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 miércoles, 12 de octubre de 2005  
Delito tercerizado. Vecinos de barrio Tablada advirtieron un atraco en pleno mediodía y llamaron al Comando
Otra vez saquean una casa y llaman a un flete para transportar las cosas
Los ladrones barretearon la puerta y apilaron los objetos para hacer dos viajes. Hicieron uno y llegó la policía

La mudanza que contemplaban ayer al mediodía los vecinos de barrio Tablada tuvo los ingredientes distintivos de una película de Fellini. Aprovechando que la dueña de casa, una mujer de 76 años, dormía en lo de uno de sus hijos, dos jóvenes ladrones ingresaron a una vivienda de Juan Manuel de Rosas al 3600. Rompieron dos puertas y prepararon varios objetos de valor, pero les faltaba algo vital: en qué llevarlos. Fue así que llamaron por teléfono a una empresa de fletes. "Necesitamos una camioneta para hacer una mudanza", dijeron. De buena fe, el fletero transportó los muebles, le pagaron y se fue. Alertados por los vecinos, una hora más tarde, efectivos de Patrulla Urbana pudieron recuperar lo robado en una casa de pasillo en Ayacucho al 4100.

"El chofer no está y no queremos que nos hagan publicidad", dijo ayer por la tarde un hombre con entendible voz de mando en la agencia de la que partió el fletero. Alrededor del operador, media docena de choferes esperaban trabajo por 14 pesos la hora. Con ese contexto y con varias familias para alimentar, cuando pinta un viaje se hace. Fue así que por teléfono se requirió una camioneta para hacer una mudanza en Juan Manuel de Rosas entre bulevar Seguí y 24 de Septiembre.

El operador levantó la cabeza y le dio el viaje al chofer que esperaba. Eran las 11.30. El fletero llegó y se encontró con muebles a medio sacar en un pasillo. "Lo que pasa que la tía (por la dueña) nos cobra mucho de alquiler y por eso nos vamos", dijo un muchacho que esperaba en la vereda. Junto a él estaba una mujer "muy joven", como la definió una vecina. Así fue que en la camioneta con caja de madera subieron dos televisores "de los viejos, año ochenta", como lo definió uno de los hijos de Rosa, la dueña de lo robado. Así se fueron amontonando en la caja del vehículo dos conversores de los televisores, dos radiograbadores, ropa, zapatillas y un reloj de pared made in China.

El fletero notó que el ambiente estaba enrarecido. Varios vecinos murmuraban y cuando los comentarios comenzaban a hacerse notar el que requirió el viaje dio la orden de partir. "¿A dónde vamos", preguntó el chofer. "A Ayacucho al 4000, entre Doctor Riva y Centeno", le respondió el joven. Cuando llegaron al lugar, una zona dominada por los pasillos, descargaron los elementos en la vereda y le pagaron el viaje al fletero: 14 pesos. "Mirá que tengo otro viaje", le dijeron, pero el chofer se fue. Su trabajo había concluído.

Mientras los muebles se apilaban en Ayacucho 4023, a ocho cuadras de ese lugar, los vecinos sobre Juan Manuel de Rosas no aguantaron más y llamaron al Comando Radioeléctrico. A los pocos minutos, un móvil de Patrulla Urbana estaba en el lugar. Los efectivos desandaron un par de metros por el pasillo sin puerta por la que minutos antes habían salido los muebles y se encontraron con vidrios rotos y una puerta barreteada. Los vecinos repetían que allí vivía doña Rosa. La mujer se había ido a almorzar el lunes a lo de Pedro, uno de sus dos hijos que vive en el centro, y no había regresado.

Cuando la familia de doña Rosa -que pidió preservar su apellido-, llegó a la casa encontró el interior "como si hubiera pasado un terremoto", como lo definió una de sus nueras. "Estos tipos querían plata y acá dinero no hay", advirtió la esposa de Pedro. "La casa es segura. Tiene tapial hasta el toldo metálico, hay una puerta muy sólida en el pasillo y otra antes de bajar la escalera (desde la terraza). Pero, ¿qué es seguro hoy?. Los tipos barretearon la puerta y se metieron por el ventiluz de la habitación", contó Omar, el otro hijo de la víctima.

La casa mostraba en sus estructuras las huellas del escruche. La puerta que da al pasillo estaba literalmente doblada en uno de sus extremos superiores y arrancada de la pared. En el patio de la casa la familia y, especialmente doña Rosa, recibía el pésame por un robo que frustraron sus vecinos llamando a la policía. "Tenían todo preparado para hacer otro viaje", dijo con resignación Rosa, una mujer que se niega a dejar el barrio en el que vivió toda su vida. "Tenían preparado hasta el perro (de peluche casi de tamaño natural) y el juego de living para llevarse en el segundo viaje", dijo la mujer.

Por el hecho quedó detenida en la seccional 16ª una chica de 16 años que estaba en la casa de calle Ayacucho cuando llegó la policía. "La piba hizo pasar a los uniformados y cuando le preguntaron por las cosas dijo que no sabía", explicó un pesquisa. Los vigilantes están ahora tras los pasos de un hombre de 22 años.
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Los ladrones barrotaron la puerta para iniciar la "mudanza" del botín.

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