadera llave de acceso a la cultura.

Entre otras propuestas, los coordinadores sugieren que los maestros lean cuentos en clase, organicen visitas a la biblioteca, proyecten películas subtituladas, armen murales en la escuela con carteles, lleven a clase los productos escritos que circulen en la comunidad y les enseñen a los niños a redactar cartas.

El proceso dura por lo menos dos años, durante los cuales nadie repite. La estrategia se denomina "promoción asistida": aquellos niños que tienen más dificultades para leer y escribir o no alcanzaron los objetivos que se supone, deberían incorporar en el primer grado, continúan con el curso siguiente y trabajan más para superar las dificultades.

En Tucumán y en Jujuy, por ejemplo, los estudiantes del profesorado de magisterio y los docentes recién recibidos se acercan a las escuelas, una vez a la semana, para trabajar con los niños que tienen dificultades o toman el curso a su cargo por algunas horas y dejan que sea el maestro quien les dé clases de apoyo.

En tanto, las escuelas de Misiones y Chaco designaron un docente que les da apoyo escolar a contraturno.

Quienes trabajan en el proyecto afirman que los resultados son muy auspiciosos. Los niños no sólo mejoraron su rendimiento escolar, sino que además, continúan estudiando con sus compañeros de curso, reforzaron sus lazos de pertenencia a la escuela y sienten que pueden aprender.
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